Ya es oficial, hemos sido
galardonados, junto con la "Asociación El libro de los clubes de la provincia
de Toledo", con el premio al mejor club de lectura, en los I Premios de Castilla-La
Mancha de Excelencia en Bibliotecas Públicas.
Un premio honorífico (así que, as
usual, no nos llevaremos un real), pero que me llena de orgullo y satisfacción
republicana, no solo por haber sido reconocidos a nivel autonómico, sino sobre
todo porque lo haya sido pese a que el que esto suscribe es un mero voluntario (no
un profesional del ámbito bibliotecario) que, como bien sabéis, lejos de
percibir algún dinero con este club, ha tenido que rascarse el bolsillo (personal
y familiar) para llevarlo hasta donde está….a lo más alto del panorama criminal
patrio.
Y es que, quién me iba a decir a
mí cuando empecé esta locura hace casi seis cursos, que las Ahorcadas iban a
mantener tantísimos encuentros con autores sin tener un duro (¡cuando los
primeros fueron por Skype!), a promover uno de los festivales más prestigiosos
del país (¡con presupuestos irrisorios!), a participar en programas nacionales
de RNE y la cadena Ser (¡con el gran Javier Capitán!), a salir en varias ocasiones
por televisión (¡soy el primer príncipe antimonárquico de la Historia!)…. Estando
tan solos y tan en medio de ninguna parte.
Nadie.
Eso sí, en estos momentos me
gustaría recordar a las personas que lo han hecho posible.
En primer lugar, a la primera persona
que confió en mí, a la que me propuso este proyecto, a mi añorada Milagros
Vázquez, la novia cadáver.
A mi amiga y compañera de fatigas
Olga Muñoz, directora de la Biblioteca municipal de Cuenca, que nos dio cobijo,
cuando salimos de la Fermín Caballero.
A Marta Segarra y la Diputación Provincial de Cuenca por haber
convertido este Club de lectura en Encuentro Criminal.
A las decenas de escritores que
nos han visitado todos estos años, por amistad y por amor al arte, que habéis
hecho posible que la ciudad del crimen aparezca en el mapa literario.
A los negritos que quincena a
quincena, curso a curso, habéis estado ahí, al pie del cañón leyendo, debatiendo,
financiando, comprando, reseñando, comiendo, bebiendo, bailando, riendo,
llorando…. Porque sin vosotros, esto no tendría sentido.
Y como siempre, a mis padres, que
están ahí todos los días (aunque este año, una que yo me sé se haya hecho bastantes
gorras).
A todos, muchas, muchísimas gracias.
Tan solo espero que estos seis
años sean los primeros de muchos más, y que este galardón nos ayude a darnos a
conocer dentro y fuera de nuestra ciudad.
¡Larga vida a las Casas Ahorcadas!
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