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domingo, 2 de marzo de 2014

Con Franco esto no pasaba: la primera generación pata negra.

Por Sergio Vera Valencia, coordinador del club de novela criminal las Casas Ahorcadas (casasahorcadas.blogspot.com)

Sergio con Andreu Martin

Como mencionamos en la primera entrega de este breve repaso a la historia de la novela criminal española, durante el franquismo  fueron contados los autores patrios que se atrevieron a abordar el género con pretensiones verdaderamente testimoniales y literarias,  aunque las traducciones y los pastiches causasen furor en los kioscos del país.
Sin embargo, el  inesperado éxito cosechado por los primeros escarceos bibliocriminales de Pepe Carvalho en las postrimerías del franquismo pusieron de relieve como el género negro hacía posible lo imposible: conjugar calidad y ventas, compromiso sociopolítico y entretenimiento, alta y baja literatura.


        Juan Madrid                          Eduardo Mendoza      

                       Francisco González Ledesma    Jorge Martínez Reverte

No obstante, muchos parecen olvidar que Eduardo Mendoza jugó un papel igual de  importante que Montalbán en la redención criminal ibérica. No en vano, “La verdad sobre el caso Savolta” (1975) supuso el exilio de la experimentación técnica tan en boga durante el tardofranquismo y el retorno de la narración tradicional, constituyendo un hito fundamental dentro de la historia de la Literatura española en general, y la de género en particular. Por si ello fuera poco, un ya consagrado Mendoza terminó de desterrar los prejuicios  académicos hacia el negro, cuando echó mano de un anónimo detective con camisa de fuerza para satirizar la España de las últimas décadas, en novelas tan hilarantes como “El laberinto de las aceitunas” (1982) o “La gran aventura del tocador de señoras” (2001).
Por todo ello, no es de extrañar que a finales de los 70 y principios de los 80 surja la primera generación de patas negra. Un primer boom noir que tendrá su epicentro en las dos grandes urbes:
Madrid, gracias a la pluma de  dos periodistas que, ante la censura mediática que incluso en democracia imperaba en los periódicos, emplearon la ficción para hacer una crónica fiel de la Transición  en el Foro. Así, Jorge Martínez Reverte parió al periodista Gálvez, y Juan Madrid al antiguo policía Toni Romano, personajes cuyas desventuras llegan hasta nuestros días, pero que alcanzaron especial éxito y notoriedad a finales de los 70.
Pero sobre todo Barcelona, donde a Montalbán y Mendoza, no tardaron en  sumarse dos capos del crimen ibérico: Francisco González Ledesma y Andreu Martín. Un Ledesma que, tras 400 novelas de kiosco, dio a luz al inolvidable inspector Méndez, que en 1984 se alzó con el Planeta, y un Martín que sin duda es el autor más prolífico y todoterreno, habiendo perpetrado más de medio centenar de crímenes de todos los estilos y para todas las edades.
Mas, estos autores sólo son la punta del iceberg, porque la fecundidad creativa vino arropada por la editorial y, como suele decirse,  son todos los que están, pero no están todos los que son.

En suma, que la novela negra dio voz a una primera generación de criminales con voto, y grandes títulos a la de lectores, sentando las bases para la Roja, próximamente en este Centro de Interés.

 Títulos:

  • Juan Madrid: Huida al Sur, Adiós princesa y Hotel paraíso.
  • Eduardo Mendoza: El laberinto de las aceitunas, La aventura del tocador de señoras y La verdad sobre el caso Savolta
  • Andreu Martín: El blues de la Semana más negra, no pidas sardina fuera de temporada, la noche que Wendy aprendió a volar.
  • Francisco González Ledesma: Cinco mujeres y media  e Historia de mis calles.
  • Jorge Martínez Reverte: Gudari Gálvez.

2 comentarios:

Cristina dijo...

Aunque en su momento leí a cada uno de los autores que citas,tengo que leer algunas de las obras que mencionas pues salvo las de Eduardo Mendoza, no las conozco y supongo que serán las más recomendables. Gracias por refrescarnos la memoria.

Anónimo dijo...

Lo mismo digo.Muchas gracias,la vida de algunos lectores osea yo no seria igual sin tu guia.besos.
Her