Arrancamos el Verano Negro
con una novela que todos deberíamos leer
Ya lo decían esas grandes
pensadoras —y mejores cantantes— llamadas Sonia y Selena: el verano ya está
aquí.
Y con él, nuestro Verano Negro, la sección de reseñas literarias made
in los negritos de las Ahorcadas.
Abrimos el melón nada más y nada
menos que con la última gran novela negra de la última gran novelista de la
vertiente más sociopolítica y comprometida del género en Francia: Dominique
Manotti.
Un libro que no es para todos, pero que todos deberíamos leer por la estupenda
reseña de Piluca Martino… y a que este otoño tendremos el privilegio de
comentarla con su autora.
Que la disfrutéis. Bon appétit.
Marsella 73, de Dominique Manotti
Por Pilar Martino
Antes de comenzar con la novela, es importante conocer
algunos detalles del contexto político y social de Marsella en los años 70.
Tras la independencia de Argelia en 1962, cerca de un millón de europeos
nacidos allí —los pieds-noirs, o Pies Negros— fueron repatriados
a Francia. Muchos se establecieron en Marsella, trayendo consigo una mentalidad
claramente colonial, racista y antiárabe, además de un fuerte resentimiento
hacia el gobierno francés.
El Estado, lejos de marginarlos, valoró su experiencia como
exmiembros del ejército, de la policía colonial o de milicias paramilitares
como la OAS. Muchos fueron integrados en la policía, la gendarmería o los
servicios de inteligencia, y algunos, con formación militar o policial,
acabaron colaborando con las mafias locales, participando tanto en redadas
antidrogas como en redes de tráfico.
Su hostilidad hacia los argelinos y árabes se tradujo en el encubrimiento de
agresiones, redadas violentas y abusos hacia las comunidades magrebíes. Esta
estructura dio lugar a un entramado de violencia institucional, encubrimiento
sistemático y una ruptura definitiva de la población magrebí con las fuerzas
del orden. Todo ello en el contexto de la famosa French Connection.
Y en esta novela Dominique Manotti reconstruye desde la
ficción una serie de crímenes racistas cometidos en Marsella en 1973.
Ese año, el asesinato de un conductor de autobús a manos de un joven argelino
desató una oleada de represalias racistas: durante semanas, grupos de extrema
derecha, exmilicianos y civiles armados —muchos con vínculos con la OAS y los pieds-noirs—
persiguieron y asesinaron a inmigrantes árabes, mientras la policía miraba
hacia otro lado.
Publicada en 2022 y traducida por Víctor del Árbol, que
firma un excelente prólogo en el que explica las tensiones y desencuentros
entre los distintos cuerpos policiales, Marsella 73 engancha gracias a
este tenso contexto de violencia institucional, racismo estructural y herencia
colonial, envuelto en una trama policial basada en hechos reales.
Está protagonizada por el comisario Théo Daquin,
presentado en novelas anteriores, que se incorpora a la policía marsellesa.
Parisino de origen, debe adaptarse a la ciudad al tiempo que le encargan la
investigación del asesinato de un joven argelino. Su tenacidad y sus firmes
convicciones morales le hacen rechazar la versión oficial de un simple ajuste
de cuentas —sostenida por policía, jueces y prensa—. Acompañado de Grassi,
marsellés y gran conocedor del terreno, y Benôit, un meticuloso analista, consigue
desentrañar la verdad, desmontando la versión oficial y revelando el racismo
estructural que subyace.
Confieso que la primera lectura no fue nada fácil, sobre
todo porque desconocía absolutamente el contexto. Por eso he querido incluir
aquí esta breve explicación previa.
Sin embargo, la novela me ha gustado mucho: primero, porque me gustan los
libros que me aportan datos históricos, especialmente cuando los desconozco; y,
además, me ha encantado la manera en que, denunciando un hecho del pasado, Manotti
conecta de manera contundente con el presente. No podemos olvidar que la
historia es cíclica y que hechos, actitudes e ideologías que creíamos superadas
vuelven a aparecer hoy.
Por último, me ha fascinado la autora. Historiadora y
economista especializada en historia contemporánea, comenzó a escribir ficción
con más de cincuenta años, con una clara intención de denuncia. El racismo
institucional, la corrupción política y policial y el ascenso del fascismo y la
extrema derecha son temas recurrentes en su obra. Su estilo lo definen sus
propias palabras:
“No escribo para distraer, escribo para mostrar lo que se
quiere ocultar”.
Así que os animo a esta lectura que, creo, nos
invitará a pensar y a debatir.
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