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lunes, 29 de junio de 2015

Tormo Negro 2015: Los finalistas.



 
 
Treinta y cinco negritos fueron a votar,
pero quince no terminaron los deberes,
y a la segunda ronda hubieron de esperar,
así que quedaron veinte.

Veinte negritos fueron a elegir el Tormo,
y tras votar sus favoritos,
trece acabaron en el horno,
y sólo quedaron tres.

En primera posición, y destacada,
El “Don de lenguas” de la Rosa alemana.
La playa de los ahogados", del gallego Villar,
puede que quedara en segundo lugar.
Y el tercero que más les hizo tilín,
fue la “Prótesis” del maestro Martín.
 
Ahora que sabéis los finalistas,
que empiece la segunda ronda,
que ningún negrito se esconda,
ni vote sin terminar la lista.
Para que tengáis tiempo de sobra,
de leer todas las obras,
tenéis hasta Agosto de plazo,
hasta el 15, por si acaso.

Y a los que han quedado en puertas,
que no lloren ni dejen palomas muertas,
sino que escriban más y mejor,
o que manden mejor jamón.
 
 
 

 
 
 

jueves, 18 de junio de 2015

Tormo Negro 2015: First Round


Ha llegado el momento que todos esperabais… sí, ese también, pero no me refería al de perderme de vista. No, tampoco al de descansar de crímenes y vísceras durante el verano.¡Si no a la votación del Tormo Negro!

Como sabéis, el proceso consta de dos rondas, una primera, a la que concurren todos los libros leídos durante este curso, exceptuando los escritos por autores muertos o ya premiados, para designar los cuatro o cinco finalistas.  Y la segunda, en que se elegirá el ganador.

Pero para eso, para votar vuestros tres finalistas, deberéis haber leído al menos el 80% de candidatos (12, para los que sois de letras).

¿Preparados, listos? ¡Que empiece el primer round!

Yonqui, Paco Gómez Escribano.

 Calle de las Tiendas Oscuras- Patrick Modiano


 Demasiado para Gálvez, Jorge Martínez Reverte.

 Muerto el perro, Carlos Salem.


La playa de los ahogados, Domingo Villar.

 Don de lenguas, Rosa Ribas.

Prótesis, Andreu Martín.
No nos dejan ser niños, Pere Cervantes.

Entre trago y trago, Julián Ibáñez.
Yo fui Johnny Thunders, Carlos Zanón.

La ira del fénix, Rafael Melero.

Sombras de la nada, Jon Arretxe.

La verdad sobre el caso Savolta, Eduardo Mendoza.

Todo lo que muere, John Connolly.

Un beso de amigo, Juan Madrid.

Cabeza de ciervo, Francisco Miguel Espinosa.

martes, 2 de junio de 2015

Cabeza de Ciervo, de Francisco Miguel Espinosa.




 
 
Esta no es una reseña más de una novela policíaca más.
Porque esta novela no es una novela policíaca.
Esta novela es de una colección de terror.
 
Queda dicho.
Y dicho esto, ahora sí, empezamos….
Érase una vez, un pueblucho americano de mala muerte y peor vida llamado Abismo.
De mala muerte, desde que apareció una bestia parda con unos tochos más grandes que el novio de Lucía la Piedra y una cacho maza que dejaría sin palabras hasta al presentador de Bricomanía.
 Porque, Cabeza de Ciervo, muchacho, cómo se te ocurre ir por ahí a lo loco, liándote a mazazos con el sheriff del pueblo sin preguntar… quitándole la cabeza y los fémures sin pedirlos por favor… ¡Y encima con esas pintas de Bambi desarrapao que me llevas!
 No, Cabeza de Ciervo, muchacho, eso no es de buen morir, eso no se hace.
 Y no sé donde has aprendido eso, de dónde demonios lo has sacado, pero eso no es lo que te enseñamos en Abismo, no señor.
Por mucho que Abismo sea un pueblucho de peor vida… de toda la vida.
Por mucho que Abismo sea Un pueblucho cuyo principal atractivo, cuyo único atractivo sea el Gallo.
 Un pedrolo con forma de gallo, que planea sobre todo el pueblo, sobre un lugar no muy atractivo para vivir, la verdad.
Y menos, para morir, Cabeza de Ciervo, muchacho.
Pero bueno, no temas, que no todo está perdido, no señor.
Si te esfuerzas, si te dejas un poco los cuernos, en Abismo todavía podemos hacer un monstruo hecho y derecho de ti.
Si aprendes, por ejemplo, del bueno del jardinero Randall.
Un callo malayo con más años que la tos, que va por ahí emborrachando ingenuas muchachuelas para tratar de zumbárselas.
O si no, mira, fíjate en el reverendo Fibber.
 Un cuervo del señor que babea por una de las corderas de su rebaño, y que parte y reparte unas hostias que flipas, que flipas en colores, literal.
O mejor, mejor aún, de la señora Samson, la señora O’Quinn, y la señora Cooper, las chicas de oro de Abismo.
Los tres vejestorios que parten la pana en el consejo municipal, las tres parcas que tejen el destino de Abismo a su antojo.
En fin, aprende de quién quieras en abismo, cabeza de ciervo, muchacho, pero aprende.
Porque si no aprendes la lección, tarde o temprano, Bob Callahan terminará echándote el guante.
Sí, ya sé que el ayudante del sheriff parece un gordo borracho, un perdedor que da más pena que miedo, pero ojo, cabeza de ciervo, muchacho, no te confíes, que el viejo Bob no tiene un pelo de tonto.
Y no lo digo porque sea calvo, que conste.
Aunque sea calvo, que conste.
Lo digo porque a Bob le gusta Denise.
Denise, su ayudante. Su joven y preciosa ayudante. La que quizá sea su última oportunidad quizá no de ser un hombre feliz, pero sí menos infeliz y más hombre.
Pero tú nada, erre que erre, mazazo va cabeza viene, por un cuerno te entra, y por el otro te sale.
Sí, ya sé que te mola mazo que todo Abismo se cague de miedo, pero a mí no te me pongas farruco, que a mí no me das ni esto.
Porque cabeza de ciervo, muchacho, no sé qué carajo hace una historia como la tuya, una historia de asesinatos tan rematadamente pulp como la tuya, en una colección de terror.
Una jugosa mezcla de novela de serie B y Twin Peaks como…. como si Robert Rodríguez hubiera preñado a David Lynch, y éste hubiera parido una versión bastarda de su serie, algo así como “Twin Freaks”, escrita, maravillosamente escrita, con un estilo sarcásticamente postmoderno con los hechos, y postmodernamente sarcástico con el lector.
La caña de España, vamos.
 
Una lástima que el bro Álamo me la acabe de regalar, la habría incluido en mi top tres del año pasado.
Porque de momento, es la gran sorpresa de lo que llevamos de éste, y ojo, que ya han caído unas cuantas.
Pero bueno, al fin y al cabo, esta no es una novela policíaca.
Y esta no es la rarísima reseña de una novela policíaca flipantemente rara, si haces caso de las etiquetas editoriales.
Queda dicho.