Texto de Apóstoles y asesinos:
... La actitud de Layret y de algunos miembros de su partido no es
suficiente para acabar con la desconfianza que a raíz de la huelga general
siente el sindicalismo catalán hacia los políticos. Especialmente hacia los
políticos de derecha y, especialmente, hacia la derecha catalanista. Cambó se
ha convertido en el traidor oficial. Seguí nunca se lo perdonará. En el
despacho de Layret, el Noi se desquita. Está de pie, habla con su voz
ligeramente ahuecada, como un trueno en una bóveda. Desde la redacción se
escuchan perfectamente sus palabras:
«Ése nunca creyó en nada. Ni en ti ni en Domingo, ni en nada. Y menos,
que en nada, en sus enemigos, que somos nosotros, el sindicalismo, los
trabajadores organizados.»
«¿Me dirás qué tenemos que ver nosotros con Cambó, Salvador?», Lluís
Companys le hace la pregunta son su sonrisa de conejo, los ojos alegres.
El Noi alza las palmas de las manos como un cura oficiante, teatral,
fingiendo sorpresa:
«Catalanismo. O eso pensaba.»
«¿Es que te parece mal que lo seamos, catalanistas?», Layret lo mira fijamente.
«No me parece nada. O sea, nada en absoluto. Es un adorno. Es un acto
secundario. Es lo que viene después de lo que viene luego. Es la cola del
cometa.»
«La cola del…»
«¿O de verdad me queréis decir que a uno de nuestros trabajadores,
cuando lo entierren a causa del hambre o por el tiro de un guardia civil, le va
a importar que la bandera que esté colgada en el gobierno civil tenga las rayas
más anchas o más estrechas?»
«Tal vez entonces no se morirá de hambre. Y no le dará ningún tiro
ningún guardia», es Companys quien responde, fumando, tranquilo, encogiéndose
de hombros.
«Muy bien, pues a lo mejor se lo da un somatén, o uno de Cambó. Por algo
son un invento de la tierra, los jodidos somatenes.»
Se callan los tres. El Noi del Sucre, corpulento, agrandándose entre el
humo y la estrechez del despacho de Layret, sigue de pie, se mueve, y al final
vuelve a hablar:
«Lo que yo os digo, lo que sienten los míos, es que esa gente, los de la
Lliga y los que no son de la Lliga pero están con ellos, no quieren ninguna
independencia. Lo único que quieren es usar Cataluña como un chantaje. Un
trueque. Nada más. Y nosotros, nosotros, no tú ni tú, los trabajadores,
nuestras condiciones laborales, nuestra explotación es la moneda de cambio. O
una de las que esa gente maneja.» ....
1 comentario:
Qué bien elegido el texto, qué actual y qué verdad encierra
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