Como hace
décadas que Chanquete ha muerto, y semanas que no os doy la brasa, he pensado
que de aquí a principios de curso, voy a reseñar las dos o tres novelas que más
me hayan gustado de este verano negro.
¿Os parece?
¿Sí? Pues aquí
va la primera :
El arte de
hacer dinero, Jason Kersten.
Desde pequeño,
Arthur Williams Jr. Siempre fue un chico despierto. Inteligente. De los que
consiguen cuanto se proponen. Un don Nadie que quería ser alguien.
Y vaya si lo
consiguió.
Art Williams
fue uno de los mayores falsificadores de
dólares de la Historia
reciente de Estados Unidos.
Art nació en
una familia desestructurada de Chicago. Con una madre con graves trastornos
mentales, dos hermanos pequeños y un padre que después de abusar de su hija de
cinco años les abandonó a su suerte.
A su mala
suerte.
Por eso, desde
temprana edad, Art tuvo que ejercer de cabeza de familia. Tuvo que traer dinero
a casa. Y cuando tienes trece años y vives en el peor barrio de la ciudad del
viento, conseguir dinero nunca es fácil.
Ni limpio.
Así, seremos
testigos del inicio de Art en el mundo del crimen. Sus primeros robos, sus
primeras detenciones…. hasta que conoce a Pete Da Vinci, un maestro del noble
arte de falsificar dinero, que le introducirá en el segundo oficio más antiguo
del mundo.
Pero como todo
gran poder conlleva una gran responsabilidad, que diría Peter Parker, con los
primeros billetes llegan los problemas, ¿dónde colocar tantos miles de dólares falsos sin caer en
las redes de la mafia? ¿Cómo evitar la tentación de gastarse toda la pasta?
¿Cómo seguir imprimiendo billetes si continuamente se están introduciendo
nuevas protecciones? ¿Y cómo dar esquinazo a la CIA , si el
servicio de inteligencia más poderoso del planeta te pisa los talones?
Esto y más,
mucho más. Es la segunda obra del periodista neoyorkino Jason Kersten,
colaborador de revistas tan prestigiosas como Rolling Stone (donde publicó el
artículo que inspiró el libro) o Reader`s Digest. Un título que demuestra que
la realidad supera siempre a la ficción, no por nada elegido mejor libro del
año 2009 por el Washington Post.
Una lectura
apasionante que gracias a un estilo ágil y directo, logra que esta suerte de
biografía apócrifa se lea como una novela.
Y mejor que la
gran mayoría que he leído este año. Una de esas joyitas que de vez en cuando
nos regalan las pequeñas editoriales.
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