¿Piensas que la ficción criminal femenina es
más rosa que negra? Eso es que no conoces a Ribas. Rosa Ribas.
Rosa Ribas nació en Prat de Llobregat en 1963. Estudió Filología hispánica en Barcelona, pero desde 1991 reside en Frankfurt. Tras años de carrera universitaria, abandonó la investigación por la escritura para sublimar las irrefrenables pulsiones homicidas que le despertaba el cainita mundo académico. Tal vez por eso, actualmente es una de las criminales más letales del panorama literario ibérico.
Y es que, desde que debutó en el género en
2007, Ribas se ha confesado autora material de cerca de diez delitos ficticios
(de los de sangre, solo existen indicios). No obstante, ante su camaleónico modus
operandi, resulta difícil encontrar un patrón, más allá de que sus crímenes están
protagonizados por mujeres.
Mujeres valientes e independientes que tendrán
que luchar contra viento y marea, juicio y prejuicio, para hacerse un hueco en
un mundo de testosterona. Mujeres como la comisaria hispano-germana Weber–Tejedor
que ha protagonizado cuatro novelas hasta la fecha, o Irene Ricart, La detective miope (2010). Una delirante
investigadora privada que, recién salida del psiquiátrico, pretende atrapar a
los asesinos de su familia aplicando la teoría de los seis grados de
separación. Resolviendo cinco casos al azar, aparentemente tan ilógicos y alocados
como su misión, en una ciudad condal de fauna más digna de habitación acolchada
que la propia narradora.
Aunque sin duda, El máximo exponente de esta
lucha por la igualdad de género en el negro es Ana Martí, la protagonista de
este fragmento y la exitosa trilogía compuesta por Don de Lenguas (2013, Premio Novelpol 2014), El gran frío (2014) y Azul marino
(2016, Premio Valencia Negra 2017).
Una serie que recrea con fidelidad, pero sin
alardes de documentación, la durísima España de los 50, y que conviene empezar
por el principio. Cuando Martí solo era una joven y novata periodista de
sociedad, a la que encargan cubrir la muerte de una aristócrata barcelonesa. Un
caso supuestamente sencillo, al que la policía franquista trata de dar
carpetazo, poco antes de un Congreso eucarístico en que el régimen se juega su
legitimidad internacional. Pero con ayuda de su prima, la eminente lingüista Beatriz
Noguer, Martí descubrirá algunas pistas que contradicen la versión oficial de
los hechos, con las que la plumilla espera conseguir una exclusiva y dedicarse
a lo que realmente le gusta, el periodismo de sucesos.
Otra novela de Rosa Totalmente distinta,
pero igualmente recomendable es Miss
Fifty (2015), con la que Ribas inaugura un nuevo sub-sub-género criminal:
el superthriller dramaticomicostumbrista.
Un superthriller, un folletín de
superhéroes, publicado originalmente por entregas, que hace honor a su nombre,
pues es una de esas novelas superglue de las que cuesta despegarse, de esas de
“venga, un capítulo más y lo dejo”, pero que al final no dejas hasta el último
capítulo.
Dramaticómico, pues su protagonista, Marta
Ferrer, es una cincuentona de Barna City, impaciente de cáncer, que en su
última sesión de radioterapia adquirirá superpoderes, y que por consejo de su
amiga Raquel, una divertida Asperger, se convertirá en “Miss Fifty”, la primera
superheroína de mediana edad de la historia de las historias.
Por último, pero no por ello menos
importante, estamos ante una novela costumbrista, que retrata algunos de los
problemas de la España actual, como los recortes en Sanidad, el paro juvenil… y
la vida en familia de su protagonista, las obligaciones de una mujer normal. De
una mujer que, cuando no está salvando el mundo de algún malévolo plan para
destruirlo, tiene que comprar tomate frito en el chino de la esquina, hacerse
cargo de su “Nini-ño de treinta años”, y de lidiar con los problemas de pareja
que conlleva la gran responsabilidad de tener grandes poderes.
Y esto es solo una pequeña muestra de la
versatilidad criminal de Rosa Ribas, la Rosa más negra de España (y parte del
extranjero).
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