EXQUISITE CORPSE O
EL ARTE INTIMIDATORIO DE POPPY Z BRITE
Por Nieves Guijarro
“….Me
llamo Andrew Compton. Entre 1977 y 1988 asesiné a veintitrés niños y jóvenes de
Londres. Tenía diecisiete años cuando empecé y veintiocho cuando me cogieron.
Durante todo el tiempo que permanecí en prisión sabía que, si me dejaban salir,
seguiría matando. Aunque también sabía que no me dejarían salir.
Mis chicos estaban de paso en la ciudad: no tenían
amigos, estaban hambrientos, borrachos y enganchados a la excelente heroína
paquistaní que corría por las venas de Londres desde los alocados años 60. Les
daba comida, té, un sitio caliente en mi cama y los pocos placeres que mi
cuerpo les podía ofrecer. A cambio, lo único que les pedía eran sus vidas....”
Exquisite Corpse (1996), inexplicablemente renombrada
El arte más íntimo para la edición española, es la tercera incursión en
el mundo de las letras de Poppy Z Brite (25 de mayo de 1967, Nueva Orleans),
prolífica autora de género Estadounidense que cuenta en su haber con una amplia
lista de nominaciones y premios en prestigiosos certámenes literarios. Se dice
de Poppy que su obra es “rica, sensualmente gratificante y perversa como un
pastel de chocolate guarnecido con ácido” (Alex S. Johnson, Poetic Gore), y
lo cierto es que la dama de Nueva Orleans se ha encaramado en uno de los
listones más altos gracias a su extensa creatividad, apasionada dedicación y,
sobre todo, desinhibida provocación.
Muestra
del inabarcable talento de la mencionada Poppy es este Exquisite corpse,
curiosa mezcolanza de biopic y acción coral ambientada a medio camino entre
Birmingham y Nueva Orleans. Dotada de una alta capacidad introspectiva, la
novela sumerge al lector en la intimidad de Andrew Compton, un asesino en serie
con tendencias necrófilas condenado a cadena perpetua en la prisión de
Birmingham que logra huir de su destino gracias a un curioso plan que, a decir
verdad, resulta ciertamente inverosimil. Forman también parte de este urdido
entramado, personalidades tan sugerentes e histriónicas como Jay Byrne, un
frustado asesino homosexual y antropófago, Lush Rimbaud, locutor y contertulio
de una emisora pirata, seropositivo y violento y Tran Vihn, un guapo y joven
vietnamita que, esclavizado por las drogas, busca dejar atrás una vida
desesperada.
Pero,
por encima de toda esta maraña de conexiones abocadas al más terrible de los
destinos, destaca la historia de un encuentro, de ese momento en que dos almas
confluyen y se tocan, uniéndose ya irreversiblemente. Eso es lo que sucede
cuando Jay y Andrew se conocen y deciden dar rienda suelta a sendas
depravaciones en una lujosa mansión del barrio francés de Nueva Orleans.
Vileza, depravación, obsesión enfermiza y un repugnante grafismo que, a lo
largo de 288 páginas, harán las delicias de todos los amantes de la literatura
más insidiosa y provocativa del siglo XX. No en vano, la escandalizante obra de
Brite fue nominada al premio Stoker en la categoría de mejor novela en
el año 1997, reconocimiento al cual la autora pudo acceder en tres ocasiones
más gracias a su relato corto The Ash of Memory y sus novelas Lost
Souls y Drawing Blood. Así, Poppy Z, Brite se convierte en una de
las autoras más veces nominada a este galardón que la asociación de escritores
de terror (HWA) otorga desde el año 1987, considerado ya a la altura de los
mismos Oscars.
Muy
a pesar de haberse ganado un nombre de peso entre los amantes de la literatura
de terror y fantástica, la autora afirma rehuir de esta clase de condicionantes
y es por ello que, en una entrevista para la web Barcelona review,
aportó unas reflexivas declaraciones acerca de su negativa al encasillamiento:
“Las
etiquetas son herramientas de marketing y, como tal, apestan. Con ello, no
rechazo el género con el que me inicié en la literatura y que ha tenido gran
influjo en mi trabajo, pero, por otro lado, no quiero que mis libros acaben
apretujados en la parte trasera de las librerías, donde la mayoría de la gente
a quien le podrían gustar no pueda encontrarlos. En su favor, debo decir que
Simon & Schuster no han comercializado “Exquisite Corpse” como un libro de
terror, y algunos libreros lo están sacando de esta sección. En cuanto a mis
dos anteriores novelas, una era un relato de vampiros y el otro la historia de
una casa embrujada, por lo que no puedo quejarme demasiado. Obtengo mucha
publicidad por el “boca a boca”, y sé que la mayoría de las librerías gay y
lesbianas los venden, y eso es bueno.”
Este último punto es también una importante
característica de la producción literaria de Poppy, ya que la mayoría de sus
personajes son bien homosexuales o de sexualidad ambigua. Precisamente, fue en
torno a este fetichismo tan sui generis que la autora realizó unas
declaraciones para el espacio digital El arco de papel:
“Es justo lo que soy. No hablo de gente gay con el propósito
de hacer apología. Escribo de lo que conozco, de la gente a la que amo y de los
personajes que comprendo. Mis primeras novelas se hicieron populares de a misma
manera que muchos personajes gays en los libros actuales de la saga “Liquor”.
No me veo como una autora activista de los derechos de los gays, aunque espero
que llegue el día en que el hecho de que yo escriba a través de os ojos de los
personajes gays no sea tan inusual que haya que mencionarlo, porque querrá
decir que los retos que aún afronta la comunidad gay (matrimonio, adopción,
etc.) serán aceptados como derechos humanos básicos.”
De esta forma, no solo existe esa tendencia a la
relegación de Poppy a un único género, sino que también se ha tachado a su
tercera novela como un intento de intimidación del lector a través de los actos
de deshumanización de sus personajes principales, sobre todo de la depravación
de Compton, llegándose a afirmar que, en su fondo, constata una página más en
la literatura de la pornografía de la violencia. Sin tapujos, la autora ha
confesado públicamente ser una gran amante de la literatura pornográfica y,
también, comprender que no a todo tipo de lectores les resulta sencillo
descifrar el propósito de sus personajes. Más positivamente, la obra no pasa
por alto ante ningún ojo crítico sin recibir un merecido hincapié en la fuerza
emocional de sus protagonistas y su ligereza en el estilo narrativo, aunque si
bien, como se comentaba anteriormente, los premios Stoker la
favorecieron, no sucedió así con los Lambda, a los cuales fue nominada
en convocatorias anteriores por sus novelas Lost Sould y La música de
los vampiros. Para el critico de Lambda, su extensión era demasiado
exigua y con menos atmósfera que los anteriores trabajos de la autora. Parece
ser, también, que ciertos sectores del sexo femenino pudieron asegurar que la
obra resultaba ofensiva para la comunidad gay, aspecto que no resulta claro del
todo y que, en todo caso, solo ha
logrado nutrir la extensa polémica que circula alrededor de este trabajo .
No
apta para estómagos sensibles, Exquisite corpse representa la
transgresión llevada a los límites más perversos y oscuros. Un paseo por el
lado más salvaje de la degradación humana capaz de hacer sombra al mismísimo
Bateman de Easton e, inclusive, a la depravación constante de Guillaume Apollinaire en Las once mil
vergas, perfectamente apta para ser
incluida en los primeros puestos de una lista de libros tabús. Explosivo
cocktail en el cual se mezclan constantes reminiscencias a la psique de Jeffrey
Dahmer y, más de lejos, me atrevería a decir guiños a la metodología de Albert
Fish y John Wayne Gacy, todo ello convenientemente aderezado de fluidos
corporales, desmembramientos y delicatessen varias como antropofagia,
necrofilia y un ambiente suburbial de una decadencia demoledora.
Alejada
ya de estos inquietantes derroteros desde el año 2000, Poppy nos ha dejado para
cumplir otros menesteres muy alejados de sus conocidas tendencias, realizando
críticas culinarias para un periódico de Nueva Orleans e imbuida en otros
proyectos como The value of X o la saga Liquor (D*U*C*K),
protagonizada por una pareja de cocineros homosexuales. Tras comenzar en el año
2010 su proceso de cambio de sexo, anunció oficialmente su retiro en junio de
ese mismo año, adoptando el nombre de Billy Martin. Pero, a pesar de no sentir
ya esa relación que la unía a sus personajes literarios y, en sus propias
palabras, haber perdido su capacidad para interactuar con su obra, su inmenso
legado es absolutamente imborrable, tanto como para lograr atrapar a olas de
generaciones venideras.
Sin
duda, una lectura exquisita y una oportunidad de oro para conocer en
profundidad el peculiar universo de Poppy Z. Brite.
2 comentarios:
Nieves, qué nivel, más que una reseña parece una tesis. La temática en tu línea. Gracias por la recomendación.
Nieves, una crítica muy completa e instructiva, se agradece las reseñas sobre las entrevistas que hacen entender mejor la personalidad de Brite. Está claro que su literatura no es para todos los paladares, pero a mí me encanta, ojalá siga escribiendo novelas y relatos cortos. Por cierto ¿has leído su relato "Su boca sabrá a ajenjo"? Es un relato muy en la línea de su segunda novela, con personajes gays y vampirismo con una ambientación fantasmagórica.
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