Cuenta la
leyenda (no sé si urbana, tratándose de Cuenca) que las presentaciones de Joe
en las Ahorcadas están malditas, que siempre que viene, servidor las pasa putas.
Cuando nos
visitó En 2012, estuve a punto de ingresar en el 12 de Octubre por un dolor de cabeza, y en 2013, en un
psiquiátrico por uno de muelas.
Se comprenderá
entonces mi canguelo inicial a repetir y seguir tentando la suerte y que, a la
tercera, finalmente fuese la vencida.
Pero no.
Esta vez fue
al revés.
Después de superar
una neumonía, una ciática traicionera durante la víspera a punto estuvo de echar
por tierra autor y evento.
Pero ahí donde
lo veis, Joe es más duro que el bolsillo de un catalán, así que rezó un par de
oraciones a San Ibuprofeno y se subió en el AVE de las 10.
Con dos
cojones.
Y montones de
pastillas.
Porque tenía
dos encuentros por el precio de ninguno: uno matinal, con los bachilleres
alfonsinos, y otro vespertino en nuestras Casas.
Y la ciática
seguía haciendo de las suyas.
Pero nadie lo
hubiera dicho, cuando lo tuve entre mis brazos a eso de la 1, tras salir del Instituto
por la puerta grande.
Y menos, cuando después de compartir una
deliciosa mesa y sobremesa con el profesor Mula y la alumna Belinchón, el que
estaba para el arrastre era el que suscribe.
Por suerte, el
acto en el Centro Aguirre fue un éxito de crítica (¡y por una vez no porque la hiciera
yo!) y público (como atestigua una cuarentena de asistentes sin virus y que
faltaron libros), gracias al apoyo de la Biblioteca Municipal.
Y eso que no
era una presentación sencilla, precisamente.
“El enviado” es una novela que es preferible
descubrir por uno mismo, así que preguntas y respuestas debían estar medidas
para que las palabras no acabaran con la magia.
De hecho, tan
ajustadas estaban, que temí que la presentación se quedase corta… ¡y al final lo
que se nos quedó corta fue la hora!
Antes de dar
por terminado el acto público, procedimos a fallar los premios de microrelato
(véase la última entrada de este blog) y a la lectura de los ganadores.
Y luego…luego dimos
paso al mejor encuentro que recuerdo, y van unos cuantos desde que comenzamos
con el club de lectura (la mayoría de los negritos se lo habían leído al menos
dos veces).
Nunca fue
tanta la participación y la opinión de los negritos tan favorablemente unánime.
Ni siquiera de
Cospedal.
Mención
especial merece el negrito invisible, donde Cris Marple volvió a brillar con lupa
propia, y Leo con la pista más ingeniosa, a mi juicio.
Antes de dar
por terminada la noche, como ya es tradición, hicimos una última parada en el Bus,
para deleitarnos con una nueva sesión de música de cuando el CD sonaba a
ciencia ficción con ecos de partido político.
Un muermo, si
no fuera por el Pichuchina Style y los
gin tonics.
Porque en
cuanto empezó a correr la ginebra y la tónica, hasta el dúo sonaba dinámico y
Raphael menos escandaloso.
Una pócima
casi tan mágica como la de Panorámix, capaz de hacer saltar como posesos a los
lesionados.
Especialmente
cuando los Beatles empezaron a sonar por los altavoces.
En ese momento
de frenesí, cúlmen de una jornada memorable incluso con resaca, me pareció que
hasta Paul McCartney coreaba:
All you need is Joe.
5 comentarios:
Buen reportaje y sé que me repito, pero es una gozada compartir el tiempo con vosotros.
Joe.
Lo mismo digo Joe y sé que hablo en nombre de todos si añado que no sólo nos conquistan tus novelas. Hasta la próxima, que espero sea pronto, con la tercera entrega de Tom Z.
Como siempre encantados de tener a Joe por aqui y compartir estos ratos con la gente del club, de la A a la Z una gran familia, inteligentes, divertidos...que mas se puede pedir, y se amplia el circulo de los que trasnochan, Fray Manolo y Miguel que dice haberse quitado años de encima, pues cuando perfeccione el Pichuchina Style ya no te cuento.
Amparo.
Y Joe, tu amigo te ha traicionado con la ultima foto, a ver como cuela lo de la ciatica.
Qué noche...ay, qué noche...¿Cuándo repetimos? JAJAJA
Pichuchina
Cuando Joe quiera, Pichuchina, que Valencia esta aqui mismo.
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