¿Cómo? ¿Que no
pudiste asistir a la presentación de Carlos Bassas?
Pues vete buscando
otra excusa (que no sea que te duele la cabeza, que esa está muy oída), porque
aquí tienes el acto, íntegro, editado y remasterizado por el hermano Don Javier
“DJ” Manzano.
Y la escucha merece muy mucho la pena.
Porque el
viernes, Carlos Bassas no fue del rey, fue el rey.
Inspirado como nunca, interesante como siempre, Inmenso.
Pese a llevar
en pie desde primera hora de la mañana, de haberse cruzado media España en
tren, y media Cuenca sobre muletas, el rey estuvo imparable.
Será que las
malas lenguas tienen razón, y que tras pasar tantos meses a cuatro patas (dos
de carne, dos de plástico), el rey estaba deseando mirar para Cuenca.
Por eso, no es
de extrañar que el evento fuera un éxito, y que faltaran ejemplares
Menos mal que
de tanto darle a la muleta, el rey había echado músculo, porque si no, la firma
podría haber sido la última.
Pero no contento con eso, cuando bien entrada la noche tomamos “el bus” hacia la madrugada, el rey aún tuvo fuerzas para inventar el próximo baile del verano…
El minusbaile.
Y para
hacernos reír. Y para iluminarnos con su inabarcable sabiduría (que como todo
el mundo sabe, cuando Google no encuentra algo, busca en la Bassaspedia), y
para tocarnos la fibra.
Por eso, después
de casi dos días juntos, compartiendo mesas y sobremesas, alegrías y penas,
secretos y confidencias, despedir al rey esta mañana y echarlo de menos ha sido
todo uno.
Aunque no fuera
con un “adiós”, sino con un “hasta luego”.
O como dicen
los samuráis y los Terminators: “sayonara, kioudai”.
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