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viernes, 23 de julio de 2021

El Premio Hammett de este año

 

El pasado viernes se falló en la Semana Negra de Gijón el premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra publicada en castellano justo cuando una de nuestras negritas ultimaba su reseña.

Y aquí la tenéis.

Una propuesta necesaria para una novela imprescindible

 

Catedrales, de Claudia Piñeiro

Por Almudena Torrijos

Claudia Piñeiro (Argentina 1960) es escritora, guionista de televisión y dramaturga. Algunas de sus novelas han sido llevadas al cine, como Las viudas de los jueves o Tuya. Ella misma refiere que en un viaje de trabajo vio un concurso de novelas y pensó: “vuelvo y me pido vacaciones y escribo una novela porque si no, yo me voy a quebrar”; y bendito el momento en el que dejó las auditorías para dedicarse a la escritura. Su obra ha sido premiada a ambos lados del océano atlántico, y acaba de recibir el Premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón en la edición de 2021 con la obra Catedrales (Alfaguara)

 

SINÓPSIS: Hace treinta años, en un terreno baldío de un barrio tranquilo, apareció descuartizado y quemado el cadáver de una adolescente (Ana). La investigación se cerró sin culpables y su familia -de clase media educada, formal y católica- silenciosamente se fue resquebrajando. Pero, pasado ese largo tiempo, la verdad oculta saldrá a la luz gracias al persistente amor del padre de la víctima

Estamos delante de una historia familiar, o mejor dicho una historia marcada por un hecho salvaje y doloroso que, lejos de unir a la familia de Ana, la resquebraja y determina las decisiones y supervivencias de todos ellos. Es el tesón del padre de Ana (Alfredo) y su necesidad de encontrar la verdad sobre cómo y porqué murió su hija lo que sustenta su investigación al margen de los cauces oficiales.

Se trata de una novela coral, contada por 7 personas cercanas a Ana o al hecho de su muerte. Dan voz y luz a los acontecimientos que sucedieron y que han propiciado un presente tan distinto para cada uno. Estas 6 personas explicarán su verdad, lo que saben, lo que recuerdan o lo que justifica su actual presente.

La séptima voz, la del padre, cerrará estos diálogos en un epílogo sincero, intimista y con toda “la verdad que es capaz de soportar”. Expone en su monólogo la responsabilidad personal de nuestros actos cotidianos, el amor más allá de los apellidos o convenciones sociales, la creencia en una familia funcional, el ateísmo como valentía y la fe con la esperanza de poder sanarse él y a los que más quiere.

Todas estas voces, con sus saltos temporales y elipsis, nos acercan a la historia de Ana antes de su muerte, a lo que sucedió el día que falleció y las consecuencias en las personas cercanas a ella. Cada narrador aporta con su memoria una verdad colectiva y en muchos casos nada placentera. Es una novela de personajes, intimista y profundamente reflexiva, donde también en ella subyace la crítica social y sobre todo la crítica a la hipocresía.

La novela se desarrolla en Buenos Aires, ciudad manifiestamente vinculada a “la memoria de “las madres”, con instituciones enraizadas como la iglesia católica, la familia y la justicia. Esta obra ahonda en estos conceptos y la relación que se establece entre ellos, y es importante no separar el contexto porque late en el libro y nos recuerda épocas no tan pasadas de un tiempo similar en España.

La trama resulta dolorosa porque los conceptos de familia, ideología, amor, justicia, fe, responsabilidad etc. Nos resultan cercanos, y porque todos y cada uno de ellos pudieran acercarnos a tomar decisiones drásticas como los personajes, a declarar en voz alta nuestros principios y huir por no asfixiarnos, a errar en nuestra conducta por ser dogmáticos, a abandonar por dolor o a olvidar para no morir… No resulta tan inverosímil el argumento si pensamos en ello.

No es una novela donde la trama pudiera resultar imprevisible, pero sí resulta atroz; no te pierdes en la multitud de los personajes, pero sí en el fanatismo de algunos de ellos; no es un libro negro al uso aunque la negrura de sus narradores puede agobiarte. Y nos guía a seguir pensando sobre si es necesario saber la verdad siempre y aunque duela y sobre si la justicia es justa.

Me queda señalar la excelencia del paratexto del libro, las citas con las que introduce a cada narrador abren las ganas de leer a Buñuel, Borges, Raymond Carver o el mismo Génesis. Y reconozco que me gusta cuando un libro me abre las puertas a otros narradores y obras, buscar las fuentes en las que ha bebido para enlazar cada personaje con dicho epígrafe. 

Poco más puedo decir, ¡ah, sí! Esta novela es, como señala la RAE (Real Academia Española: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed), literatura: “arte de la expresión verbal”.


5 comentarios:

Begoña dijo...

Muy buena reseña, enhorabuena 👏

Leoleo dijo...

La novela se merece una gran reseña como está. La recomiendo

Cristina dijo...

Tenía ganas de leerla y después de esta magnífica reseña más. Gracias

firestarterqnk dijo...

Excelente reseña, no podía ser de otra manera viniendo de quién viene. La novela y la reseña, ambas de premio.
Y ahora, como siempre, el dilema:no hay vidas para leerlas todas.

Lucía dijo...

Magnífica reseña Almudena, me dejas sin palabras, sentida y profunda. Leeré el libro lo tengo claro después de haber leído la impresión que te ha causado