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domingo, 20 de julio de 2025

 


El eslabón perdido entre Mary Poppins y American Psycho

 


Así es la inclasificable protagonista —y narradora— de la originalísima, en forma y fondo, recomendación que hoy os traemos: la última novela de una de las voces más irreverentes y transgresoras del noir patrio, que ya ha vendido los derechos de adaptación a Hollywood. Un festín de humor negro y casquería que no te dejará indiferente.

 

Victorian Psycho, de Virginia Feito

Por Javier Jaén

 

¿Os acordáis de las institutrices vestidas de negro que salen volando antes de que aterrice Mary Poppins, o de la gran Emma Thompson, con verruga y diente, en La niñera mágica? Pues en este libro hay una igual… bueno, exactamente igual, no.

En un páramo de la campiña inglesa se alza Ensor House, una gran mansión de esas que todos imaginamos al pensar en una casa victoriana del siglo XIX, donde viven los señores y sobreviven el cochero, el ama de llaves, las cocineras y el resto del servicio.

Winifred Notty, institutriz, acaba de llegar para ocuparse de la educación y los modales de los hijos del señor y la señora Pounds. Toda la grandeza familiar es heredada, y se inculcan los valores de la época entre la clase alta: el hijo estudiará lo justo y heredará todo, y la hija aspirará a casarse con un rico al que darle hijos.

Hasta aquí, todo normal. Todo muy victoriano.

Lo que la convierte en una novela dickensiana son sus personajes: repulsivos, altaneros, soberbios, descarnados y a la vez cómicos, por lo absurda que puede llegar a ser la puesta en escena. Y es dickensiana porque refleja claramente las diferencias sociales, la riqueza y la pobreza, la injusticia y las desigualdades.

Dickens era sátira, humor, crítica. Si Virginia Feito lo adereza con dosis de opio, láudano y vísceras, la novela de repente da un giro insospechado… sobre todo si algunos personajes de la casa ocultan perversiones difíciles de imaginar.

Winifred tiene un motivo para llegar precisamente a Ensor House. Un motivo claro y descarnado, marcado por una niñez oscura, de casas de acogida y muertes prematuras. Un motivo que pretende cumplir con gran determinación, pese a que en la casa se reúnan invitados de abolengo aristocrático, con su corte de doncellas y ayudas de cámara, en una Navidad que será irrepetible…para casi todos.

Escrita en primera persona, es la propia Winifred quien narra su historia pasada y su propósito en la casa. También el final lo explica ella misma, con un recurso literario que choca de frente con el pensamiento del lector. Ya me entenderéis…

Esta es una novela que no deja indiferente. A nadie. Y espero que sea para bien. En pocas líneas es capaz de cometer la más desagradable atrocidad y, al mismo tiempo, razonarla de forma irónica y psicopática. Y ocurre varias veces, lo cual te arranca una sonrisa —cuando no una carcajada— por lo inesperado, absurdo e innecesario de la escena. Denota un sentido del humor muy inteligente, sutil y a la vez descarnado, negro y brutalmente macabro.

En esta novela caben la frenología —aquella pseudociencia que relacionaba la forma del cráneo con la personalidad—, el láudano, el opio, cuervos (vivos, muertos… y comidos), desvanes ocultos (y hasta aquí puedo contar), empalamientos, erotismo victoriano, sangre… más sangre… pero también una historia que, desgraciadamente, no pertenece solo al siglo XIX: infancias terribles, maltratos, hijos ilegítimos, padres que matan a sus hijos, casas de acogida del terror… que se transforman en venganza premeditada e ira.

Y tú, lector de esta reseña, dirás que no es posible disfrutar —y reír, a veces a carcajadas— con la forma de narrar de Virginia Feito. Pero créeme: se ríe y se disfruta desde la primera frase (“Muerte por todas partes”) hasta el final.

¿O será que tengo que empezar a preocuparme por si tienes que soportar mi oscuridad… como dice la autora en su dedicatoria?


1 comentario:

Anónimo dijo...

Una reseña oscura como se supone que es el libro. Muchas gracias por darnos a conocer a la autora.