Eso es lo que descubrimos con la sugerente
propuesta que hoy nos trae el Grissom de las Casas Ahorcadas, una novela
criminal histórica escrita en España, ambientada en china y que llegó a ser nº
1 en Estados Unidos.
El lector de cadáveres, Antonio
Garrido
por Miguel Esparcia
Novela Histórica, novela negra, novela
policíaca….. ¿qué tenemos delante?. Un
híbrido, una mezcolanza de géneros. Pues sí, eso es lo que tenemos, una novela
histórica con una trama negra, de corrupción, asesinatos, conspiraciones. Pero
en el marco incomparable de la China Imperial del siglo XIII.
Una novela extensa, algo típico de los textos
históricos, pero de lectura ágil, que versa sobre los orígenes de la ciencia
forense. Mientras en Europa andábamos en la oscuridad de la Edad Media, entre
espadazos, cruzadas, asedios, ballestas y catapultas… en Extremo Oriente ya
marchaban por su “Renacimiento”. En Europa todo avance en ciencia y
cultura desapareció ante las
invasiones bárbaras y la caída del
Imperio Romano de Occidente. Situación que no se recuperó hasta varios siglos más tarde en la Italia
renacentista. Esa ventaja nos llevaban….
La brújula, la pólvora, la imprenta, los billetes,
el frigorífico y los tallarines, fueron algunos de los descubrimientos de
aquella cultura milenaria. La China Imperial llevaba siglos con una maquinaria
fiscal, ordenación territorial, organización política, administración
pública, política aduanera y comercial y por supuesto una complicada
legislación. Todo ello bajo el poder de una única cabeza, el Emperador, “El Hijo del Cielo”.
En un sistema tan complejo, con tanto
funcionariado, con un inmenso territorio para gobernar y con tanta riqueza para
administrar, no era extraña la aparición de servidores corruptos, medradores en
la corte, conspiradores, traidores… pero una cosa podríamos destacar, y es la
posibilidad de que cualquier persona, fuera de la condición social que fuese,
podía ingresar en altos cargos de la administración, si superaba los exámenes y
pruebas que el Estado imponía para su funcionariado.
Y es aquí donde aparece nuestro protagonista, Cí
Song, de los Song de toda la vida. Un personaje real, en el siglo XIII, de
condición más bien humilde, con un don especial para la deducción, el análisis
y la observación. Nuestro Grissom oriental
Es este personaje, que por circunstancias de la
vida, pudo beber directamente de las fuentes de la administración de Justicia,
ya que su padre estaba al servicio de un famoso Juez de la época. Un juez que
destacaba por una habilidad especial en el análisis de los delitos, fruto de
una vida confinada al estudio de los textos jurídicos orientales en sinergia
con una agudeza mental sin parangón. Todo parecía indicar que nuestro Cí podía orientar su futuro hacia estos menesteres,
pero las cosas se complicaron y cayó en desgracia.
La novela nos narra los difíciles comienzos del
amigo Cí, pudiendo encontrar dentro de esta obra dos partes bien diferenciadas,
aunque en ambas, vemos como nuestro personaje muestra una entereza, una
perseverancia y una actitud frente a los reveses de la vida, rayana en lo
febril. Y es por ese carácter por lo que Cí logra pasar a la Historia.
La primera parte de la novela, es una continua
sucesión de obstáculos y catástrofes, que el personaje soluciona con astucia y
adaptación extremas. Sobrevive como puede, y aunque mi cultura literaria sea muy limitada,
colocaría esta fase entre El Médico de Noah Gordon y el Lazarillo de Tormes en
versión dramática. Aquí es donde la parte histórica es más patente en lo que
respecta a la vida del común de los mortales. Las condiciones de vida, las
desigualdades, la picaresca que roza la tragedia…
En la segunda parte entramos en una dinámica más cortesana, más en
el ámbito de las clases dirigentes, delitos de altas esferas, corrupción,
traición y venganza. Y sí, es en esta
parte donde aparecen cadáveres y donde surge una complicada trama de asesinatos
que origina una investigación que nuestro personaje encara de una innovadora
manera, y que se desarrolla y resuelve
de una forma digna de cualquier novela policial o negra de las que estamos
acostumbrados a leer.
Y es en esta fase donde nuestro personaje comienza
a gestar la obra de 1247 que le dará fama hasta nuestros días: el Hsi Yuan Lu
Hsiang, el primer tratado conocido de medicina forense, una magna obra en 5
volúmenes. Un texto que se ha estudiado en criminología y medicina forense
hasta el siglo XIX, con una de las últimas ediciones en 1854. Un extenso
tratado en el que recopila todo el saber de la época y en el que añade sus propias investigaciones que han sido y son
dogma en la ciencia forense actual. Incluye una extensa legislación y
protocolos en Tanatopraxia, entomología,
fases de descomposición cadavérica, lesiones producidas según sus causas, sus
armas o sus circunstancias. En fin, una verdadera revolución en el conocimiento
forense y criminal, fruto de una mente observadora y analítica, que se adelantó
a la época que le tocó vivir.
Concluyendo,
estamos ante una figura histórica de la patología forense. Y sí, es una
novela fundamentalmente histórica, pero dada la importancia de este personaje,
¿no creéis que vale la pena su lectura?.
Además, en
la trama de la segunda parte se muestra un nivel de sagacidad comparable a
nuestro Sherlock de Conan Doyle. El
lenguaje está muy occidentalizado y el autor se ha documentado notablemente, el
epílogo es delicioso, y si eres un
lector amante de lo analítico, con una argumentación acorde con las bases científicas que han sido los
cimientos de la ciencia actual, quizá esta sea una novela a tener en cuenta
para tus próximas lecturas.
Eso sí, ánimo, porque se desarrolla en un buen
número de páginas: 555, y no sigo con la rima…
6 comentarios:
Me encanta la reseña. Me la apunto
Magnífica reseña Miguel, tan interesante que será una de las novelas que leeré. Gracias
Como te lo has currado Miguel, desde luego haces que apetezca leerla, confío en tu ojo clinico
Se nota que has bebido en la novela histórica antes de saciar tu sed en la negra. Genial reseña.
Qué razón tienes Miss Marpple.
Ahora con la guerra naval en el pacífico. 🙄🙄
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