Por Sergio Vera Valencia.
Hay amores que
matan.
Como el de
Eva. Una tentación morena de dieciséis primaveras, encaprichada por conducir el
coche de Javier una noche de verano.
Pero también hay
secretos por los que merece la pena matar.
Como el del
accidente de Javier, esa trágica noche de verano.
Porque nadie
sabe lo que realmente ocurrió.
Sólo Eva. Y su
hermano mellizo, el de la silla de ruedas.
Porque aunque
no se parezcan en nada, Eva y Fabián son mellizos.
Y Fabián, el
de la silla de ruedas, guarda mucho, muchísimo rencor hacia su hermana.
Porque hasta el accidente, Fabián, el de la
silla de ruedas, no era el de la silla de ruedas.
Y además de
saber lo que ocurrió, Fabián tiene pruebas.
Y muchas,
muchísimas ganas de hacérselo pagar caro, bien caro a su melliza.
Porque su melliza,
Evita la pecadora, salió como si nada del accidente.
Al menos, en
apariencia.
Porque hay
heridas que no se ven, pero se sienten.
Siempre.
Adentro, muy
adentro.
Y culpas que
nunca cicatrizan.
Nunca.
Esto es
Subsuelo, la última novela del argentino Marcelo Luján.
Una obra de
suspense cargada de resentimiento y estilo, que desborda sentimiento y literatura
por sus poco más de doscientas vertiginosas páginas.
Porque Subsuelo
no es una narración al uso.
La clásica historia
de planteamiento- nudo- desenlace.
Subsuelo es otra
cosa. Es como el mar.
Una historia envolvente, que
viene y va, que va y viene, adelante atrás, atrás adelante, donde presente
pasado y futuro se mezclan y entremezclan con absorbente maestría.
Una novela
arriesgada, diferente, un derroche de técnica muy fácil de leer y muy difícil
de leer en otro lado.
Un libro de
personajes, humanos y atormentados.
Un libro de
atmósfera, angustiosa y opresiva.
Un libro finalista
de la última edición del premio Valencia Negra, para muchos firme candidata al
Hammett de la próxima Semana Negra.
Por todo eso y
mucho más, las Casas Ahorcadas se complacen en invitarte a su presentación, que
tendrá lugar el próximo viernes 11 de diciembre a las 19 h en el salón de actos
de la Biblioteca Municipal de Cuenca (Centro Cultural Aguirre).
Compártelo, no
lo guardes en secreto.
Porque ya se
sabe, que hay secretos por los que merece la pena matar
Y este, podría ser uno de ellos.
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