¿Piensas que la novela negra es literatura menor? Eso es porque no has leído a Víctor del Árbol.
Conocí a Víctor hace
casi cinco años. Había leído “La tristeza del samurái” (2011), y no entendía
cómo una novela tan buena, podía pasar desapercibida en nuestro país. Por eso, no
me sorprendí cuando ganó el premio Le Point a la mejor novela negra europea
2012 en Francia.
Como vi que ese
año asistiría a la Feria del libro de Madrid y encontré su correo electrónico en
internet, ni corto ni perezoso, le escribí para invitarle a las Casas Ahorcadas
y ver si podríamos conocernos en el Retiro.
Me contestó a los
pocos días, diciéndome que estaría encantado de conocerme y de venir a Cuenca
al curso siguiente. Lo hizo con una humildad que, aunque ya tenía amigos
escritores, no dejó de maravillarme. Aunque menos que la cercanía con que me
recibió en la caseta de su editorial. Fue como si nos conociéramos de toda la
vida.
Y como más que de
letras, Víctor es un hombre de palabra, al año siguiente vino a Las Casas
Ahorcadas, y ganó el III Tormo Negro con “La tristeza del samurái”, en mi
opinión, la novela más recomendable (por eso aquí tienes un pasaje) para
descubrir su universo.
Desde entonces somos
amigos.
Y verlo alcanzar el
éxito con “Un millón de gotas”, (2014) Gran Prix de Literature Policiere (el
galardón más prestigioso de Francia), y alzarse con el reputado Premio Nadal
2016 con “La víspera de casi todo”, ha sido una alegría tan grande como si lo
hubiera logrado yo (si exceptuamos los miles de euros de diferencia).
Pero no me voy más
por las ramas, os lo presento.
La semilla del Árbol
llamado Víctor germinó en Barcelona hace casi medio siglo. Cuando ya tenía un
tronco hecho y derecho, se hizo madero. Aprovechando lo aprendido en el seminario,
se pasó dos décadas tomando confesión a sospechosos y repartiendo cuerpos de
Cristo como mosso de escuadra en la Ciudad
Condal, hasta que colgó el uniforme en 2013, para dedicarse en cuerpo y alma a
la escritura.
Aunque sus raíces narrativas
arrancan más atrás, en 2006, cuando recibió el premio Tiflos por El peso de los muertos. Desde entonces, de
las hojas del Arbol han brotado otros cuatro thrillers literarios, que no han dejado
de cosechar galardones a ambos lados de los pirineos (pero curiosamente, mi novela
negra española favorita, “Respirar por la herida” (2013), es su único libro que
no ha recibido ningún premio).
Cinco novelas muy
negras (aunque Víctor diga que no), argumental y literariamente muy diferentes,
pero con tres rasgos comunes:
Personajes tan
humanos que parecen personas de tinta y celulosa, atormentados por la culpa y los
secretos del pasado.
Complejas y
adictivas tramas, repletas de saltos temporales entre diferentes momentos de la
Historia y las historias.
Y una prosa del
más alto nivel literario, a ratos cruda, a ratos poética, que te mantiene hechizado,
pegado al papel, mientras te remueve las entrañas.
Dicho esto,
queridos amigos, si El peso de los muertos os hace sentir la tristeza del samurái,
Respirar por la herida o verter un millón de gotas, mejor no leáis a Víctor,
porque mis palabras solo son la víspera de casi todo.
2 comentarios:
Qué bien lo has contado
Grande,Sergio
Y, también enorme, Víctor
Un futuro prometedor a ambos
Y juntos...La locura ;-)
Todo el comentario es magistral y este último párrafo es un derroche de ingenio. Víctor es uno de los autores más querido y reconocido por Las Casas Ahorcadas. Y sabemos mucho de buenas novelas.
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