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miércoles, 26 de septiembre de 2018

VUELVEN LAS PIONERAS DE LA NOVELA NEGRA ESPAÑOLA


 
 
Queridos amigos, amigas y viceversa, me complace informaros de que en octubre comienzo un proyecto para la editorial Versátil que me tiene la mar de ilusionado. Se llama Pioneras, y se trata, nada más y nada menos, que de una selección de las precursoras de la novela negra española.
Y empezamos la colección  fuerte, muy fuerte, con Estudio en lila, la primera entrega de la primera serie escrita y protagonizada por una mujer en nuestro país. Un clásico que, como todos los clásicos, no pasa de moda, y que de hecho, no podría estar de más actualidad.
Os dejo con el prólogo y la estupenda portada del libro, en primicia.

 
 
 
Los estereotipos de género del género negro
 
 
Desde sus orígenes, tradicionalmente el género ha estado lleno de estereotipos de género.
El llamado hard-boiled, que nació en la mítica revista pulp Black Mask, allá por 1923, de la pluma de maestros de la talla de Dashiell Hammett o Raymond Chandler, como revulsivo a los acartonados enigmas británicos, rezumaba plomo y testosterona a partes iguales.
Sus escritores, todos hombres, muchas veces alcohólicos y casi siempre mujeriegos, dieron vida al arquetipo del detective duro y cínico, sheriffs de asfalto a lomos de caballos de cuatro ruedas que no dudaban en disparar primero y preguntar después, viéndose inmersos en historias más verosímiles, literarias y sociocríticas que sus homólogos ingleses.
En estos clásicos del noir, los personajes femeninos, si los había, se limitaban a posar de cuerpo presente, limarse las uñas en la recepción de la agencia o a utilizar sus «armas de mujer» para tratar de manipular al sabueso de turno, ejerciendo de auxiliares, cuando no de accesorios a, mujeres irresistiblemente fatales o cadáveres exquisitos.
Y aunque el especialista en novela negra americana Javier Coma subrayó que algunas escritoras norteamericanas de la generación de los 40, con Patricia Highsmith a la cabeza, fueron verdaderas «magas» del suspense. Hizo falta mucho tiempo para que surgieran las primeras cultivadoras del hard-boiled.
No fue hasta la década de los 80, con la irrupción en el panorama editorial de autoras como Sue Grafton y su carismática e inolvidable detective Kingsey Millhone, protagonista del tristemente inacabado Alfabeto del crimen, que los roles tradicionales de género en el género empezaron a cambiar, y comenzaron a surgir las primeras investigadoras profesionales que no se limitaban a cotillear a sus aristocráticos vecinos como pasatiempo entre partida de bridge y pastita de té.
Y otro tanto ocurrió en nuestro país, a tenor del proyecto de la Universidad de Barcelona dirigido por Elena Losada Mujeres en la Novela Criminal Española (MUNCE). Esta investigación, que analizó la producción de nuestras mal llamadas «damas del crimen» entre 1975 y 2010, reveló que hasta la aparición de Petra Delicado, en 1996, la popular inspectora de Alicia Giménez Bartlett, la presencia de escritoras dentro del género fue marginal y marginada.
Por eso, para reivindicar a las precursoras del género en España, surge está colección, Pioneras de la novela negra. Una selección que comienza con la reedición de Estudio en lila, una obra publicada por primera vez en 1985, muy popular y exitosa en catalán, pero que en español ha caído prácticamente en el olvido. La primera novela de la primera serie escrita y protagonizada por una mujer, Lonia Guiu, una investigadora privada mallorquina en la Barcelona de mediados de los 80, que Bartlett reconoció como fuente de inspiración para su personaje.
Una protagonista que, como mandan los cánones, constituirá una irónica e incisiva cronista de la sociedad de su tiempo. Una detective tan feminista que se proclama «detectiva», pero a la vez tan femenina, que colecciona lápices de labios. Y para invertir aún más los roles de género en el género, tiene un socio, un ayudante llamado Quim, experto en defensa personal, que al igual que ella, no es tan duro como parece.
La recuperación de esta obra, coincide con el 35o aniversario del nacimiento del personaje de Lonia Guiu que debutó en 1983 en el relato ¿Dónde estás, Mónica? , que forma parte de la antología Negra y consentida, y que hasta la fecha, ha protagonizado dos novelas aparte de la que ahora nos ocupa: Antípodas y El sol que engalana, publicadas, original y respectivamente, en 1987 y 1994.
En esta primera entrega de la trilogía, Lonia tendrá que resolver dos casos independientes, pero con la violencia de género como factor común: la desaparición de una adolescente mallorquina y la búsqueda de tres misteriosos hombres que han tratado de estafar a una anticuaria mentirosa que esconde numerosos secretos.
Una trama cuyo impactante desenlace recordará irremisiblemente al lector a un suceso actual que ha tenido mucha repercusión mediática. A pesar de los más de treinta años transcurridos desde su edición, Estudio en lila sorprende por la vigencia de su denuncia, tan adelantada a su tiempo como lamentablemente atemporal y que, esperemos, contribuya a que María Antonia Oliver reciba la atención y reconocimiento que merece, no ya como precursora del femicrime en España, sino como uno de sus máximos exponentes hasta la fecha, como sostienen los directores del Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca, Alex Martín Escriba y Javier Sánchez Zapatero.
Una obra que supone, por consiguiente, un magnífico pistoletazo de salida para una colección que dará mucho que leer, y esperemos, también mucho que hablar y pensar a los aficionados al género negro.

 

Sergio Vera Valencia, Director de la colección Off Versátil.

lunes, 17 de septiembre de 2018

TORMO NEGRO-MASFARNÉ 2018


 

Pistoletazo de salida del noveno curso de las Casas Ahorcadas
 
El 14 de septiembre de 2018 arrancó el noveno curso del club de lectura las Casas Ahorcadas en el salón de actos de la Biblioteca Municipal de Cuenca.
Como principal novedad, este año se dedicará a los clásicos del noir americano adaptados a la gran pantalla, comenzando con una obra maestra entre obras maestras, El halcón maltés, de Dashiell Hammett.
Después de la presentación del curso por parte del Presidente de la Asociación, Sergio Vera Valencia, llegó el turno de las votaciones.
En primer lugar, los cerca de sesenta socios del club decidieron democráticamente los libros propuestos durante el verano que se leerían a lo largo del año. Los seleccionados fueron:
 
La tragedia del girasol, de Benito Olmo, segunda entrega de la popular serie del irreverente investigador Manuel Bianquetti.
 
Mi horizonte es mi tumba, bautizo de fuego del prometedor autor conquense Jorge Ortega.
 
El brillo de las luciérnagas, originalísimo thriller del madrileño Paul Pen en vías de adaptación a la gran pantalla.
 
Cuando sale la reclusa, última entrega de la serie Adamsberg de Fred Vargas, flamante ganadora del premio Princesa de Asturias de este año.
 
El broche de oro de la sesión, fue la elección del premio Tormo Negro-Masfarné a la mejor novela leída por el club de lectura durante el curso 2017-2018, y que este año ha recaído en la obra Ya no quedan junglas a donde regresar, ópera prima de Carlos Augusto Casas.
 
 
 

 
La historia de «El Gentleman». Un viudo de setenta y dos años, que solo se siente vivo una hora a la semana. Los jueves, cuando previo pago, pasa sesenta minutos con Olga, una prostituta de la calle Montera, imaginando otras vidas. Pero un día, después de pasar la noche con cuatro abogados, Olga aparece muerta. Y como nadie está dispuesto a impartir justicia, el gentleman decide tomársela por su mano. Aunque a su edad, no será fácil. Y menos, tratándose de abogados con vínculos con la mafia.

Una vigorosa novela negra, tan tarantiniana como castiza, que conjuga lo mejor del pulp americano y de los clásicos españoles. La obra de género más laureada del año en nuestro país, tras alzarse con los premios Wilkie Collins, Morella Negra, Santa Cruz Noir y Novelpol.

La ceremonia de entrega del Premio Tormo Negro-Masfarné 2018, dotado con 1.000 euros y una escultura sufragadas por la empresa conquense de material eléctrico Masfarné, tendrá lugar en el VII encuentro de novela criminal Las Casas Ahorcadas, que se celebrará en Cuenca del 25 al 27 de Abril.
 
 
 

domingo, 9 de septiembre de 2018

¿Quién sabe si el Tormo Negro debería viajar a Cádiz?

Eso es lo que se preguntan los autores de la última recomendación de la temporada.
Y yo, después de leerla.

 
 

La tragedia del girasol, de Benito Olmo.

Por Miguel Esparcia y Olmos Castro

 
Benito Olmo, escritor y  guionista gaditano nacido en 1980, nos presenta esta novela. Segunda entrega de la serie del inspector Manuel Bianchetti, personaje que se dio a conocer en “La Maniobra de la Tortuga” (2016), lectura altamente recomendable, aunque no imprescindible para comenzar ésta.

Bianchetti es un  personaje típico de novela clásica del género: mal encarado, parco en palabras, desafiante, valiente rozando lo absurdo, con una historia familiar llena de fracasos que atormentan su alma como fantasmas, que aparecen en los pocos momentos de paz que le ofrece su enrevesada vida. Abuso del alcohol, tratando de dejar de fumar..... ¿qué más queremos como protagonista?

La historia se ubica en Cádiz, como su predecesora. Encontramos a nuestro personaje suspendido de empleo y sueldo, fruto de sus anteriores peripecias. Para salir del tedio en el que se ha convertido su vida, acepta un trabajo que desde el principio no le atrae, pero que puede ayudar a pagar facturas. El tema se tuerce y complica, formando parte de una trama de curso rápido, veloz, en la que lo que menos falta son  la sangre, las drogas y las armas de fuego, pero en la que nuestro personaje, muy a su pesar, se desenvuelve como pez en el agua.

Bianchetti, no obstante, es un tipo de buen corazón, luchador frente a la injusticia, lo que le hace propenso a complicarse su ya de por sí anárquica vida. Paga por ello un alto peaje.... es lo que hay.

Benito Olmo centra, como es habitual, la trama en la Tacita de Plata y sus alrededores. Magistral descriptor de ambientes, de situaciones de acción y violencia, en las que el lector puede imaginar la escena con todo lujo de detalles.... y todo ello condensado en muy pocas líneas.

Lectura rápida, que te atrapa desde el primer capítulo, que obliga a seguir leyendo, gracias al suspense y a la magnífica tensión que mantiene la trama. Con giros inesperados, sorprendentes, que no por ello forzados....y eso sí, muchas balas perdidas.
 

¿Quién sabe si el Tormo Negro debería viajar a Cádiz?

lunes, 3 de septiembre de 2018

CUENCOUNTRY NOIR


Empieza la cuenta atrás para el pistoletazo de salida del nuevo curso, el 14 de septiembre,  pero los negritos siguen con las vacaciones Santillanoir, en este caso, con un curioso y apetecible country noir ambientado en la provincia del crimen.
Pasen y lean.


Mi horizonte es mi tumba, de JORGE ORTEGA GARCÍA
Por Leonilde Alvarez.

Jorge Ortega García  nació en Madrid en 1970, pero sus orígenes están en Cervera del Llano, Cuenca. Es licenciado en Derecho y Económicas, trabaja como director de un colegio en Madrid. Esta novela de noir-rural , publicada por la editorial Atlantis en mayo de 2018, es una de sus primeras obras.

Ambientada en los despoblados pueblos de Cuenca, nos muestra todos los malos tópicos relacionados con las sociedades cerradas y decadentes: alcaldes caciques y vecinos que conviven como pueden; viejos odios que sobreviven por generaciones; historias que todos saben y que no se atreven a denunciar; autoridades religiosas que abusan de su poder y civiles que no quieren problemas y se conforman con lo evidente para cerrar los casos.

La novela está estructurada en cuatro partes con saltos en el tiempo, en las que la Guardia Civil investiga diversos asesinatos ocurridos en dos pequeños pueblos, ya que como dice el inicio del libro… “Todo tiene un origen, una causa…”.

 El autor consigue crear un clima claustrofóbico, que atrapa al lector y da varios giros que juegan con nosotros a la hora de descubrir a los asesinos. Utiliza diversos recursos técnicos: primera y tercera persona en los narradores, diversos tipos de letra para cada personaje, alterna capítulos con mucho diálogo con otros de monólogos y descripciones, y no se resiste a incorporar cultismos (hégira infantil, sabor agnóstico) que proporcionan demasiado costumbrismo a la novela, y para mi gusto debería podar de adjetivos que a veces saturan el relato.

Con todo, para ser una primera obra, creo que está muy bien, te engancha y  no puedes dejar de leer. Yo la recomiendo.