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domingo, 8 de enero de 2017

UN ADELANTO DE ALL YOU NEED IS LOVE




Epílogo

 Miércoles, 31 de diciembre del 2014

 Who wants to live forever

when love must die?

Queen.

 
Ese soy yo. Sí, el que va en el féretro sobre los hombros de sus amigos. Son cuatro y deben ser fuertes porque esos trastos pesan lo suyo, por no mencionar al difunto, que en este caso son ochenta kilos más.
Nunca me había detenido a pensar en que tenía cuatro amigos, pero así son las cosas: uno no piensa en lo que tiene hasta que lo pierde.
Encontraron el cuerpo en el despacho. A oscuras y sentado en la silla tras el escritorio. En la mesa, una botella vacía de Jack Daniels acompañaba a un cenicero lleno de colillas viejas. Me había dado un homenaje antes de partir.
La primera agente que entró al despacho me creyó dormido hasta que encendió la luz y vio que me había volado la sesera de un tiro. Estaba derrumbado sobre la mesa y el olor a sangre y pólvora se mezclaba con los del bourbon y humo. Aún conservaba el arma en la mano: una S&W modelo 29 con un cañón de cuatro pulgadas y munición magnum. La herramienta de Mati. Ella declararía más tarde que debí quitársela en un descuido. No es cierto, la dejó ella misma.
—Tom usaba una Iver Johnson del 32, la S&W resulta más fiable si quieres volarte los sesos —explicó cuando la interrogaron.
No hubo mucho qué investigar, la certeza de que la Ley del Decaimiento estaba volviendo a ganar la batalla a pesar del suero de la doctora Godwin, fue suficiente argumento para justificar el suicidio.
—El Sr. Stone jamás quiso convertirse en un terminal —declaró Garrido a la prensa—. Ante los indicios evidentes, optó por la Salida Hemingway.
Un periodista preguntó por lo ocurrido en la mansión de Eva Espinosa y si no había sido el sentimiento de culpabilidad el motivo real de mi suicidio, en lugar del temor a convertirme en un terminal. Garrido dudó entre mandar al tipo a la mierda o ignorar la pregunta. Fue prudente, ignoró la cuestión y mandó al periodista a la mierda. Añadió que Tom Z. Stone —yo mismo, sí— era uno de los mejores hombres que había conocido, un profesional íntegro, una persona excepcional y bla, bla, bla, bla....
Sé que Garrido quería dejarme en buen lugar, pero ya me importaba muy poco lo que la gente pensaba de mí cuando estaba vivo, menos aún cuando morí de un ataque al corazón y volví el día del FR, así que ahora...
Ahora es el momento adecuado para echar la vista atrás y repasar los recuerdos que arrancaron hace menos de una semana, el día de Navidad, cuando me recuperaba de los efectos del Suero Godwin y albergué la esperanza de una vida mejor.

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