Qué, ¿ya echabais de
menos vuestra ración de sushi literario?
Pues no dejéis de
hincarle el diente a nuestro sabroso artículo en elemental sobre un viejo
conocido de esta sección, Seishi Yokomizo, y sobre todo, de paladear la deliciosa
reseña que el Grissom de Buenavista (y mejor oído, que el interfecto es
otorrino), nos ha preparado.
¡Buen provecho! O como
dirían en japolandia, ¡Itadakimasu!
Ladykiller, de Masako
Togawa.
Por
Miguel Esparcia.
Masako Togawa (1933-2016), ha sido una de las figuras con más
éxito dentro de la novela negra japonesa. Mujer polifacética, siempre entregada
a las artes, destacó en su país como cantante, actriz y creadora de series televisivas de gran éxito.
Huérfana de padre, en una
familia en la que su madre tuvo que luchar para sacar adelante una familia
numerosa en un país con una estricta estructura social, donde la mujer siempre
ha estado discriminada, en un segundo plano, y en una época más que convulsa en
el país nipón, podemos imaginar que sus inicios no fueron fáciles.
Comenzó como cantante de cabaret, consiguiendo un éxito notable,
y se ha pensado siempre que en sus
creaciones había algo autobiográfico.
Saltó a la fama cuando ganó el premio de novela negra Edogawa
Rampo en 1962 con su primera obra, “la Llave Maestra”. Posteriormente publicó “Lady
Killer” (1963) y “Un Beso de Fuego” (1985), con gran éxito de ventas a nivel
mundial.
Cumple ciertos criterios característicos de la novela negra
japonesa, que la diferencia de la occidental. La temática es cruel, sórdida. El
sexo, los celos (el juego también), son ejes centrales del comportamiento de
los personajes, y sobre todo, la venganza, el crimen, están hilados de forma
reposada, parsimoniosa, incluso poética. No parece que hayan rencores
satisfechos de forma iracunda o furiosa.
Los japoneses toman el té y el baño muy caliente, pero el crimen
más bien lo prefieren en frío.
Lady Killer, ya desde su título, no deja lugar a la duda, hay una
mujer asesina.
Una mujer que asesina por venganza. Venganza movida por la locura.
Venganza sobre un Hombre, un canalla moral, que apaga sus necesidades sexuales
insatisfechas con mujeres, también en cierto modo, necesitadas. Son sus
trofeos, pero nuestro personaje, Sr. Honda, se caracteriza por ser un seductor,
un Don Juan a la japonesa, un observador minucioso, un estratega, un hombre
encantador…
Seduce a las mujeres, pero son amor de un día, es un verdadero
depredador, pero un gentleman del amor efímero, si se me permite la expresión.
Es además un profesional con éxito, un casi héroe hematológico de
la juventud, casado con una mujer de familia rica, pero ¿qué origina esa
necesidad? ¿De dónde nace esa
insatisfacción?
La novela narra, de forma sencilla, ágil, rápida y cautivadora,
una trama en la que la venganza no es violenta, no es física, no es sangrienta,
pero no por ello menos atroz. Una orquestación de actos, datos, detalles que se
ceban en nuestro Don Juan nipón. Un entresijo de fenómenos que arrojan a nuestro personaje hacia una muerte segura si no demuestra su inocencia. ¡Qué paradójico!
Un rompecabezas que a base de una investigación laboriosa, llega a
la conclusión del caso, no sin un giro final inesperado que sorprende al
lector.
Una lectura rápida, agradable…. Y yo creo que recomendable. Del
resto te encargas tú.
2 comentarios:
Muy buena reseña, Miguel. Como he leído la novela, puedo decir que has captado perfectamente la esencia de la misma y nos lo has contado de forma magistral.
Muchas gracias. Es mi primera reseña de un libro y no quería desvelar nada pero sí contarlo todo. Agradezco el comentario, de corazón
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