Estadisticas

miércoles, 23 de marzo de 2011

Cuerpos Descosidos, de Javier Quevedo Puchal



Pastor de dios que traes el pecado al mundo, danos la culpa
Tan impío salmo es el que muy bien podrían repetir incesantemente, como un sacrílego mantra, los personajes que pueblan esta maravillosa novela de terror recién publicada por NGC Ficción.
No en vano, sus atípicos protagonistas, un chapero afincado en Ambsterdam, una artista gráfica con una más que enfermiza necesidad de autolesionarse y el anónimo autor adolescente de un diario, conforman los tres vértices de un triángulo de dolor y remordimiento que ninguna penitencia en el mundo será capaz de extirparles. Ni siquiera  la Papisa. Ni siquiera  René, por mucho  que cuente con el don maldito de absolver pecados ajenos a través de su propio sufrimiento.
Una apasionante novela que profundiza con sensibilidad y crudeza en el lado más oscuro e inconfesable de la condición humana, y que tiene en la profunda humanidad sus personajes, el la apabullante maestría lingüística de su autor y su impecable y ambiciosa estructura narrativa sus principales virtudes.
Probablemente la mejor novela, y van cerca de una treintena ya, que he leído en lo que va de año.
Palabrita del niño Jesús.

Y, con toda seguridad, un más que firme candidato a arrasar en un sinfín de premios el año que viene.


3 comentarios:

Cristina dijo...

Tu crítica es fabulosa pero a mí no me va ese género,con decirte que aún no me he atrevido con PENITENCIA, de Joe Álamo, que según la presentó parece mucho más suave que esta.

Las Casas Ahorcadas dijo...

¡Pero Cris Marple,como una mujer tan curtida en el lado oscuro de la condición humana, con tantos asesinatos literarios a sus espaldas, me viene ahora con estos remilgos.
La tía Agatha (como Mila) debe estar removiendose en su tumba!

Carolina dijo...

Realmente es el pastor y no el cordero el que trae el pecado y Javier Quevedo Puchal cuenta cómo. A mí no me ha parecido una historia de terror, sino de la terrorífica realidad, del lado oscuro de la verdad, con alguna licencia poética a modo de parábola reveladora.
Me ha encantado la forma en que estructura la historia. Creo que la preciosa forma en que se desarrolla nos permite transustanciarnos en cómplices empáticos de personajes que no, por atípicos, dejan de mostrarse de carne y hueso (descosidos, eso sí).
Muy buena. Gracias Sergio por pasármela.
Carolina