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sábado, 1 de abril de 2017

Habana Réquiem, de Vladimir Hernández.
Por Sergio Vera Valencia.

 
En septiembre, estuve a punto de ir a Cuba.
Ya sabéis, el típico pack de cuatro días en la Habana y tres en Varadero, que muchos españolitos utilizan como excusa para mojar en chocolate sus arrugados churros.
Pero en el último momento, la última semana, un cólico nefrítico me forzó a abortar misión.
Algo que, francamente, me jodió por mi familia y por la pasta que tumbamos, más que por quedarme en tierra.
Y sin embargo, después de “Habana Réquiem”, estoy deseando ir.
Así se titula la segunda novela negra de Vladimir Hernández, un guionista y escritor nacido en la Habana en 1966, con varios premios de ciencia-ficción, que desde 2000 reside en Barcelona.
Un novelista que el año pasado debutó en el género con “Indómito”, una crook story ambientada en su isla natal, Premio L’H Confidencial 2016, pero que la verdad, no terminó de convencerme. Y es que, aunque la trama (una historia de venganza que empezaba con el protagonista enterrado vivo) era potente, su ambientación y sus personajes me dejaron demasiado fríos para ser caribeños.
Pero con “Habana réquiem”, el cubano ha conseguido transmitirme toda la calidez del Trópico y sus gentes.
Aunque mejor, empecemos por el principio, por la Mazmorra, la unidad que la Policía Nacional Revolucionaria tiene en la Habana vieja, la zona más turística de la ciudad.
Y leído lo leído, también una de las más peligrosas.
Porque a lo largo de sus trescientas treinta y seis páginas, seremos testigos de toda clase de delitos: brutalidad policial, maltrato de género, violaciones, falsos suicidios, ajustes de cuentas … una completa postal criminal de la zona, que logra dotarla de vida a través de la muerte y mantener el interés del lector capítulo tras capítulo.
Porque así es el día a día de los cinco polis protagonistas: el teniente Puyol, un veterano sagaz y paciente, sin más aspiraciones que encontrar culpables y cuidar a su hijo autista; el teniente Eddie, un antiguo delincuente protegido del coronel, de métodos siempre al borde de la ley; la teniente Ana Rosa, una trepa estirada y clasista, dispuesta a cualquier cosa para ascender; el sargento Batista, un superviviente con placa al que le encargan ser la niñera de un poli novato; y Manolito, un agente que aprovecha las patrullas para extorsionar chulos y jineteras.
Cinco personajes muy distintos, que Hernández dota de singular carisma e inusitada vida desde su primera aparición, con apenas dos pinceladas biográficas y un puñado de diálogos. Porque los diálogos están tan vivos, tan repletos de giros y expresiones cubanas como solo las calles de la Habana vieja pueden estarlo. Unas calles mucho más sucias y criminales que las de Mario Conde, que demuestran que la novela negra cubana es mucho más que Leonardo Padura.
Y a lo largo de los cuatro días en que transcurre la obra, patearemos el distrito de arriba abajo, desde los lujosos hoteles para Pepes a los putiferios no aptos para turistas, de los palacios de las tribus urbanas a las casas de sus protagonistas, en un paseo tan pintoresco y fascinante que convierte a “Habana réquiem” en una guía turisticriminal ideal para incondicionales del género como yo.
 
Y como tú.
Porque después de leerla, tú también querrás ir a la Mazmorra.
 

 

2 comentarios:

firestarterqnk dijo...

Gracias por la reseña,;otro más para la lista de "en verano que tengo mas tiempo".
Aunque no sé si después de leerlo,me darán ganas de ir a la Habana o se me quitarán...

Cristina dijo...

Siempre que leo una reseña tuya me propongo leer el libro. No sé si será tan bueno como lo pintas pero ya estoy deseando hacer una incursión literaria por la isla. Gracias