No hay
crímenes en Tristán de Acuña, de Alberto Val.
Por Leonilde
Álvarez Guijarro
Cuarta novela del periodista y autor conquense, que
cambia de escenario y nos lleva al lugar más remoto del mundo, y no es una utopía,
sino que existe de verdad; es una isla británica, situada en medio del Atlántico
Sur, con 264 habitantes y donde nunca ha habido crímenes.
Charlie Gordon, policía inglés a punto de jubilarse,
es enviado a esta pequeña isla como último destino para curar la depresión que padece desde la
muerte de su mujer. Poco a poco va descubriendo detalles sobre su aislado destino:
sus habitantes pertenecientes a las siete familias que poblaron la isla, su
sistema económico y su cerveza, que es lo que reconcilia a Charlie con ese
lugar.
El será el supervisor
de las elecciones para elegir al jefe de la isla, y cuando un candidato desaparece,
tiene que iniciar la investigación entre los intereses de las diversas
familias, el deseo de salir de allí de los jóvenes, la especulación urbanística
y el sentido de conservar los valores y tradiciones con las que han conseguido
sobrevivir.
Charlie nos cuenta en primera persona como es vivir
en ese lugar, donde no se cierran las puertas, los recursos son limitados y la
población se adapta a ellos, en el que todo el mundo tiene un huerto asignado
que cultiva para comer y tiene dos ovejas, con curiosas tradiciones y festejos
y… para salvación del policía… ¡hay un bar y una cafetería!
Con gran sentido del humor, lenguaje preciso y ritmo
pausado, Val nos conduce por un paraíso
con varias serpientes, haciéndonos disfrutar de la lectura y participar en el
juego para encontrar al candidato desaparecido.
Un lugar al que os gustaría viajar, pero que solo se
puede visitar con autorización, así que disfrutad de esta hermosa novela…un
poco negra.
Os la
recomiendo por el lugar, la trama y la escritura; ¡más completa imposible!
6 comentarios:
Leyendo esta estupenda reseña veo que Alberto no solo busca sorprendernos con un nuevo escenario en cada novela sino que se afianza como escritor. No me la pierdo.
Genial Leo.
Remoto remoto escenario. 50 litros de whisky per cápita anual. Menudo lugar. Da ganitas de leerla. Buena reseña
Leo una reseña estupenda
Tanto el autor de la novela como la de la reseña, magníficos; a por ella.
Estupenda reseña como no podía ser de otra manera
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