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martes, 24 de agosto de 2021

Pequeñas mujeres rojas

 


Pequeñas mujeres rojas, de Marta Sanz.

Por Ana Quirós.

 

Paula Quiñones, inspectora de Hacienda, salta a las antípodas de su rutina acudiendo como voluntaria a la localización de fosas comunes de la guerra civil en Azafrán. Su llegada remueve los cimientos del pueblo y los de sus habitantes, saca a la luz recuerdos olvidados, polvo y cenizas que gritan su verdad callada. Vuelve el miedo, la angustia, las deudas de sangre sin pagar…. Paula no sabe que descubrir el pasado la avocará a un inminente peligro en el presente.

La narrativa, en tres voces, nos desvela con crudeza la violencia sobre los muertos, que se va conformando a través de la investigación y que ellos mismos nos cuentan, algunos tan reales y cercanos como el de la fosa de Milagros, el sonajero, la historia del peón caminero; también la realidad del entorno y sus vecinos que también tienen mucho que contar y, tal vez, mucho que callar. Pero va mucho más allá, porque en los vivos también quedó impregnada la huella de la ignominia, del silencio cómplice, del adorno y abrillantamiento de una realidad hasta convertirla en ficción. Y es que, mal que nos pese, todos fueron perdedores, física, moral o humanamente perdedores de vida, de opciones, de sueños, de dignidad.

Con “pequeñas mujeres rojas” Marta Sanz nos acerca, con un exuberante despliegue verbal, y de forma intensa, interiorizada en lo más profundo, a veces impúdica y hasta de un realismo que duele en la propia carne, en el laberinto de las fosas comunes, fruto aciago de la guerra civil, y de las vivencias de las mujeres en la retaguardia, en el frente de la soledad, hambruna, sacrificio y violencia más allá de lo físico (que no fue poco) por las que discurrieron sus días de conflicto y de los que aún hoy tienen mucho que contar desde esas tumbas olvidadas.

Marta Sanz Pastor (Madrid, 1967), doctora en Filología Hispánica, comenzó su carrera literaria cuando se matriculó en un taller de escritura de la Escuela de Letras de Madrid y conoció al editor Constantino Bértolo, quien publicó sus primeras novelas en la editorial Debate. Ha recibido importantes premios, como el Premio Herral de de novela (2015), el Ojo Crítico de Narrativa (2001) o el XI Premio Vargas Llosa de relatos. Fue finalista del Premio Nadal (2006) y en 2013 ganó el Premio Cálamo en la categoría Otra mirada​. Es crítica literaria en distintos medios (entre otros, en el suplemento Babelia de El País, la revista Mercurio o la página La tormenta en un vaso). Ha ejercido la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid y ha dirigido la revista literaria Ni hablar.




5 comentarios:

Anónimo dijo...

Otra buena reseña de nuestra amiga asturiana. El tema por conocido no deja de impactarnos y me llama la atención lo de las tres voces. Encima fue finalista del Premio Hammett de Gijón.
José Ángel

Leoleo dijo...

Me la apunto

Cristina dijo...

Desde Black, black, black no he leído nada de la autora. Tras esta estupenda reseña tendré que remediarlo.

Meadows dijo...

Estupenda reseña y un libro más a la lista

Almudena ; dijo...

Gran reseña!! Ya me ge comprado el libro!!