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sábado, 18 de abril de 2020

Encuentro especial con Alberto Val



El  viernes  24  de  Abril  a  las  19 h  en  Prison  Read,  el  club  de  lectura  virtual  de  las  Casas  Ahorcadas,  tendremos  un  encuentro  especial    para  conmemorar  la  semana  del  Día  del  Libro  comentando  Purgatorio  con  el  periodista  conquense  Alberto  Val.

Despiertas.  Abres  los  ojos  y  no  recuerdas  nada.  No  sabes  quién  eres,  ni  dónde  estás.  Te  duele  la  cabeza,  te  han  drogado.  Miras  a  tu  alrededor.  Nueve  desconocidos  te  rodean.  Nueve  hombres  que  están  empezando  a  despertar  como  tú,  sin  recuerdos.  Aunque  cuando  lográis  hacer  memoria,  preferiríais  no  haberlo  hecho.  Porque  vuestro  último  recuerdo  es  en  la  cárcel.  Os  habían  condenado  a  muerte.
Pero  ahora  no  estáis  en  una  celda,  estáis  en  una  casa.  Una  casa  de  mil  metros  cuadrados  con  todas  las  comodidades.  Todas,  salvo  ventanas  y  puertas.  Estáis  atrapados.  Y  rodeados  de  cámaras.  Ya  no  estás  tan  seguro  de  haber  abandonado  la  prisión.
De  pronto  se  enciende  una  televisión.    En  pantalla  aparece  un  hombre.  Lo  conoces.  Todo  el  mundo  lo  conoce.  Es  Philip  Julious  Spencer,  el  presentador  más  famoso  y  excéntrico  del  mundo.  Y  suelta  la  bomba: estáis  en  un  concurso  llamado  Purgatorio.  Un  reality  show  para  condenados  a  muerte.  Y  la  audiencia  será  el  jurado  que  decida  quién  continúa,  quién  sigue  viviendo.  Y  solo  puede  quedar  uno.  El  ganador  logrará  lo  que  todos  ansiáis: la  libertad.

Esta  es  la  sugerente  premisa  de  Purgatorio,  un  thriller  frenético    con  más  vueltas  de  tuerca  que  un  capítulo  de  Bricomanía    y    el  estilo  visual  de  un  guión  de  televisión.  Porque    leer  este  libro  es  como  ver  una  serie  en  tu  cabeza.    Pero  no  cualquier  serie,  una  superproducción  de  Netflix  o  HBO  donde  los  giros  y  cliffhangers  se  alternan  con  flashbacks  sobre  los  crímenes  perpetrados  por  cada  concursante,  haciendo  que  no  puedas  ni  quieras  parar  hasta  llegar  a  su  lógico  e  inesperado  desenlace      .
  En  suma,  una  lectura  ideal  para  hacer  más  llevadero  el  purgatorio  en  que  vivimos, que  podrás  conseguir  por  menos  de  un  euro  desde  aquí .

Y  para  tomar  parte  en  el  vis  a  vis  con  Alberto  Val  no  tienes  más  que  descargarte  Discord  y  mandarnos  un  correo  antes  del  23  de  Abril  diciéndonos  quién  es  el  ganador  del  concurso.
¿A  qué  esperas?  No  me  digas  que  ahora  no  tienes  tiempo  para  leer!  Quédate  en  casa,  ¡Contágiate  de  la  letra,  y  ayúdanos  a  propagar  el  virus  de  la  lectura!

miércoles, 15 de abril de 2020

Encuentro virtual con Tomás Bárbulo



¿Te gustó el encuentro con Marto Pariente? ¿Te quedaste con la espinita de participar en Prison Read, nuestro club de lectura virtual?
Si es así, no te preocupes. Te recordamos que este viernes 17 de Abril a las 19 h, tienes otra oportunidad de hacerlo, porque comentaremos La Asamblea de los muertos con su autor Tomás Bárbulo.

Es la historia de un grupo de delincuentes de barrio, de Vallecas nada menos, a los que un poderoso joyero hace una oferta que no podrán rechazar: dar un palo por valor de 6 millones de euros en un banco de Marrakech. Y los cuatro amigos, a los que conoceremos por sus motes, El Guapo, El Chato, El Yunque y El Chiquitín, se marchan a Marruecos en un minibús con sus parejas, haciéndose pasar por turistas.
Pero como muchos de los personajes de este ágil y coral thriller no son lo que parecen y las relaciones entre ellos se irán complicando por momentos, si empiezas este libro no podrás dejar de leer hasta saber cómo termina este robo y porqué esta novela se alzó con el Premio Memorial Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón a la mejor primera novela

Para saber más de la novela, te recomendamos la maravillosa reseña de Olmos Castro (http://casasahorcadas.blogspot.com/2019/06/la-asamblea-de-los-muertos-de-tomas.html), Eso, y escuchar completamente gratis la versión dramatizada de la novela, con actores de doblaje de renombre y estupendos efectos sonoros, desde Podium podcast (https://www.podiumpodcast.com/la-asamblea-de-los-muertos/).
Y para participar en el vis a vis virtual con Tomás Bárbulo, no tienes más que descargar discord (https://discordapp.com/download), enviarnos un correo a casasahorcadas@gmail.com respondiendo a la siguiente pregunta: ¿Qué sacó el Saharaui del banco?

Venga, ¿a qué estás esperando?
Y en unos días daremos toda la información sobre el encuentro especial con Alberto Val para comentar Purgatorio el viernes 24 de Abril a las 19 h. Y no será la única sorpresa que hemos preparado para Día del Libro, ¡así que no te vayas muy lejos!

viernes, 10 de abril de 2020

In memoriam



Hola, chatín.
Perdona que haya tardado en escribirte. Llevo desde el lunes tratando de reunir fuerzas para dedicarte unas palabras, y solo conseguía que me salieran lágrimas.
Ya ves, tú que siempre decías que tenía respuesta para todo, y ahora que te has ido me has dejado sin palabras.
Pero es que nunca pensé que tendría que hacer algo así. Y menos que serías tú, el que nos dejarías.
Este club, este blog no estaban pensados para esto. Por muchos años que llevásemos hablando de crímenes y que muchos fueran reales, nada ni nadie podía prepararnos para el asesino más hijo de puta de la historia.
Y menos para que tú fueras una de sus miles de víctimas.
Recuerdo perfectamente el día que nos conocimos. Nueve años, chatín, y parece que fue ayer. Entonces nos reuníamos en el “volao” de la Biblioteca Fermín Caballero. Recuerdo que viniste y nos contaste que te habías apuntado porque te acababas de jubilar como jefe de informática de la Caja, que estabas perdiendo memoria y que tu neuróloga, Lurdes, te recomendó apuntarte a su club para trabajarla.
Tiene guasa, chatín, porque a pesar de que no parabas quieto, en estos nueve años te has acordado de venir muchas más veces que ella.
Y ahora somos nosotros los que nunca podremos olvidarte.
Cómo no recordar tus discursos, en los que tan pronto soltabas alguna soflama comunista como se te escapaba la más castiza de las expresiones de tu querido Chamberí.
Tantas y tantas conversaciones sobre libros, películas o sobre la vida, en bibliotecas, bares y restaurantes.
Tantos y tantos buenos ratos.
Como en el último festival, durante la cena con asesinato, cuando la actriz se te acercó con un arma y le dijiste con tu acento chulapo: ¡que no te acerques, coño! Carlos Augusto Casas, que estaba sentado cerca de mí, no podía parar de reír y de repetir que quería llevarte a su casa.
O como cuando te pusiste a hablar de no se qué camarada del partido con Mássimo Carlotto, como si lo conocieras de toda la vida.
O los meneos que le pegabas a la pobre María Antonia Oliver, que la gente se pensaba que la ibas a descoyuntar.
Joder, chatín, si hubiera sabido que la cena con Anna María Villalonga sería nuestra última cena juntos, me habría sentado a tu lado y no te hubiera dejado marchar hasta cerrar el último tugurio de Cuenca.
Y eso que sabes lo mucho que odio los garitos y que soy de irme a dormir con las gallinas.
Y qué abrazo, chatín, te hubiera dado un abrazo enorme, de oso, como los de Guillermo.
Y un par de besos como los que siempre me dabas tú antes de empezar el club.
Si lo hubiera sabido, chatín, me habría salido contigo a fumar todos estos años, para dar un respiro a tus cansados pulmones.
Mierda, ya estoy llorando otra vez.
 Y eso que cuando Amparo me llamó para decírmelo, me quedé en shock y al principio me sentí culpable de no llorar.
Pero ahora lo que me preocupa no es eso. Créeme, chatín, llevaba años, muchos años sin llorar así.
 Ahora lo que me preocupa, como a ti cuando nos conocimos, es la memoria.
 Que aunque ahora me acuerde constantemente de ti, en algún momento deje de hacerlo.
Y eso no me lo perdonaría.
Por eso he pensado algo. Algo que creo que te gustaría, chatín. Un remedio infalible contra el olvido: crear el Premio Memorial Agustín Lázaro para distinguir a aquellos escritores de nuestro género que, al igual que tú, han dedicado su vida a luchar contra las injusticias.
Ojalá chatín, que allá donde estés puedas leerme, porque las lágrimas no me dejan escribir.
Y que estas palabras valgan por todos los besos, todos los abrazos y todos los buenos ratos que este puto virus nos ha robado.
Descansa en paz, amigo, nunca te olvidaremos.