Por Sergio
Vera Valencia, coordinador del club de novela criminal las Casas Ahorcadas
(casasahorcadas.blogspot.com)
Como
mencionamos en la primera entrega de este breve repaso a la historia de la
novela criminal española, durante el franquismo
fueron contados los autores patrios que se atrevieron a abordar el
género con pretensiones verdaderamente testimoniales y literarias, aunque las traducciones y los pastiches
causasen furor en los kioscos del país.
Sin embargo, el inesperado éxito cosechado por los primeros
escarceos bibliocriminales de Pepe Carvalho en las postrimerías del
franquismo pusieron de relieve como el género negro hacía posible lo imposible:
conjugar calidad y ventas, compromiso sociopolítico y entretenimiento, alta y
baja literatura.
Juan Madrid Eduardo Mendoza
Francisco González Ledesma Jorge Martínez Reverte
No obstante, muchos
parecen olvidar que Eduardo Mendoza jugó
un papel igual de importante que Montalbán en la redención criminal
ibérica. No en vano, “La verdad sobre el
caso Savolta” (1975) supuso el exilio de la experimentación técnica tan en
boga durante el tardofranquismo y el retorno de la narración tradicional, constituyendo
un hito fundamental dentro de la historia de la Literatura española en general,
y la de género en particular. Por si ello fuera poco, un ya consagrado Mendoza terminó
de desterrar los prejuicios académicos
hacia el negro, cuando echó mano de un anónimo detective con camisa de fuerza
para satirizar la España de las últimas décadas, en novelas tan hilarantes como
“El laberinto de las aceitunas”
(1982) o “La gran aventura del tocador de
señoras” (2001).
Por todo ello,
no es de extrañar que a finales de los 70 y principios de los 80 surja la
primera generación de patas negra. Un primer boom noir que tendrá su epicentro
en las dos grandes urbes:
Madrid,
gracias a la pluma de dos periodistas
que, ante la censura mediática que incluso en democracia imperaba en los
periódicos, emplearon la ficción para hacer una crónica fiel de la Transición en el Foro. Así, Jorge Martínez Reverte parió al periodista Gálvez, y Juan Madrid al antiguo policía Toni
Romano, personajes cuyas desventuras llegan hasta nuestros días, pero que
alcanzaron especial éxito y notoriedad a finales de los 70.
Pero sobre
todo Barcelona, donde a Montalbán y Mendoza, no tardaron en sumarse dos capos del crimen ibérico: Francisco González Ledesma y Andreu Martín. Un Ledesma que, tras 400
novelas de kiosco, dio a luz al inolvidable inspector Méndez, que en 1984 se
alzó con el Planeta, y un Martín que sin duda es el autor más prolífico y
todoterreno, habiendo perpetrado más de medio centenar de crímenes de todos los
estilos y para todas las edades.
Mas, estos autores
sólo son la punta del iceberg, porque la fecundidad creativa vino arropada por la
editorial y, como suele decirse, son
todos los que están, pero no están todos los que son.
En suma, que
la novela negra dio voz a una primera generación de criminales con voto, y
grandes títulos a la de lectores, sentando las bases para la Roja, próximamente
en este Centro de Interés.
Títulos:
- Juan Madrid: Huida al Sur, Adiós princesa y Hotel paraíso.
- Eduardo Mendoza: El laberinto de las aceitunas, La aventura del tocador de señoras y La verdad sobre el caso Savolta
- Andreu Martín: El blues de la Semana más negra, no pidas sardina fuera de temporada, la noche que Wendy aprendió a volar.
- Francisco González Ledesma: Cinco mujeres y media e Historia de mis calles.
- Jorge Martínez Reverte: Gudari Gálvez.
2 comentarios:
Aunque en su momento leí a cada uno de los autores que citas,tengo que leer algunas de las obras que mencionas pues salvo las de Eduardo Mendoza, no las conozco y supongo que serán las más recomendables. Gracias por refrescarnos la memoria.
Lo mismo digo.Muchas gracias,la vida de algunos lectores osea yo no seria igual sin tu guia.besos.
Her
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