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lunes, 19 de octubre de 2015


SILENCIO EN BELVALLE  de Jesús de las Heras
por Sergio Vera Valencia

Ángel Bueno no es detective.

Ni falta que le hace.

Ángel Bueno es investigador en una asesoría de la gran ciudad.

Y no le va nada mal.

Pero un día, un mal día, Ángel Bueno acepta hacer de detective.

Nada, dos casos de lo más tópicos: proteger a una bellísima dama en peligro, y conseguir pruebas de la infidelidad de una mujer casada.

Dos casos típicos, si no fuera porque la dama en cuestión, Dolores Campos, es la presuntamente infiel esposa del otro cliente, el magnate Alfonso Huertas.

Y que Ángel Bueno ha aceptado los dos casos.

Así que, aunque ejerza de ángel de la guarda, Ángel Bueno tampoco es un angelito, que digamos.

Ni lo suficientemente bueno, para evitar la tragedia que pronto se sumirá sobre Belvalle.


Belvalle, Una pequeña y pintoresca ciudad de provincias más vetusta que Vetusta, donde nunca pasa nada.

Belvalle, el coto privado del todopoderoso Alfonso Huertas, y la cárcel sin rejas de Dolores Campos.

Belvalle, Cuenca para los amigos.

Porque en esta su primera novela, que en 2001 se alzó con el premio Alfonso VIII, Jesús de las Heras (Cuenca, 1943) se sirve del género negro para pintar un lúcido fresco de las sombras de su ciudad natal, plasmando brillantemente su cerrada y opresiva sociedad, su endogámica vida cultural y su caciquil sistema de gobierno.

Y lo consigue con creces, gracias a la destreza del que lleva toda una vida como periodista en El País y medios de todo el ídem, y la perspectiva del que ha sido conquense pródigo durante décadas.
En suma, una más que recomendable forma de descubrir la cara oculta de una ciudad tan encantada de conocerse, que como es patrimonio de la humanidad, no necesita

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