Queridos
amigos, amigas y viceversa, me complace informaros de que en octubre comienzo
un proyecto para la editorial Versátil que me tiene la mar de ilusionado. Se
llama Pioneras, y se trata, nada más
y nada menos, que de una selección de las precursoras de la novela negra
española.
Y
empezamos la colección fuerte, muy
fuerte, con Estudio en lila, la
primera entrega de la primera serie escrita y protagonizada por una mujer en
nuestro país. Un clásico que, como todos los clásicos, no pasa de moda, y que
de hecho, no podría estar de más actualidad.
Os
dejo con el prólogo y la estupenda portada del libro, en primicia.
Los estereotipos de género del género negro
Desde sus orígenes, tradicionalmente el género ha estado lleno de
estereotipos de género.
El llamado hard-boiled, que nació en la
mítica revista pulp Black Mask, allá por 1923,
de la pluma de maestros de la talla de Dashiell Hammett o Raymond Chandler,
como revulsivo a los acartonados enigmas británicos, rezumaba plomo y
testosterona a partes iguales.
Sus escritores, todos hombres, muchas veces
alcohólicos y casi siempre mujeriegos, dieron vida al arquetipo del detective duro y cínico, sheriffs de asfalto a
lomos de caballos de cuatro ruedas que no dudaban en disparar primero y
preguntar después, viéndose inmersos en historias más verosímiles, literarias y
sociocríticas que sus homólogos ingleses.
En estos clásicos del noir, los personajes
femeninos, si los había, se limitaban a posar de cuerpo presente, limarse las
uñas en la recepción de la agencia o a utilizar sus «armas de mujer» para
tratar de manipular al sabueso de turno, ejerciendo de auxiliares, cuando no de
accesorios a, mujeres irresistiblemente fatales o cadáveres exquisitos.
Y aunque el especialista en novela negra
americana Javier Coma subrayó que algunas escritoras norteamericanas de la
generación de los 40, con Patricia Highsmith a la cabeza, fueron verdaderas
«magas» del suspense. Hizo falta mucho tiempo para que surgieran las primeras
cultivadoras del hard-boiled.
No fue hasta la década de los 80, con la
irrupción en el panorama editorial de autoras como Sue Grafton y su
carismática e inolvidable detective Kingsey Millhone, protagonista del
tristemente inacabado Alfabeto del crimen, que los roles
tradicionales de género en el género empezaron a cambiar, y comenzaron a surgir
las primeras investigadoras profesionales que no se limitaban a cotillear a sus
aristocráticos vecinos como pasatiempo entre partida de bridge y pastita de té.
Y otro tanto ocurrió en nuestro país, a tenor
del proyecto de la Universidad de Barcelona dirigido por Elena Losada Mujeres
en la Novela Criminal Española (MUNCE). Esta investigación, que analizó la
producción de nuestras mal llamadas «damas del crimen» entre 1975 y 2010,
reveló que hasta la aparición de Petra Delicado, en 1996, la popular inspectora
de Alicia Giménez Bartlett, la presencia de escritoras dentro del género fue
marginal y marginada.
Por eso, para reivindicar a las precursoras
del género en España, surge está colección, Pioneras de
la novela negra. Una selección que comienza con la reedición de Estudio en
lila, una obra publicada por primera vez en 1985, muy popular y exitosa en
catalán, pero que en español ha caído prácticamente en el olvido. La primera
novela de la primera serie escrita y protagonizada por una mujer, Lonia Guiu,
una investigadora privada mallorquina en la Barcelona de mediados de los 80,
que Bartlett reconoció como fuente de inspiración para su personaje.
Una protagonista que, como mandan los cánones,
constituirá una irónica e incisiva cronista de la sociedad de su tiempo. Una
detective tan feminista que se proclama «detectiva», pero a la vez tan
femenina, que colecciona lápices de labios. Y para invertir aún más los roles
de género en el género, tiene un socio, un ayudante llamado Quim, experto en
defensa personal, que al igual que ella, no es tan duro como parece.
La recuperación de esta obra, coincide con el
35o aniversario del nacimiento del personaje de Lonia Guiu que
debutó en 1983 en el relato ¿Dónde estás, Mónica? , que forma
parte de la antología Negra y consentida, y que hasta la
fecha, ha protagonizado dos novelas aparte de la que ahora nos ocupa: Antípodas y El sol que
engalana, publicadas, original y respectivamente, en 1987 y
1994.
En esta primera entrega de la trilogía, Lonia
tendrá que resolver dos casos independientes, pero con la violencia de género
como factor común: la desaparición de una adolescente mallorquina y la
búsqueda de tres misteriosos hombres que han tratado de estafar a una
anticuaria mentirosa que esconde numerosos secretos.
Una trama cuyo impactante desenlace recordará
irremisiblemente al lector a un suceso actual que ha tenido mucha repercusión
mediática. A pesar de los más de treinta años transcurridos desde su edición, Estudio en
lila sorprende por la vigencia de su denuncia, tan adelantada a su tiempo
como lamentablemente atemporal y que, esperemos, contribuya a que María Antonia
Oliver reciba la atención y reconocimiento que merece, no ya como precursora
del femicrime en España, sino como uno de sus máximos
exponentes hasta la fecha, como sostienen los directores del Congreso de Novela
y Cine Negro de Salamanca, Alex Martín Escriba y Javier Sánchez Zapatero.
Una obra que supone, por consiguiente, un
magnífico pistoletazo de salida para una colección que dará mucho que leer, y
esperemos, también mucho que hablar y pensar a los aficionados al género negro.
Sergio Vera
Valencia, Director de la colección Off Versátil.
3 comentarios:
Me gusta tu comentario Sergio, la idea de publicar femicrimen creo que ya tardaba en aparecer. Me apunto
Muy interesante. Una de mis escritoras de género favoritas, P.D. James también creo una detective femenina, Cordelia Gray , aunque la mayoría de sus novelas las protagonizara el comandante Adam Dagliesh.
Qué gran iniciativa,muy interesante.
A ver si,como comentas,da mucho que hablar tanto está novela,como la coleccion.
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