Por Sergio Vera
Valencia
Fotografías de Javier
Manzano.
Cuanto más leo, menos me gustan las novelas históricas.
Verdaderos ladrillos de papel, que si no
tienen más de quinientas páginas parece que no llegan a imprenta, cuando a mi
juicio debería ser al contrario.
Por eso, hasta
que “Don de lenguas” no se coló en
todas las listas de premios de novela negra el año pasado, no me interesé por
esta apasionante recreación de la Barcelona criminal de los 50.
Eso sí, una vez
paladeé con gusto mis prejuicios (reconocer los errores no es sólo de sabios,
yo también lo hago) que su autora, la barcelonesa Rosa Ribas, pasara por las
Ahorcadas este año se convirtió en objetivo prioritario durante la pasada
Semana Negra de Gijón, a la que acudía a presentar “El gran frío”, segunda entrega de la serie protagonizada por la
periodista Ana Martí y la filóloga Beatriz Noguer.
¿El problema?
Que Rosa vive en Francfort. Y que hoy por hoy, y contra toda lógica, Fráncfort sigue sin
puente aéreo con la ciudad del crimen.
Pero como el
“no” ya lo tenía, antes de ir a Gijón me preparé a conciencia: adquirí casi todas
sus novelas, preparé una camiseta del club para regalarle, pedí a amigos
comunes que mediaran entre nosotros…. hasta que la conocí, y de nuevo, se me
cayeron los esquemas.
Porque a pesar de los sopecientos kilómetros
que nos separaban, desde el momento cero se mostró deseosa por venir,
voluntariosa a más no poder.
Así que, terminado
el festival asturiano a mediados de julio, poco a poco, correo a correo, fuimos
cuadrando fechas para aprovechar alguna de sus breves estancias en la ciudad
condal, a fin de que pasara por las Ahorcadas.
Por fin, a mediados de Octubre, acordamos que
la presentación tendría lugar el 6 de febrero.
La
semana del gran frío.
Tanto, que la
víspera de su llegada, Cuenca amaneció alpina, más nevada que el pueblo donde
Rosa ambienta su novela.
Y como además
tenía pensado venir en coche con sus padres, nos temimos lo peor.
No contábamos
con que Rosa es mujer de palabra, además de letras.
Ni con su
padre-agente-chófer, que haciendo de su
capa un sayo y de su coche un todoterreno, se cruzó media España para traernos
a su hija, pasar día y poco con nosotros, y salir el sábado de madrugada para
la clausura de Barcelona Negra.
Un intenso día
y pico, repleto de sorpresas sorpresas, que culminó con un abarrotado salón de
actos y una memorable presentación de la que mejor no diremos nada.
Sólo, que se inició
con la provocadora pregunta: ¿Qué tienen
las salchichas de Fráncfort que no tengan las butifarras catalanas?
Que al más
puro estilo hormiguero, Rosa tuvo que demostrar su “Don de lenguas” analizando al autor de algunos delirantes correos
reales.
Y que, gracias
al amigo periodista Javier Manzano, tenéis el audio completo a vuestra
disposición, amén de las fotos que acompañan
estas líneas.
Y es que, tras
horas de conversaciones bajo y sobre la nieve, el hielo estaba más que roto, en
mil pedazos.
Porque digan
lo que digan los documentales de la 2, no hay frío grande para la Rosa negra.
Ni Premio que
se le resista a su Don de lenguas.
¿Lo hará
nuestro Tormo Negro?
Todavía falta
casi medio curso para saberlo.
Pero desde ya,
autora y obra se merecen eso, y mucho más.
Por de pronto,
Rosa ha sido invitada al III Congreso de novela criminal las Casas Ahorcadas,
que se celebrará entre el 23 y el 26 de abril en la Diputación.
Y de momento, hasta
aquí puedo escribir, hasta aquí podéis leer.
1 comentario:
Un encuentro memorable. Ya es habitual que vengan a las Casas Ahorcadas los autores más significativos del género pero que vengan desde tan lejos tiene mucho valor. Gracias Rosa por tu presencia y gracias Sherlock por camelárte y conseguir que viniera por amor.
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