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miércoles, 29 de febrero de 2012

Cocolaboraciones I: Entre germanos anda el muerto

Por cortesía de la librería El Cocodrilo, estrenamos sección semanal de crítica de novedades, con dos estupendas ficciones negras de estilo dispar pero origen común: Alemania.
Si alguna de ellas os interesa, ya sabéis donde os esperan.






Crímenes, Ferdinand von Chirac (2009).
Salamandra, 2011.


Una fascinante colección de once relatos basados en algunos de los más de 700 casos con los que el autor ha tenido que bregar en su dilatada carrera como abogado penalista.
De forma apasionantemente desapasionada y sencilla en apariencia, Chirach nos irá desgranando los claroscuros de personajes de toda clase y condición, limitándose a los hechos probados y obviando las especulaciones, ofreciendo un incisivo análisis de la esquizofrénica sociedad en que vivimos y un demoledor tratado narrativo sobre la infinidad de intersticios legales por los que se cuela la justicia.
Doctores retirados que prefieren poner fin a una vida de reproches matrimoniales por la vía rápida a incumplir su juramento de amor eterno, oscuros ajustes de cuentas que el secreto profesional impide llevar a los tribunales, talentosas violonchelistas a las que el hastío y la compasión empujarán al fratricidio, neonazis asesinados en legítima defensa…. La impactante ópera prima del alemán ofrece un amplio abanico de tragedias humanas, trampas jurídicas y dilemas éticos que tiran por tierra la visión utópica de los juzgados que John Grisham lleva décadas vendiéndonos.
Nunca tan pocas páginas y tan amenas dieron tanto que pensar.
Imprescindible, aunque el negro no sea tu color literario favorito, especialmente si estudias Derecho o crees que la moral es cosa de gusanos de seda.





El experimento, Sebastian Fitzek (2008).
Booket, 2012.


Tres mujeres aparecen en estado catatónico con un acertijo entre las manos, físicamente intactas pero psicológicamente destrozadas, incapaces de escapar de la pesadilla en que les ha sumido un despiadado asesino en serie conocido como “el destructor de almas”.
Tiempo después, un profesor propone a sus alumnos un extraño experimento: leer el sobrecogedor expediente de un paciente que será testigo de como el exclusivo centro psiquiátrico donde trata de recobrar la memoria se convertirá en el macabro patio de recreo del psicópata.
Tres historias superpuestas en un adictivo juego de muñecas rusas, donde el lector deja de serlo en la primera página, para verse convertido en sujeto de un retorcido y originalísimo experimento psicometaliterario.
Un hipnótico thriller psicológico a medio camino entre “Saw” y “El resplandor ” que hace que “El silencio de los corderos” parezca una obra de Gloria Fuertes y Anibal Lecter el Pepe Gotera de la psicopatía, que no te permitirá respirar, comer ni dormir hasta descubrir la identidad del asesino.
Si te gustan las películas de suspense, no lo dudes, corre a presentarte voluntario a este experimento, y por el precio de una sesión de cine podrás disfrutar de un fin de semana que jamás olvidarás.







1 comentario:

cristina dijo...

Bien,Sergio. Seguro que los dos libros son tan buenos como parecen pues tú no te andas con rodeos. Habrá que pasarse por ahí.