Callado y observador, el autor
del Premio Transfuge 2016 a la mejor
novela francesa se asoma a Cuenca para abrir las tapas de sus libros y de su
denuncia social.
POR LIBERTAD MARTÍNEZ
GONZÁLEZ / FOTOGRAFÍA: MARÍA NAVARRO FAJARDO
Al más puro estilo
francés. Se sonroja cuando ríe, al hablar mueve las manos con elocuencia. Frunce
el ceño cuando piensa y los labios cuando escucha. Mira hacia todos lados,
quizá intentando guardar fotografías en
su mente.
Fuera llueve. Él
lleva vaqueros, deportivas y un jersey de lana gris. Tampoco parece tener frío
cuando se queda en manga corta, dejando ver su brazo izquierdo, todo tatuado.
Pero se le nota cansado, ha tenido un día duro.
Viene del festival “Getafe negro”, ha
pasado por Villamayor de Santiago para tener un encuentro con los estudiantes
del instituto Ítaca y finalmente ha presentado sus libros en Cuenca ante el
Club “Las casas ahorcadas”.
Después de un día
tan agotador, aún tiene tiempo para hablar un rato más, de forma cálida y
distendida, aunque la piel de sus ojeras ya se torna violácea. Toquitea
delicadamente el paquete de tabaco que y
mientras se deleita con un cigarrillo, mira, como preguntando si puede
ya empezar a hablar.
Pregunta: ¿Ha influido en que escriba novela negra
el hecho de que haya estudiado sociología?
Respuesta: Cuando
empecé a escribir mi primera novela intenté usar las herramientas de la
sociología para documentarme, para hacer un esquema de lo que quería contar.
Pero una vez que tuve mi esquema y un montón de documentación, entendí que iba
a ser muy complicado escribir una novela que tuviese misterio y todo. Entonces
tiré toda la documentación y empecé de nuevo.
Es realmente otro trabajo muy diferente. Una
vez entras en la literatura te basas en otra forma de pensamiento. Al fin y al
cabo la labor de un escritor es contar historias, poner palabras sobre las
emociones. Me había pasado más de quince años leyendo todos los días, pero
también escribiendo cartas a amigos… y cartas de amor. Descubrí que no era tan
difícil. Las cartas son en realidad como las novelas: poner palabras sobre las
emociones, un poco de manipulación, un poco de seducción… Este tipo de
escritura es una forma de escribir que viene un poquito de la cabeza, pero que
sale sobretodo del corazón y de las tripas. Asique sí, me influyó, pero no me
sirvió más que para darme cuenta de que escribir historias no era teorizar.
P: ¿Cómo se le ocurrió la trama de su libro “Perros de porcelana”?
R: “Perros
de porcelana” es un libro muy duro, porque la situación era dura. Necesitaba
contar una experiencia. El punto de partida del libro es un colega de trabajo
que un día estando en el aparcamiento me dijo que me acercase a su coche. Abrió
el maletero y me pidió que mirara: había un fusil. Me asusté, lo reconozco.
Cerré el maletero y me fui para atrás. Me explicó que el fusil llevaba mucho
tiempo allí escondido. Que todos los días desde hacía un año venía al trabajo
con él y que no podía más, que el secreto le pesaba tanto que necesitaba hablar
de ello con alguien, porque sabía que algún día lo iba a usar.
P: La
situación de la que habla es el acoso laboral. ¿Por qué necesitaba hablar de
esto?
R: Hace años
trabajaba para France Telecom. Allí fui
víctima de acoso laboral, de violencia en el trabajo. No hay sufrimiento sin
violencia. Cuando me despidieron necesité seis años al menos para estar en paz
conmigo mismo, y entonces, saliendo de ese sufrimiento, me aventuré a escribir
con una amiga psiquiatra y un amigo sociólogo un ensayo sobre los suicidios en France Telecom. Intentábamos denunciar
la forma en la que se trataban estos suicidios en los medios, pues los tachaban
de “moda”. Nuestro ensayo salió en Francia en 2010, pero una vez editado nos
encontramos con el problema del secreto médico. Teníamos muchísima información
que no podíamos sacar a la luz, o demostrar, debido a la intimidad de los
pacientes, por eso decidí escribir “Perros
de porcelana”, para poder decir todo lo que no había podido escribir en el
ensayo. Y fue un momento muy emocionante cuando me di cuenta de que estaba
usando las armas de mi nuevo trabajo como escritor de novela negra para poder
denunciar lo que había sufrido en mi antiguo trabajo. Una vez se editó el libro
siguió siendo duro. Antiguos compañeros del trabajo me insultaron, otros en
cambio me lo agradecieron. Hubo gritos, hubo lágrimas…Aun así hace ya casi diez
años que escribí “Perros de porcelana”
y desgraciadamente, la información que me llega, es que las cosas no han
cambiado.
P: Aunque “Perros de porcelana” y “En
silencio” son novelas muy diferentes, ambas tienen un inicio muy violento.
¿Cómo se le ocurrió el principio de esta novela, en el que Émilie seduce a
Simon para raptarlo y luego le dispara en una pierna?
R: Lo que me
importaba era el hecho de que mientras Émilie le disparase a Simon le dijese:
“Ahora estamos iguales, vamos a poder hablar”. Aunque su forma de entablar
conversación no es muy democrática (sonríe mientras dice esto), está claro que
no es más que una puesta en escena. Una exageración violenta, para permitir al
lector interesarse por quién ha hecho qué, lo que siempre cuento pasada la
introducción. Esta estrategia la utilizo en casi todas mis novelas.
P: ¿Por qué gran parte de “En silencio”
transcurre en una perrera?
R: Situé la
ambientación en una perrera porque quería mostrar al lector que Émilie estaba
en ruptura con la sociedad de los humanos, encontrándose ahora en una sociedad
de animales. El perrito Bop representa la prolongación de la humanidad que
Émilie ha perdido pero que quiere buscar, al igual que su pierna. Bop es libre,
salvaje, lo que Émilie envidia.
P: Hablando de la pierna de Émilie… ¿Por qué
quería que la protagonista tuviera discapacidad física?
R: No conozco a
nadie que tenga discapacidad física, por eso dudé bastante tiempo antes de
representar un personaje con este hándicap. Tenía en mente a una bailarina con
sólo una pierna y quería hablar de la desclasificación social. Ensamblé estos
dos elementos para intentar mostrar más allá de la discapacidad física la
discapacidad social que sufría esta joven.
P: ¿Por qué Émilie elige a Simon para su
venganza?
R -Es una putada,
pero es la decisión del novelista. Soy un poco romántico y pienso que Simon es
un espejo de Émilie. La única diferencia es que Simon acepta la fatalidad de la
vida, lo que Émilie no consigue hacer. Sus actos son reproducciones de su
cultura, de su entorno… Su venganza
hacia el mundo (y no sólo hacia Simon) es su forma de luchar contra este
determinismo social. No sabe hacerlo de otra forma y considera que raptar a
este hombre y dispararle en la pierna para que sienta su mismo sufrimiento es
lo apropiado.
P: ¿Con qué personaje de su libro “En silencio” le gustaría pasar un día
entero?
R: (Casi responde
antes de que termine la pregunta) Con Bop, el perrito. En realidad la historia
de Bop es otra historia triste, con un fusil (se ríe). Son los dos únicos
fusiles con los que me he encontrado hasta ahora en mi vida. Iba a hacerle una
visita a un vecino cazador para pedirle prestado el tractor cuando vi que
estaba a punto de matar al cachorro que su perra de caza acababa de parir. Su
argumento es que no servía para cazar, así que cogí al cachorro y me lo llevé a
casa. Pero sí que valía para la caza: mató a todas mis gallinas. Le tengo tanto
aprecio que quise meterlo en la novela.
P: Para terminar, como escritor de novela
negra que es, ¿cómo le gustaría morir?
R: No quiero morir
(dice abriendo los ojos). Aunque si me asesinasen, supongo que preferiría que
me dejasen en un barco en medio del océano para morir, puesto que me llamo
Marin, que es marinero en español.
4 comentarios:
¡Válgame con Libertad! Otra como ella y en lugar de club de lectura tendremos una escuela de escritores. ¡Chapó, madam!
La vida es muy dura , a veces. Muy buenos libros.
Sin duda
Pues yo no me voy a quedar" en silencio".
Voy a recomendaros el libro;aunque he de reconocer que hay una parte que... Bueno,cuando lo hayáis leído lo entendereis.
Y el autor,fantástico,atento con el club y cercano,respondiendo a todas las preguntas.
Nos faltó tiempo.
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