Por Amparo Prados.
La novela nos cuenta la historia de Marcos, alias
el negro, que después de que en una reunión en su casa aparezca un invitado
desconocido acompañando a una amiga, y un conocido buscando cobijo que dejan en
casa dormido para ir a trabajar, se enteran que la policía les busca, y cuando
esto pasa en un México donde campa la corrupción y no tienes la más mínima
garantía, lo mejor es correr, da igual que seas o no culpable.
Por eso, Marcos Decide ir a casa de un pariente en
el campo, donde no le puedan buscar y conseguir algo de dinero para desaparecer
con su novia. Va a casa de su tío Ramón, un hombre rico, al que hace años que
no ve, y urde una historia para justificar su presencia y sacarle dinero.
Pero cuando
llega, encuentra a su tío impedido y rodeado de otros sobrinos esperando
heredar, a los que no les hace gracia su aparición.
Marcos interactúa
con todos estos personajes, mientras busca resolver su problema, y estas
relaciones resultan bastante curiosas, mostrando la parte humorística de Ibargüengoitia.
Aparecen envidias,
pasiones, intrigas, ambición, todos mienten, ninguno es totalmente bueno o malo.
El libro nos
retrata la vida rural, los personajes provincianos. Como el dueño de la
farmacia, el mejor amigo del tío Ramón, que en algún momento me traía a la
mente al Plinio de Pavón.
Y toda la tensión que se genera, termina con los
Dos crímenes que dan título a la obra, la parte negra de la historia, junto con
la crítica que subyace envuelta en ironía y humor.
La lectura es sencilla, una novela de corte
costumbrista de prosa fácil y directa, pero de buena factura.
1 comentario:
Gracias Amparo, una visión de la obra muy acertada
Publicar un comentario