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martes, 23 de agosto de 2011

Se ha escrito un (micro) crimen: 2x10 . Epílogo.

Como amenazaba desde hace días, aquí va la última entrega de nuestra primera micronovela.
La escribí para la cena de fin de curso, en honor de la novia cadáver, que estaba sorprendida y de cuerpo presente.
Pero, aunque la historia termina aquí, todavía me guardo alguna sorpresa más en el tintero.
Así que permaneced atentos, donde quiera que estéis.

Despertó aterrorizada.
Dios te salve, María.
Había soñado que su novio trataba de asesinarla… ¡con lo que le había costado encontrar uno!
Llena eres de gracia.
Tan sólo era una pesadilla- pensó.- Además,es sábado.
El señor es contigo.
Así que, duérmete, no sea que ligues y luego no rindas.
Bendita tú eres, entre todas las mujeres.
Pero no podía. Estaba incómoda, no era su cama.
Y bendito es el fruto de tu vientre.
No, no con ese dolor agudo y punzante en el estómago.
Jesús.
Gritó, al caer en la cuenta de dónde estaba.
Santa María.
Aulló, desesperada, a dos metros bajo tierra.
Madre de Dios.
Blasfemó el párroco, al oírla, interrumpiendo el rosario del día de todos los santos.
Ruega por nosotros, pecadores.
-¡Que alguien llame a un exorcista!-propuso el monaguillo, servicial y peliculero.
Ahora.
Por fortuna, alguien fue más cabal… y los bomberos llegaron primero.
Y en la hora
-¡Milagro, Milagro!-proclamó la beata del pueblo.
-Milagritos para los amigos- replicó, feliz, la resucitada, rumbo al hospital.
De nuestra muerte
Que no todos los días vuelve una a la vida, ni te hace el boca a boca un enfermero tan guapo.

Total, la venganza puede esperar…hasta mañana.
Amén.

viernes, 12 de agosto de 2011

And the winner is…

Tras un largo, larguísimo proceso de deliberación, tanto que me he visto forzado a reducir el número de integrantes del jurado para no alargarlo aún más, por fin, habemus ganador.
Antes de revelar su identidad, me gustaría dar las gracias, como coordinador de “Las Casas Ahorcadas” y administrador de este chiringuito virtual, a los seis participantes, en especial a todos aquellos que no asisten al club, por tomarse el tiempo y la molestia de participar en nuestro humilde certamen.
Y, sin más dilación, vamos a proceder a designar a nuestro ganador.
Sergio Vera, en calidad de vocal del jurado compuesto por Joseph Álamo, Luis Gutiérrez Maluenda y Verónica Martínez, declara ganadora del primer certamen de micro relato “se ha escrito un (micro) crimen” a…
¡Cristina Asensio!
¡Enhorabuena, Cris Marple!
Al tratarse de un miembro del club, la ceremonia de entrega tendrá lugar en algún momento de Octubre, en algún lugar de la biblioteca que, por motivos de seguridad, prefiere permanecer en el anonimato.

Por último, aunque sin duda sea lo más importante, allá va el esperado desenlace de nuestro primer microcrimen.

Las alarmas se dispararon la mañana del lunes. El inspector Casas no se había incorporado al trabajo tras el fin de semana, no se encontraba en su casa y tenía el móvil apagado.
El comisario convocó una reunión de urgencia con los que llevaban el caso de la biblioteca, como habían dado en llamarlo. Sebastián, muy apesadumbrado, repasaba con sus compañeros los últimos acontecimientos y actuaciones.
No salió nada definitivo de esas dos horas, aunque Sebastián no podía librarse de una idea: ¿Por qué el inspector tardó más de lo debido en pedir la autorización del juez para entrar en las viviendas de las víctimas? ¿Por qué accedió, sin renuencia, a que Mauricio investigara por su cuenta, dando por sentado que se trataba de un simple crimen pasional?
Después de cenar, decidió afrontar el insomnio con el libro que tenía empezado, un ejemplar de “El halcón Maltés” perteneciente a un lote colectivo, como todos los que le había proporcionado su amigo, de esos que leían en el taller de novela negra. Qué curioso, pensó, que hubiera una valiosísima figurita de por medio.
En el capítulo VII un párrafo lo sobresaltó, leyó con avidez y al pasar la página encontró una frase subrayada referida al mismo personaje, Flitcraft. “Se fue tal cual- dijo Sade- tal como desaparece un puño al abrir la mano”.
Corrió a la comisaría sintiendo el corazón desbocado. Entró en el despacho del inspector y se sentó ante el ordenador. Los dedos le temblaban mientras tecleaba “Flitcraft”. Fue un ábrete sésamo, buscando entre los archivos abrió “Sam Spade”. A medida que leía la estupefacción daba paso al horror.
“Hola amigo, si estás leyéndome es que has adivinado lo esencial y te mereces el resto. No sé cómo ni cuándo descubrieron mi lado oscuro pero me abordaron en la Semana Negra de Barcelona de 2007. Estaba allí con Domingo Villar, a quien conocía de Vigo, mi primer destino, y había asesorado en la creación del inspector Caldas.
Meses después llegó el encargo: vigilar a Mila, poseedora de una estatuilla de valor incalculable. Hace un año me apremiaron para que estrechara el cerco. Así monté el tinglado de Las Casas Ahorcadas para estar en contacto permanente con ella. Por Mila me enteré de que Ainoa de las Heras estaba decidida a que no le renovaran la beca. Eso truncaba mis planes. Fue fácil liquidar a esa imbécil envidiosa. Pero Salcedo precipitó los acontecimientos matando a Mila y el maldito cabrón con el que comparto existencia volvió a actuar. Mató a Tomé y Salcedo, jodiéndolo todo. Podría haberse controlado por una vez.
Antes de solicitar la orden judicial registré, sin éxito, la casa de Mila y recientemente también la de Leila, con idéntico resultado.
Ahora tengo que desaparecer. La Organización no perdona. Además, ¿cuánto tardarías con ayuda de Mauricio, en empezar a sospechar y llegar hasta mí? Hasta siempre”.
Las lágrimas fluían incontenibles, aliviando la presión de la garra que le atenazaba el corazón. Tendría que hablar con Leila, pensó.

PD: Dentro de poco, el epílogo.
PPD: Y en Octubre, más y mejor.

jueves, 4 de agosto de 2011

Una proposición no del todo indecente

Era martes, pero no había barco ni altar a la vista, así que estaba tranquilo.
Las librerías, desiertas, y los bares, superpoblados.
Como siempre.
En vez de libros, me encontraba rodeado de botellas.
Como nunca.
Tenía dos buenos motivos: La incombustible Cris Marple y su hija Noelia, un huracán azul que habría hecho ruborizar al Catrina.
Lo juro.
-¿Sabes qué regalé a mi madre por su último cumpleaños? Un fin de semana en unas cabañas rurales, aunque al final se rajó, la muy cobarde- normal, pensé, la Marple no ha nacido para la casa de la pradera, sino para la isla del negro-. Alguien moría, y los asistentes debían descubrir al asesino.
Fascinado, pero sin tiempo, decidí archivar la idea, dejarla madurar.
Luego, un buen día, mis neuronas, en vez de hacer algo productivo para variar, empezaron a darle vueltas al tema.
Y ahora, hechas las pesquisas pertinentes, os propongo, queridos negritos:
-¿Os gustaría ser detectives por una noche?
Interesados, dejad comentarios y firmas.