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lunes, 8 de julio de 2019

Prólogo de LA CORDURA DEL IDIOTA de Marto Mariente


Por Sergio Vera 

La novela negra siempre se ha considerado un género urbano.
Toda ciudad que se precie tiene al menos un cronista de sus bajos fondos. Desde Los Ángeles de Chandler y Ellroy, pasando, o mejor paseando, por la Barcelona de Montalbán y Ledesma, la Atenas de Markaris, el Boston de Lehane… podríamos dar la vuelta al mundo en 80 guías noir, siguiendo el rastro de sangre de los grandes maestros del crimen literario.
Pero a pesar de oler a muerto, el género negro está pasmosamente vivo. Por eso, en los últimos años se ha popularizado un movimiento que rompe con esta tradición urbana: el contry noir.
En román paladino, la novela negra rural.
El country noir fue acuñado a finales del siglo XX por el norteamericano Daniel Woodrell, pero ¿realmente es algo tan novedoso como parece?
Porque si echamos la vista atrás, los clásicos están repletos de cadáveres silvestres.
No olvidemos que la Cosecha roja con que, para muchos, Hammett inauguró el género transcurría en la pequeña localidad de Poisonville.
Por no hablar de que Nick Corey, el insuperable psicopaleto ideado por Jim Thompson era el corrupto sheriff de un pueblo de sólo 1280 almas.
Y este año se conmemora el centenario del nacimiento de Francisco García Pavón, el creador de Plinio, la primera serie de género de la literatura y la televisión netamente española, que no transcurría en Madrid ni Barcelona, sino en un olvidado lugar de la Mancha llamado Tomelloso.
Aunque dejando a un lado la controversia sobre su carácter revolucionario, lo que está fuera de toda duda es que los estantes de novedades rebosan country noir. Entonces, ¿Qué tiene de especial La cordura del idiota?
Que no bebe únicamente de esta fuente campestre. También se emborracha del irreverente estilo tarantiniano castizo de Carlos Augusto Casas, para servirnos un nuevo y explosivo cóctel literario, el country Pulp. Hablando del rey de Roma aquí tenéis la reseña que hizo Carlos Augusto que la considera la mejor novela que ha leído en 2019.

Ascuas es un tranquilo pueblucho de lo más profundo de la Alcarria profunda, donde nunca, jamás pasa nada.
Hasta que pasa.
Hasta que El Triste aparece ahorcado.
Entonces todo y todos apuntan a que haciendo honor a su apodo, el loco del pueblo se ha suicidado.
Todos, salvo su amigo Toni Trinidad, el jefe de policía de Ascuas.
Aunque Trinidad no tiene mucha madera de madero que digamos. Un tipo grandote y sin sangre, que pierde el conocimiento con sólo ver una gota.
Y por si el bueno de Toni no tuviera bastante con resolver el primer homicidio de su carrera, tendrá que sacar a Vega del lío en que se ha metido. Porque su alcoholizada hermana Vega ha decidido dejar de ser una perdedora y dar un palo al Colmenero. Y claro, el mayor usurero de Guadalajara no se quedará de brazos cruzados. Atraerá al pueblo un enjambre de esperpénticos matones. Asesinos tan peculiares como unos leñadores vascos fanáticos de Mecano, con más experiencia talando troncos humanos que vegetales.

Pero la segunda obra de Marto Pariente es mucho más que un suculento plato de fiambres para Reservoir dogs. Es un verdadero festín de literatura que alterna con maestría la narración en primera persona de Toni, con la de Vega en segunda y la historia del resto de personajes en tercera, haciendo las delicias de los paladares más exigentes del género .
Y no te tengo más en ascuas
Seguro que a estas alturas, prefieres que sea Marto quien lo haga.

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