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jueves, 26 de diciembre de 2013

Ha nacido una asesina: Mata Mari.

Aquí va un delicioso microregalo de noirvidad de la Hampa, antes conocida como Ampoirot. O más bien de sus tripas.
Porque cuando las palabras destilan tanta rabia, tanta justicia poética, es que no salen del corazón ni del cerebro, es que salen de las entrañas.
Esperemos que no sean las últimas, y Mari vuelva a matar pronto.
Y no encontrárnosla en ningún callejón oscuro y solitario….

Volvía a casa cabreada. No debió salir esa noche, realmente no le apetecía. Tenía que trabajar eso de la asertividad. Si no te apetece salir, se dice “NO”, y ya está. Pero su amiga quería que la acompañase a no sé qué. Total, las mismas caras, los mismos sitios, la misma gente, y nadie interesante, como siempre.
 ¿Abandonar por eso su castillo? ¿La comodidad de su sofá? Imbécil. Para colmo, su amiga se había largado con ese impresentable con el que se encontraron “casualmente” y la había dejado plantada.
-¿No te importa volver sola, verdad?
- Pues claro que no, mujer. Si me viene bien un paseo hasta casa con el fresco para despejar la cabeza, y ya sabes que aquí nunca pasa nada.
Nunca pasa nada, nunca pasa nada. Claro que nunca pasa nada, ¿pero no era ella experta en romper todas las estadísticas de desgracias?
 Pues ahí estaba. Empezó a notar la presencia de alguien siguiéndola.
 Joder, con tacones…..lo de correr va a ser que no, y ya no eres tampoco una chavala. Su mente pensaba rápidamente, qué podía hacer, la navaja de Albacete la había sacado del bolso, desde que la poli multaba por ello.
 Vaya con la tontería, en su pueblo todos los abuelos la llevaban, nunca sabes cuando se presentará un almuerzo. Piensa, piensa.
Mientras tanto, los pasos se hacían más rápidos y cercanos. Qué cosa tan tonta, pasarle esto a ella. Quizá se alarmaba sin motivo, quizá era cualquier noctámbulo al que su amigo había dejado tirado y tenía que volver a casa a patita.
 Se sonrió. Pero la sonrisa se desdibujó, en el momento que notó como la agarraban por el cuello, y el acero buscaba encima del pecho izquierdo un hueco por el que penetrar.
 El acero entró y sintió calor, pero nada más. Esperaba que se le escapase la vida por ese boquete, pero no.
¡Qué raro!
 Y de pronto, recordó: No tenía corazón.
 Aquel gilipollas se lo partió en pedazos una y otra vez, hasta que no quedó nada.
Su atacante había bajado la guardia, esperaba que el cuerpo sin vida se deslizase entre sus brazos para caer.
 Cuando soltó el puñal clavado en el lado izquierdo y se acercaba, notó el ardor en sus entrañas.
 Aquella mujer tenía ahora su puñal y lo había clavado en su abdomen de abajo a arriba.
Se levantó, vio como se le había estropeado su abrigo favorito, mierda, limpió el puñal en el costado, total ya era para tirar, y se sintió francamente bien. Quizá aquello había sido una señal. Ahora veía cual sería su terapia: matar a los hombres que parten el corazón a las mujeres en sentido literal o figurado.

viernes, 13 de diciembre de 2013

INMACULADA

Inmaculada es gloria empresarial, la mecanógrafa y chica para todo que con don Onofre de factótum, iniciaron esta firma. Ahora, sesenta y ocho tacos de edad y cincuenta de cotización a la SS, sigue en el tajo. Jubilarla la matarla, a ella que presume, con razón, de no haber faltado al curro un solo día. Don Onofre murió hace veinte años. Ella, que asimiló la máquina de escribir eléctrica mas se negó a tocar un ordenador, esa diablura, mariposea aún por acá con andares de pato, bloc de notas, y bolsita de caramelos; mira, anota, y recoloca los papeles sobre las mesas de los demás sin permitir desorden pese a los enfados de los enmendados. Enfados silenciosos y sonrientes porque ella pareciera haber parido a los herederos de don Onofre, y ellos la respetan como si fuera Santa María Virgen y Madre. Además, a los empleados, casi cien, su única familia, nos cuida, se preocupa de la salud de cada cual y está siempre dispuesta a transmitir quejas anónimas a la superioridad, Medirá uno ochenta de altura y otro tanto de contorno de cadera. Como pesa más de ciento treinta kilos, casi todos ellos acumulados entre ombligo y tobillos, algunos insertan en su nombre la sílaba ens tras la eme. Ella nunca lo supo.
Cuando pretendí monopolizar el archivo tuve que ahuyentarla. Traje ratas muertas que declaré cazadas aquí, pero no bastaron media docena. Al fin le solté una viva cuando husmeaba indiscretamente, e Inmaculada mostró notables capacidad de aceleración y velocidad punta. Y no volvió. Después, cuando se incorporó Araceli, sospechó de la intensidad de nuestra amistad y primero le hicimos catar las mieles del amor, esa ausencia de su vida.
Una mañana encontró sobre su mesa un sobre con una escueta nota: “Verla todos los días tan ajena a mí me está matando” Se pasó el día en el departamento de personal estudiando las fichas de los mayores de sesenta años. Siguieron otras notas: “¡Si yo pudiera pasear a su vera…!” “Soñé con usted y desayuné mis lágrimas”…
Araceli y yo sospechamos que dedujo que su enamorado era el señor Nemesio y accedimos a su ficha: soltero, 63 años, Era alto, delgado, tímido y nervioso. Un discreto seguimiento nos reveló que vivía con su hermana.
Casi se desmaya la mañana en que encontró sobre su mesa un sobre a su nombre con una discreta nota: “Un corazón solitario no es corazón”. Puesto en alerta enseguida advirtió miradas complacientes y sonrisas melosas en Inmensaculada. Le entró el pánico. Desde entonces, si levantaba la mirada desde sus papeles, todas sus panorámicas estaban llenas de Inma. Incapaz de soportarlo, tramitó la jubilación anticipada. Las dos semanas siguientes Araceli trabajó a la desconsolada Inma con zalamerías. Así consiguió sentarse junto a ella en la comida de despedida de Nemesio. Allí le hizo la inocente revelación:
-¡No puede imaginar, doña Inmaculada, el alivio que es para mí la marcha del señor Nemesio! Cuando al incorporarme a la empresa, usted misma me lo presentó, se me cayó el alma al suelo y con el alma en un puño estuve hasta enterarme de que se iba. No hacía ni una semana que una vecina suya y amiga mía me había contado su doble vida de crápula. Vive amancebado con una viuda tan viciosa como él. Se dedican, cada una por su lado, a entablar relaciones con personas algo mayores que ellos para seducirlas y robarlas. ¡La del daño que han hecho! Verá usted,,,
¡Pobre Inma, tan buena y cariñosa! Esa misma tarde, de regreso a casa, la atropelló el Metro! Araceli, que estaba muy cerca de ella entre la multitud no ha querido darme detalles; debió ser muy desagradable para ella. ¡Más vale así, porque si llega a cogerle tanta afición a dar la extremaunción como a jugar a médicos no deja vivo ni al apuntador!

Manolo Polo

viernes, 6 de diciembre de 2013

III Certamen de Micro Fan Fiction

Las Navidades son muy negras últimamente, y me temo que eso no hay reyes magos ni vagos, Papás
ni Pepés que lo cambien a corto plazo.
 Por ello, desde las Casas Ahorcadas, con motivo de la presentación de “El enviado” de J. E. álamo,
queremos aportar nuestro copito de nieve (que parece que pega más que granito de arena en estas fechas)
y poquito de bienes, convocando el III certamen de micro Fan Fiction, cuyas bases son las que siguen:

1. Podrán participar, con un máximo de dos microrelatos por barba o barbilla, todos
aquellos plumíferos mayores de 16 años, de cualquier nacionalidad, que puedan estar presentes
en la entrega del premio y cuyas obras estén escritas en castellano o conquense legible sin
diccionario de la RACAL.

2. Los relatos tendrán un máximo de 300 palabras y deberán ambientarse en el ínclito
Bar del Piojoso, como en el excelso ejemplo que acompaña a estas no menos magníficas pero
modestas bases.

3. Los relatos podrán ser publicados en el blog casasahorcadas.blogspot.com, en el Boletín
literario de la biblioteca municipal, o cualquier otro medio que Obama considere oportuno.

4. Los participantes deberán remitir sus microgenialidades y datos personales (a
saber, nombre, fecha de nacimiento y situación de su cuenta corriente) a la dirección:
casasahorcadas@gmail.com, antes de las 24 h del 5 de Enero, San Fermín.

5. Se valorará especialmente el estilo, originalidad, negritud y cuantía del cheque al
portador.

6. Los tres microrelatos ganadores serán premiados con un ejemplar de “El enviado”, con o
sin beso (con o sin lengua) de J. E. álamo. y se darán a conocer durante la presentación de dicha
obra maestra de la literatura contemporánea, que tendrá lugar el 10 de Enero a partir de las 18 h
en el salón de actos del Centro Cultural Aguirre.

 7. El jurado estará compuesto por el autor de la novela, el apuesto coordinador de las Casas
Ahorcadas y todos aquellos incautos que se presten a tan grata y altruista labor, y a falta de
jamones ibéricos de última hora, su veredicto será inapelable.
La ciudad del crimen, a 2 de diciembre de 2013.


El Tamaño Sí Importa


El habitual sale del váter. Mientras se abrocha la bragueta a la vista de todos y acomoda las partes nobles, expele un sentido “Jodeeeer” clavando la mirada en el dueño del bar. Éste le mira de reojo rascándose su propia entrepierna con desgana.
No falla, esos magreos son contagiosos y me tengo que decir que a mí no me pica nada, así que quietecito con la mano.
–Jodeeeeer –repite el habitual, ajustándose unas enormes gafas con montura de pasta. Señala con el pulgar a su espalda y pasea la mirada entre los presentes en busca de un cómplice. No lo encuentra.
Ya he comentado la sensación que tiene cada uno a esas horas menudas de la mañana: la de que ese día podía ser el primero de algo distinto, el inicio de una vida diferente, y todos se aferran a la sensación el tiempo que pueden.
El Piojoso, ante el gesto descompuesto de Gafas, un buen cliente carajillero, acaba por soltar un “¿Qué?” con un “No me jodas a estas horas” entre la Q y la E. Gafas, más animado, enfrenta las palmas de las manos y las separa a unos diez centímetros de –Así, era así, –sentencia.
–Pues si que la tienes pequeña –suelta otro de los habituales. Una carcajada seca recibe el comentario, risa a la que sigue un coro de toses. Se apagan unos cigarrillos mientras esputos indescriptibles pasean por las bocas. No llegan a asomar por los labios y prefiero no pensar en su destino. A continuación, cigarrillos frescos toman el lugar de los consumidos. Gafas aprieta los labios algo molesto, aunque enseguida se recompone.
–Una cucaracha, joder, una cucaracha así –repite y separa un poco más las manos.
–¿Así? –exclama el Piojoso, de pronto interesado.
Gafas cabecea encantado de que al fin le hagan caso.
–Sí, te lo juro. –Y las manos se vuelven a separar un poco más–. Detrás de la taza.
–¡Ah! –dice el Piojoso muy serio-. ¡Pues esa era la peque! ¡Si te llega a pillar la grande, te encula! –exclama dando una sonora palmada en la barra.
Esta vez las carcajadas son más intensas y duraderas. A fin de cuentas, éste es el tipo que les pone el café y la copa todas las mañanas, mejor tenerlo de cara. De las toses mejor no hablar.
–Mira que eres cabrón –farfulla Gafas, cabizbajo.
–Si quieres, pasa al almacén –sigue el Piojoso en un raro, rarísimo acceso de humor–, ahí hasta juegan al fútbol y todo, las muy hijas de puta.
Las risas surgen de nuevo pero los esputos vuelven a hacer de las suyas así que notando un pequeño revuelo estomacal (y os juro que soy bastante duro en ese sentido) pago el café y me largo, preguntándome por enésima vez que coño hago yo ahí.
“El café”, me digo mientras me alejo. “Es por el café”.

...El café... ¿Lo guardará en el almacén?


domingo, 1 de diciembre de 2013

La estrategia de Miguel es...

¡negra de cojones! 


Después de un largo alto el fuego, volvemos a las andadas con un micro de Miguel Rodriguez, más que ácido, sullfuroso, nigérrimo y cojonudo lo leas por donde lo leas.

Manolo, Miguel, Amparo... poco a poco los negritos se animan a perpetrar sus propios microcrímenes...¿y el resto, a qué esperais?


-¿conocen a este hombre?
A la luz del círculo de faros, el funcionario de policía se dirigía al grupo apiñado  aterrorizado. Una mujer menuda sollozaba sin parar, sentada en el suelo, el rostro apuntalado entre las mano húmedas.
El sargento miraba hacia arriba, a la pasarela de diseño industrial de principio del siglo veinte, luego al cadáver, roto sobre la carretera, con las piernas quebradas por varios sitios y lagrimillas de sangre en todos sus orificios.
-¿Lo conocen? ¿han llamado ustedes?
Asentimiento general.
Uno preguntaba <<¿qué ha dicho?>>.
El que parecía el líder, un tipo vestido de Pedro del Hierro sin otro abrigo que la camisa, se atrevió a contestar: 
-Claro que los conocemos, su mujer está ahí sentada.
-¿Qué ha pasado?
-Dos tipos se acercaron por el puente y al llegar a su altura, de repente, lo pusieron mirando para Cuenca y lo arrojaron por la barandilla.
Uno del grupo, el mismo, preguntaba <<¿Qué ha dicho? ¿de qué te ríes?>>

***
-Joder, Gordo, ha costado. Duro ese Alexis. Si se llegan a poner gallitos hubiese hecho falta meter ruido.
-Bah, la mayoría eran muejeres.
-¿Tu crees que la ha diñao?
-Unos treinta metros sobre duro, ¿Qué te parece?
-Bien merecido. Dejar sola a la única mujer que me ha removido las tripas.
-Mira, Palmera, tú sí te vas a quedar solo si no recupero la pasta. Me he dado el gusto de eliminar a ese ¿Revelo? Alejandro Ravelo, eso es. Ningún escritor de medio pelo me va a tomar por idiota, así que me vas a dar la guita, ¿estamos?
El Palmera hizo un movimiento rápido con la mano derecha.
-Traaanqui- Dijo el Gordo, atenazándole la muñeca.- Yo soy un mandao, de categoría, pero mandao, no adelantarás nada. Tendrás que elegir, o tú o ella, pero la pasta primero. Nadie se ríe de nosotros. ¿Estamos?