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lunes, 28 de marzo de 2011

Se ha escrito un (micro) crimen (2x07):

Con un ligero retraso (lo bueno…) Julián María Guzmán, compañero de bibliofatigas  de la novia cadáver, me envía este micro que, amén de acabar con no pocas lagunas narrativas, que sin querer íbamos arrastrando desde el inicio de esta segunda temporada, ofrece nuevas e interesantes posibilidades para continuarla, para que otros negritos  se atrevan a abordar, de una vez por todas, su ansiado desenlace.



A la misma hora en que Leila estaba siendo perseguida por una siniestra figura que entonaba una canción infantil, Mauricio y Sebastián paseaban con aparente despreocupación por las calles del casco antiguo de Cuenca. Aunque el andar de ambos parecía errático, propio de turistas despistados, procuraban cruzarse con el menor número de gente posible, y hablaban entre ellos con voz casi susurrante.

- ¿Por qué no me has dejado acompañarte en el registro de las casas? Si estoy metido en el caso, debería tener acceso a la máxima información posible ¿no?
- Mauricio, compréndelo, los buitres de la prensa andan como locos detrás de cualquier carnaza que pueda aparecer en torno a esta matanza. Si descubren que un personaje como tú está haciendo indagaciones, se multiplicarán las alarmas absurdas. Tendrás que fiarte de lo que yo te vaya pasando.
- Pero entiende que esta no es manera de trabajar, ¡coño! estoy dando palos de ciego sin saber realmente a quién o qué estoy buscando. Bueno, ¿qué habéis encontrado en las casas?
- Poca cosa. En la de Bartolomé Zarco, simplemente nada. Empiezo a pensar que fue un desgraciado que estaba en el lugar equivocado en el momento inoportuno. Sin embargo en las casas de Mila e Iván si hemos encontrado ciertas conexiones. En la de Mila, ubicada en la plaza San Julián, tengo la sospecha de que alguien se nos adelantó y estuvo rebuscando antes que nosotros. Aunque no forzaron la puerta, algunos de los armarios estaban revueltos, mientras que otras partes de la casa permanecían intactas. Creo que buscaban un objeto grande, que no podía guardarse en cualquier sitio. En la de Iván, y esto es extraño, hemos descubierto que seguía desde hace algún tiempo a Mila con mucho interés. Tenía fotos de ella, guardaba también información sobre su trabajo, sus rutinas, y algunas cosas más. Todo de un modo muy profesional. Además parece ser que se conocieron en un chat, y que un par de horas antes de que los encontrasen muertos en la biblioteca, los vieron juntos tomando café.
- Mierda, Sebastián, esto que me cuentas apenas me sirve para nada. ¿No tienes algo más concreto? ¿Algo a lo que aferrarme de verdad?
De manera subrepticia, Sebastián pasó un pequeño papel a Mauricio. Este lo observó con detenimiento. Un nombre y una dirección.
- ¿Leila Vindel, arqueóloga? ¿Esto que coño es?
- Algo a lo que aferrarte, capullo. Parece ser que últimamente era la persona que más tiempo pasaba con Mila.
Mauricio tuvo un presentimiento: contrabando de arte. Mientras, Sebastián se alejaba de él, esta vez de manera que parecía definitiva, y no tuvo tiempo de avisarle." “Mantente alejado del inspector Casas, siempre sabe más de lo que parece”.

Continuará…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de las lagunas se debe al fin de semana,cerca de la novia cadáver y sobre todo cerca de una laguna.
Gracias Julián
Mila

Anónimo dijo...

Guauuu ha pasado la criba y habéis puesto mi pellizco literario. Gracias a vosotros, ya estoy deseando colaborar en la siguiente oportunidad.

HadaTraviesa dijo...

Esto promete!! Así que según parece hay alguien que sabe más de la cuenta ... vaya, vaya, vaya!!
Veremos....

pilixfile dijo...

Esto ya va pareciendo algo, va tomando cuerpo y parece que nos lleva a algún lugar. Biennnnnnnnnnnn!!