Con la venia
del jurado, aunque coincido plenamente con la fiscal en las acusaciones
vertidas respecto a la construcción de personajes, tan minimalistas que se me
antojan poco más que nombres y apellidos a la espera de un bonito epitafio que
les haga compañía, el resto de cargos que le imputa son precisamente los que, a
mi modesto parecer, han labrado a esta obra
un lugar imperecedero en la historia del delito literario, convirtiéndolo
en la primera obra maestra de la novela negra.
Así, siguiendo
con la billarística alegoría de la fiscal, pregunto, ¿no es de mayor interés
detectivesco y literario un personaje con vocación de taco, que trata de meter
las bolas en chirona, de librar el mundo de escoria por sí mismo, que otro que
se limita a ser bola a la expectativa de que otros vengan a hacerle el trabajo
sucio?
Hablo, por supuesto, del Agente de la
Continental y del comisario Maigret, que, en el fondo, reflejan dos corrientes
psicológicas coetáneas y diametralmente opuestas (Cosecha roja es de 1929 y el
francés debutaría en las imprentas sólo dos años más tarde): la conductista
americana, con Hemingway como máximo exponente de este objetivismo literario, y,
como magistralmente expuso la fiscal en otra vista celebrada el curso pasado, la psicoanalítica freudiana.
En otras
palabras, el análisis y modificación de la conducta humana a través de la
acción (violenta, en este caso) o de la reflexión introspectiva.
Pues bien, como
el jurado coincidirá conmigo, si el personaje de Hammett se hubiera limitado a
pedirle a su despótico cliente que le hiciera un hueco bajo las mantas para tumbarse
a esperar, muy cómodamente eso sí, que uno por uno todos los gángsters de
Poisonville se personaran en su diván para confesar sus culpas y traumas
infantiles, como habría hecho Maigret con más paciencia que el Santo Job (y
unos huevos que ya los hubiera querido para sí el caballo de Espartero), no
sólo es que el agente habría fallecido de inanición, sino que mi cliente habría
resultado un pestiño insufrible, habría carecido por completo de interés
literario, y, a buen seguro, ahora mismo no estaríamos hablando de él, casi un
siglo después de su publicación, y menos aún escribiendo yo este encendido
alegato en su defensa.
Dado lo cuál,
me lleva a plantearme, una vez más, ¿por
qué demonios han reeditado a Simenon si hace años que se inventó el Valium?
No hay más preguntas, su Señoría.
1 comentario:
Decidicamente, Sergio, debo de explicarme fatal porque jamas dije que Maigret resuelva sus casos con el psicoanálisis. Hablé de la influencia del psicoanálisis en la forma que Maigret analiza a sus posibles sospechosos y las teorías freudianas y psicoanálistas, te recuerdo, va mucho más lejos que tumbar a alguien en el divan. ¿Qué problemas tienes tú con Freud y el psicoanálisis? Pregunto. Inquiero.
Te declaras partidario de primero dispara y luego pregunta. ¡Cielos!!!
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