Por Cris “Marple” Asensio
Con esta
reseña quiero acercaros a una autora que, aunque bastante conocida, considero
que no ha sido tan leída como merece. Yo la descubrí a finales de los 80, con
esta novela que presento, y fue una revelación.
En 1986, la
revista Times dedicó a P. D. James honores de portada, considerándola una
ilustre continuadora de Agatha Christie, calificativo que en mi opinión no le
hace justicia.
Sus
tramas son más sólidas y elaboradas, la caracterización de sus personajes más
profunda, la recreación ambiental mejor conseguida y la calidad literaria muy
superior. Para ella el whodunit, el esclarecimiento del crimen que abre
convencionalmente la novela enigma, no es lo más importante. Me interesan, dice, los efectos que causan en el individuo los desastres y las catástrofes
sociales. La estructura del crimen, el detective, las pistas, el descubrimiento
final me es muy útil para el tipo de investigación social que pretendo, le da
una base psicológica importante.
Phyllis
Dorothy White, James es su apellido de casada, nació en Oxford en 1920, aunque
pronto se trasladó a Cambridge, donde cursó sus estudios. Empezó a trabajar muy
joven y a escribir tarde, después de ejercer una serie de oficios que
influirían decisivamente en su creación literaria.
Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó
como enfermera de la Cruz Roja. Esta experiencia, como ella afirma, le sirvió
para conocer de cerca el dolor, la muerte y la desesperación, así como la
reacción de los seres humanos ante situaciones extremas. En 1949 empezó a
trabajar para el Servicio Nacional de Sanidad y en 1969 ingresó en el Home
Office, donde desempeñó diversos cargos en el servicio forense del departamento
de policía. Este empleo le proporcionó no solo los profundos conocimientos de
metodología policial y forense con los que da a sus obras un inigualable tono
de verosimilitud, sino la motivación que la llevaría a escribir una serie de
novelas policiacas de gran nivel humano y literario.
Sabor a muerte es la novela que la
autora siempre recomendaba para comenzar su obra, según cuenta Paco Camarasa en
su imprescindible Sangre en los estantes.
La obra comienza con el hallazgo, en la iglesia de St Mathew, de dos cuerpos
degollados en medio de un charco de sangre. Uno es bien conocido en la
parroquia, se trata de un vagabundo de la vecindad, sorprende sin embargo la
identidad de la segunda víctima, Sir
Paul Berowne, ex ministro de la Corona. La singularidad de esta coincidencia en
las muertes de dos personas que aparentemente no tienen nada en común inquieta
al comandante Adam Dalgliesh, encargado del caso. Un investigador de carácter valiente, tenaz, empático con la
gente, que exige a sus subordinados integridad, dedicación y eficacia, que dirige una brigada destinada a investigar
homicidios de especial dificultad.
En el transcurso de la investigación, se
topará con una serie de interrogantes a
los que deberá encontrar respuesta para llegar al esclarecimiento de los
hechos: ¿Qué sucedió en una fiesta a orillas del Támesis en la que murió
ahogada una joven? ¿En qué medida están
relacionados una vieja solterona que ronda por la iglesia, el huérfano al que
protege, el amargado cuñado de Berowne y su hija?
Como
es habitual en las novelas de esta autora, Adam Dalgliesh, especializado en
Derecho, con una amplia cultura que abarca sólidos conocimientos en pintura,
arquitectura y literatura y ha publicado
varios libros de poemas, contará con la colaboración de la inspectora Kate Mikin,
el contrapunto del comandante y el personaje más potente de esta obra, pues pese
a su origen humilde, salió de la pobreza con disciplina y esfuerzo, y representa
la reafirmación de la mujer en el mundo laboral.
P. D. James murió en 2014. Su legado incluye,
entre otras, 14 novelas con esta pareja
de investigadores. Con Sabor a muerte, ganó en 1988 el Gran Prix de la
Litterature Policière, y está considerada una de las 100 mejores novelas
negrocriminales de la Historia.
3 comentarios:
Brillante reseña Marple. En tu línea.
No había leído este libro y ya lo he puesto en la lista de imprescindibles
tito W
Increíble, como siempre, Christian.
aunque leí varios en su momento tengo que hacer memoria, pues este no lo recuerdo.
Qué mal estoy... Para lo joven que soy jejeje
Chris Marple
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