Por María José “reseñista” Moya.
La hija del tiempo, originalmente
publicada en 1951, fue declarada la mejor novela
inglesa de misterio de la historia en 1990 por la Crime Writers Asociation de
Gran Bretaña.
Personalmente considero que no es novela
negra. Más bien es una novela histórica, porque lo que trata de averiguar el
protagonista es un caso que sucedió hace cerca de 500 años.
La historia comienza cuando Grant, inspector
de Scotland Yard, se cae por una trampilla y tiene que ser hospitalizado ya que
sufre lesiones en las piernas y en la espalda. Esto le hace permanecer en la
misma posición y solo puede contemplar el techo y las paredes.
El inspector siempre ha sido aficionado a
las caras y una de sus aficiones es adivinar el carácter de una persona por su
aspecto, por lo que su amiga, la actriz Marta Hallard, le lleva una serie de
retratos para paliar su aburrimiento. Entre ellos descubre uno de Ricardo III
el último monarca de la Casa de York. A él le parece un hombre justo, pero ha
sido acusado por la historia de varios asesinatos, entre ellos el de sus dos
sobrinos. Grant pretende demostrar que podría ser inocente de los crímenes que
se le han imputado. (Es gracioso el concepto que utiliza de tonypandy,
haciendo alusión a hechos históricos que todo el mundo toma por verídicos pero
que no son ciertos).
Comienza así una investigación entre
recuerdos de escuela, chismorreos y libros de texto que le facilitan las dos
enfermeras que lo atienden a las que llama la Enana y la Amazona. Poco después
por mediación de Marta, conoce a un joven americano que está trabajando en la
National Gallery, y este le ayuda recabando información, textos y documentación
de la época. Grant coteja toda la información y lo conducen a revelaciones
inesperadas
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