Si la presentación de Márquez fue un espectáculo (en el
mejor sentido de la palabra), la de Óscar un ameno seminario sobre género y
clásicos literarios, sin duda, la presentación de Willy Uribe se ganó al
respetable por su mezcla de sentimiento y autenticidad, por su naturalidad y simpatía.
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Un impagable e impagado viaje, el de Willy, que le llevó
desde su Bilbao natal a la ciudad del crimen y vuelta en menos de un día,
transbordo en el Foro incluido, buen
ejemplo de que humildad y Literatura (así, con mayúsculas) no tienen porqué estar reñidas, que no vale más el que más
cobra, ni cobra más, el que más vale.
Un encuentro mágico, irrepetible, donde Uribe desnudó su
alma y la de su pueblo, donde lo dio todo y más, donde las risas se alternaron
con la impotencia, las anécdotas para el recuerdo con otras que aunque nos
gustaría olvidar, a muchos nos quedarán grabadas a fuego en la memoria.
Una presentación impactante como pocas (¡con lleno
absoluto!), que luego dio paso a un encendido debate con punto y seguido en el
Restaurante y suspensivos hasta casi las tres de la mañana.
Lástima que Willy pasara por Cuenca como un vascometa fugaz,
espinita que, esperemos, podamos quitarnos pronto.
Porque Uribe ha prometido revancha, y Miguel Montes hacer lo
imposible por ganar el Tormo Negro.
Y, sabiendo cómo se las gasta….a ver quién es el guapo que
le quita la idea.
1 comentario:
La verdad es que Willy nos conquistó con su sinceridad y autenticidad. Además de buen escritor trasciende su gran naturaleza humana. Todavía queda gente así. Gracias por permitirnos conocerte un poco.
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