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martes, 31 de agosto de 2021

No hay crímenes en Tristán de Acuña

 


No hay crímenes en Tristán de Acuña, de Alberto Val.

Por Leonilde Álvarez Guijarro

 

Cuarta novela del periodista y autor conquense, que cambia de escenario y nos lleva al lugar más remoto del mundo, y no es una utopía, sino que existe de verdad; es una isla británica, situada en medio del Atlántico Sur, con 264 habitantes y donde nunca ha habido crímenes.

Charlie Gordon, policía inglés a punto de jubilarse, es enviado a esta pequeña isla como último destino  para curar la depresión que padece desde la muerte de su mujer. Poco a poco va descubriendo detalles sobre su aislado destino: sus habitantes pertenecientes a las siete familias que poblaron la isla, su sistema económico y su cerveza, que es lo que reconcilia a Charlie con ese lugar.

 El será el supervisor de las elecciones para elegir al jefe de la isla, y cuando un candidato desaparece, tiene que iniciar la investigación entre los intereses de las diversas familias, el deseo de salir de allí de los jóvenes, la especulación urbanística y el sentido de conservar los valores y tradiciones con las que han conseguido sobrevivir.

Charlie nos cuenta en primera persona como es vivir en ese lugar, donde no se cierran las puertas, los recursos son limitados y la población se adapta a ellos, en el que todo el mundo tiene un huerto asignado que cultiva para comer y tiene dos ovejas, con curiosas tradiciones y festejos y… para salvación del policía… ¡hay un bar y una cafetería!

Con gran sentido del humor, lenguaje preciso y ritmo pausado, Val  nos conduce por un paraíso con varias serpientes, haciéndonos disfrutar de la lectura y participar en el juego para encontrar al candidato desaparecido.

Un lugar al que os gustaría viajar, pero que solo se puede visitar con autorización, así que disfrutad de esta hermosa novela…un poco negra.

 Os la recomiendo por el lugar, la trama y la escritura; ¡más completa imposible!


viernes, 27 de agosto de 2021

En plena noche


  Por María José Moya.

 

Mikel Santiago nace en Portugalete en 1975, ha vivido en Irlanda y Países Bajos y ha publicado 6 novelas y varios relatos

             Todo comienza en la madrugada del 17 de octubre de 1999. Después de un concierto de rock, Diego Latamendia, líder del grupo, es atropellado por un coche cuyo conductor sospecha que el chico esta borracho o drogado, ya que las únicas palabras que salen de su boca son: “ayudadme, me han secuestrado”. Horas después se despierta en un hospital y sufre amnesia, su novia Lorea ha desaparecido, la última vez que la vieron fue saliendo de la sala de conciertos, como si huyera de alguien.

            Han pasado 20 años y Diego, que ahora utiliza como apellido León, es el único componente del grupo que ha triunfado y vive en Almería. Recibe una llamada de su madre comunicándole que su amigo Bert, miembro del grupo, ha muerto en un incendio, y decide acudir al funeral. Al final del mismo, la novia del fallecido le transmite sus sospechas de que ha sido asesinado. Diego decide iniciar una investigación y así tener la oportunidad de obtener nuevas pistas sobre lo ocurrido aquella noche interminable.

            A pesar de que la novela tiene 672 páginas, está dividida en capítulos cortos y su lectura es muy ágil.  Está narrada en primera persona por Diego, dándonos a conocer todo lo sucedido la noche del accidente, y va dando giros uniendo el pasado con el presente y trasladándonos de uno a otro cuando es  necesario. Te hace sospechar de todos y cada uno de los personajes hasta llegar a un final sorprendente.

            Mikel Santiago lo ha vuelto a conseguir, creando un gran libro que no defraudará a los amantes de la novela negra.


martes, 24 de agosto de 2021

Pequeñas mujeres rojas

 


Pequeñas mujeres rojas, de Marta Sanz.

Por Ana Quirós.

 

Paula Quiñones, inspectora de Hacienda, salta a las antípodas de su rutina acudiendo como voluntaria a la localización de fosas comunes de la guerra civil en Azafrán. Su llegada remueve los cimientos del pueblo y los de sus habitantes, saca a la luz recuerdos olvidados, polvo y cenizas que gritan su verdad callada. Vuelve el miedo, la angustia, las deudas de sangre sin pagar…. Paula no sabe que descubrir el pasado la avocará a un inminente peligro en el presente.

La narrativa, en tres voces, nos desvela con crudeza la violencia sobre los muertos, que se va conformando a través de la investigación y que ellos mismos nos cuentan, algunos tan reales y cercanos como el de la fosa de Milagros, el sonajero, la historia del peón caminero; también la realidad del entorno y sus vecinos que también tienen mucho que contar y, tal vez, mucho que callar. Pero va mucho más allá, porque en los vivos también quedó impregnada la huella de la ignominia, del silencio cómplice, del adorno y abrillantamiento de una realidad hasta convertirla en ficción. Y es que, mal que nos pese, todos fueron perdedores, física, moral o humanamente perdedores de vida, de opciones, de sueños, de dignidad.

Con “pequeñas mujeres rojas” Marta Sanz nos acerca, con un exuberante despliegue verbal, y de forma intensa, interiorizada en lo más profundo, a veces impúdica y hasta de un realismo que duele en la propia carne, en el laberinto de las fosas comunes, fruto aciago de la guerra civil, y de las vivencias de las mujeres en la retaguardia, en el frente de la soledad, hambruna, sacrificio y violencia más allá de lo físico (que no fue poco) por las que discurrieron sus días de conflicto y de los que aún hoy tienen mucho que contar desde esas tumbas olvidadas.

Marta Sanz Pastor (Madrid, 1967), doctora en Filología Hispánica, comenzó su carrera literaria cuando se matriculó en un taller de escritura de la Escuela de Letras de Madrid y conoció al editor Constantino Bértolo, quien publicó sus primeras novelas en la editorial Debate. Ha recibido importantes premios, como el Premio Herral de de novela (2015), el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o el XI Premio Vargas Llosa de relatos. Fue finalista del Premio Nadal (2006) y en 2013 ganó el Premio Cálamo en la categoría Otra mirada​. Es crítica literaria en distintos medios (entre otros, en el suplemento Babelia de El País, la revista Mercurio o la página La tormenta en un vaso). Ha ejercido la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y ha dirigido la revista literaria Ni hablar.




viernes, 20 de agosto de 2021

El chico de las bobinas

 


El chico de las bobinas, de Pere Cervantes

Por Guillermo Muñíz

 Publicada en 2020, es la última novela hasta la fecha de un autor bien conocido y querido en nuestro club. Barcelonés, en torno a los 50, y además de escritor, policía especializado en ciberdelincuencia. Ya ha estado con nosotros, y hemos leído y comentado alguna novela suya: No nos dejan ser niños y Tres minutos de color, si no recuerdo mal. Ambas fueron bien acogidas por la parroquia negrita. Y esta, en mi opinión, es aún mejor.

La historia arranca con un crimen, y hay un misterio que desvelar; así la incluimos en nuestro género, aunque tenga muchas más cosas, como debe ser.

Se desarrolla entre 1945 y 1949 en Barcelona, con dos breves saltos en el tiempo. Incluye además un apéndice que se desarrolla en la actualidad.

En un barrio céntrico y pobre, de esos que hoy día ya no lo son, vive Nil Roig, que en 1945 cumple 13 años. Vive con su madre, Soledad. El padre, David, está desaparecido desde el final de la guerra. Anda por ahí con los maquis luchando contra un régimen triunfante, aún en fase de represalias a perdedores, delaciones y demás. Es buscado y perseguido por causas políticas, sí, pero no solo por eso. En realidad también es perseguido por lo de siempre, por esas dos cosas que mueven al hombre desde que el mundo es mundo. Y hasta ahí puedo contar.

A Nil, teórico protagonista de la novela, le falta un brazo. Se gana los cuartos llevando en bici bobinas de películas a las salas de proyección, y con eso ayuda económicamente a su madre, Soledad, que trabaja en una carpintería llevando la gestión del negocio, que va sobreviviendo como puede.

Nil es testigo de un crimen en el portal de su casa, y la víctima, antes de morir, menciona el nombre de su padre, le da un objeto que será de enorme importancia en la trama, y que buscarán los malos.

Esa trama va adquiriendo cada vez un interés mayor, según van apareciendo personajes y datos. Junto a Nil y su madre, hay un buen grupo de personajes.

Los buenos, el entorno de Nil y Soledad, son a cual más entrañable, y a cual más desgraciado, os podéis imaginar. Supervivientes de todo pelaje. Hay héroes, hay hasta algún pillo, la gente se busca la vida. Y hay mucho, mucho amor en ellos. Algunos son de los que te recuerdan que sí, que hay gente que merece la pena en todas las circunstancias, por desfavorables que sean.

Los malos: alguno también es un desgraciado, pero es de los que te recuerdan que no, que hay gente que no merece la pena en ninguna circunstancia. Otro es un mierda, sin más. Y el más malo es, además de malo, repugnante.

Los personajes están bien construidos, algunos quizá estereotipados, pero sirven muy bien para estructurar y contextualizar el relato.

Además de esos supervivientes, hay luchadores clandestinos contra el régimen, nazis reciclados que iban estando cada vez menos cómodos en esa España de los cuarenta, pero que se las apañan para seguir viviendo muy bien, policías corruptos, delatores y todo lo necesario para la trama.

Y hay muertos, violencia y sordidez. Tenemos la falta de respeto a la mujer, el abuso de los triunfadores sobre los perdedores, el rechazo y vejación a personas de sexualidad diferente, violencia policial. No escatimamos detalles desagradables, de hecho la novela es sórdida en muchas fases. Hay mucho odio, hay mucha sed de venganza. Pero también hay justicia, hay esperanza, y mucho amor, como os he dicho antes.

La novela es, por supuesto,  un retrato muy bien ambientado de una Barcelona sombría de los años 40. Pero la verdadera protagonista de la novela, Soledad, nos recuerda que esta historia es sobre todo un tributo a las mujeres que saben sobrevivir con dignidad en las situaciones más adversas. A las que, como bien dice el autor, siempre construyen. Personaje enorme, no perfecto, no exento de aristas, obviamente, pero en todo momento admirable.

Y hay un omnipresente tributo al cine, a la fábrica de evasión y sueños en esos tiempos turbulentos. Y a la profesión de actor de doblaje, y cuento más. No faltan guiños: se menciona a Carmen Laforet, cronista inolvidable de una Barcelona gris, hay un “ cameo “ de un jovencísimo Fernán Gómez, y está también Cinema Paradiso, aunque lógicamente sin mencionarla.

El epílogo, que se desarrolla en la actualidad, explica, yo creo que innecesariamente, lo que la novela es y quiere ser, y además pretende hacernos ver que estas historias se deben seguir contando, y no deben dejar de contarse. Y hay causas que son intemporales, y por tanto hoy día vigentes, que no hay que dejar de atender. Esos personajes, creíbles todos ellos, lo merecen.

La sensación de que es una “peli que ya hemos visto” es inevitable. Rara es ya la novedad, a estas alturas. No es la originalidad su mayor virtud, pero sí lo es su intensidad, su credibilidad, y su voluntad de reconocimiento y respeto.

No os la voy a recomendar como amable lectura playera de verano, pues es sombría, aunque tenga también sus puntos luminosos. Pero sí os recomiendo que la leáis, sin duda. Y me alegro de ver superarse a un buen escritor.


lunes, 16 de agosto de 2021

Soy tu mirada

Soy tu mirada, de Cristina Higueras.

Por Leonilde Álvarez Guijarro

 

Cristina Higueras (Madrid, 1961) es actriz y escritora de novela negra. En 2015 publicó su ópera prima, El extraño del ayer. Su segunda obra, El error de Clara Ulman (2018), fue finalista del Premio Celsius de la Semana Negra de Gijón y Soy tu mirada (7/7/2021) es su tercera novela, escrita durante la pandemia.

En este libro hay dos historias que representan el presente y el pasado, la necesidad de justicia y la influencia de las redes sociales.

En el presente, Nora Salinas es una jueza famosa por instruir un caso de corrupción política que cae en la tentación de abrir una página de contactos donde conocerá unos ojos que parecen observarla y saber todo sobre ella y su marido, un relevante político. A la vez empiezan a pasar cosas extrañas en su entorno que hacen que se sienta vigilada y en peligro.

El pasado es un cuaderno que nos habla de la vida de unas adolescentes en el instituto, del acoso que sufre una de ellas y de la necesidad de justicia sobre las acosadoras.

La autora utiliza la primera y la tercera persona para diferenciar el pasado y el presente; nos presenta dilemas morales y sociales, ya que empatizamos con ambos personajes; nos hace reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos y la vulnerabilidad que nos amenaza en las redes sociales.

Cristina Higueras  se ha basado en hechos que vemos en las noticias de todos los días, se ha documentado sobre el funcionamiento de los juzgados y ha conseguido una historia que nos resulta familiar y cotidiana. Su lenguaje es claro y directo y la trama ha querido que sea un rompecabezas en el que participen los ojos que miran y que no pueden parar de leer.

En consecuencia, ten cuidado porque siempre hay unos ojos que te estarán juzgando.


martes, 10 de agosto de 2021

Lo que la marea esconde

 

Lo que la marea esconde, de María Oruña.

Por Cristina Asensio.

 

María Oruña es una escritora gallega (Vigo, 1976) autora de la saga “Puerto escondido” de la que esta novela es la cuarta entrega, todas ellas ambientadas en Cantabria.

Actualmente se dedica a la escritura a tiempo completo, pero antes trabajó diez años como abogada laboralista cuya experiencia la llevó a escribir “La mano del arquero”, autopublicada con seudónimo en 2013, trata el tema del acoso laboral. Otra de sus novelas, “El bosque de los cuatro vientos”, de 2020, le ha otorgado fama internacional ya que el trasfondo histórico de la misma, una leyenda gallega, se reveló como real al encontrarse, dos meses después de su publicación, cuatro de los nueve anillos milagrosos de Santo Estevo de Ribas de Sil, mientras se llevaban a cabo unas obras de restauración en el monasterio del mismo nombre.

Las razones por las que recomiendo “Lo que la marea esconde” son varias. La primera, porque me ha gustado mucho. La segunda, porque, en palabras de la autora, es un homenaje a los clásicos de la primera mitad del siglo XX, principalmente a las novelas de misterio de “habitación cerrada”. Siguiendo con sus declaraciones, así como Agatha Christie se inició en la escritura tras leer “El misterio del cuarto amarillo” de Gaston Leroux, aceptando el desafío de su hermana de escribir una novela en la que fuera capaz de plantear y resolver un misterio semejante, ella se planteó el mismo reto en esta interesante novela.

El resto de las razones para recomendar esta obra las iréis descubriendo vosotros mismos a medida que os adentréis en su cuidada escritura, la maravillosa ambientación y los temas que se van desgranando a lo largo de su lectura.

Al comienzo de la historia un grupo selecto de invitados a dar un paseo y cena en la goleta La Giralda, propiedad del Real Club de tenis de Santander, se encuentra reunido en el comedor de la misma. La presidenta de dicho club, Judith Pombo, se ha retirado a un camarote a revisar su correo. Un grito de la misma les hace acudir en su ayuda, pero la puerta está cerrada por dentro. Una vez la tripulación consigue echarla abajo descubren que la mujer está muerta y la herida que presenta el cadáver hace pensar que se trata de un asesinato. Todos están desconcertados, ya que el crimen resulta inexplicable.

Con esta premisa arranca la investigación policial, a cargo de la teniente de la Guardia Civil Carolina Redondo.

La trama va avanzando a medida que lo hacen las pesquisas, con el descubrimiento de lo que esconde cada uno de los personajes. Todos parecen tener motivos para odiar a Judith, unos más sólidos que otros, cuya relación con la víctima conocemos a través de diálogos retrospectivos con la misma, utilizando la técnica de flashback, que nos permiten tener una visión bastante clara del carácter de esta mujer, que no goza del aprecio de los que la rodean.

Con cada una de las pruebas que van apareciendo y los acontecimientos que se narran, nos implicamos en el intento de resolver el misterio, elaborando teorías, dirigiendo nuestras sospechas a unos y otros, afianzándonos en suposiciones o desistiendo de las mismas.

Paralelamente a la investigación policial vamos conociendo la tragedia que Valentina Redondo vivió recientemente. Una pérdida irreparable que la ha dejado abatida, sumida en la culpa y desconsuelo, y que la ha llevado a tomar una decisión personal muy dolorosa.

Entre estos dos aspectos va fluyendo la novela, narrada en tercera persona, entremezclando la historia personal de la investigadora con la profesional, creando interés y expectación en un recorrido íntimo por el personaje, que dista mucho de la joven que conocimos en “Puerto escondido”, a la vez que la investigación nos lleva a otro recorrido, el de los lugares más emblemáticos de la bella ciudad de Santander, a sumergirnos en su pintoresco paisaje, playas y acantilados.

Los quince capítulos de que consta la obra van introducidos por extractos de conocidas novelas de, más conocidos aún, autores del género de misterio y policial, a modo de avance o pista sutil de lo que nos vamos a encontrar en ellos y que los lectores del género reconocemos, recordamos y disfrutamos.

Por último, quiero decir que la resolución del caso me ha parecido muy interesante y distinta a cualquiera de las soluciones que han aportado los autores que han tratado el tema.


miércoles, 4 de agosto de 2021

Cava dos fosas

 

Cava dos fosas, Félix García Hernán.

Por Olmos Castro.


Esta es la novela negra con la que finalicé el tedioso 2020 y creo que fue una de mis mejores lecturas.

 Félix García Hernán propone una obra en dos tiempos, con los mismos personajes y su evolución temporal, ambientada en los años de la Transición Española y en la época actual.

Con capítulos cortos y ágiles, García nos cuenta la historia del comisario Javier Gallardo, licenciado en psicología y número uno de su promoción en la policía, que tras un currículum envidiable, rodeándose de los mejores y con amistades que lo acompañan hasta dejarse la piel, literalmente, decide tomarse un descanso. Retirarse al  apartado valle de Arán, entre Boi y Taull, presentándose a los paisanos como escritor,  y manteniendo una incipiente amistad con Mosen Estanis, el párroco local. De repente, Gallardo desaparece de la casa rural que tenía alquilada, por lo que el cura se pone en contacto con su compañero Raúl Olaya, tras descubrir que le ha mentido en lo referente a su dedicación.  Entonces se pone en marcha la maquinaria de la novela, una historia de venganza, urdida durante más de 20 años en la cárcel por un personaje peculiar, avalado por los poderes fácticos, cuando en la recién estrenada democracia, allá por los años 80, Diego López de Arbeloa y sus secuaces cometen un delito, dan una paliza a una pareja homosexual en el parque del Retiro, que resulta en la muerte de uno de ellos y quedando el otro gravemente herido, pero siendo capaz de identificar a los autores, por lo que los mandos policiales afines al régimen, los restos del franquismo en las instituciones, apartan a Gallardo del caso. Éste siempre ha sido un agente honesto, justo y entregado, con fama de rojillo. Le acompañan sus compañeros Carmen Núñez de Quiroga y Fernando Luengo.

En dos tiempos conecta ambas historias, la actual, un secuestro claustrofóbico, y el pasado de la investigación, conociendo como estaba la sociedad de la época y las instituciones. Con diálogos concretos, una buena estructura, personajes definidos y un final redondo, la novela se devora, no queriendo acabarla por la sensación que nos deja el saber que la próxima lectura igual no nos gustará. Os animo a leerla, a participar en el viaje por el tiempo de nuestra historia reciente que nos propone Félix García, cuyos  derechos para llevarla al cine ya ha comprado Atresmedia, con la dirección de David Pérez Sañudo, ganador del Goya al mejor guion adaptado por "Ane". 

 Y si nos quedamos con ganas de más, siempre podemos aventurarnos en la segunda entrega de Javier Gallardo, publicada hace unos pocos meses también por la editorial Al revés: Pastores del Mal (2021).

 Félix García Hernán (Madrid, 1955), licenciado en derecho y con ejercicio profesional en el sector hotelero, ha sido director del hotel Urban, Only You y el Vila Real entre otros. Desde siempre ha sido un lector voraz, y se dedica a escribir en sus ratos libres, teniendo en su haber ya cinco novelas.