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viernes, 25 de noviembre de 2016

Un black Friday con Empar Fernández.


Para celebrar el Black Friday, que mejor que hablar del que compartimos con Empar Fernández la semana pasada.   

Empar Fernández nació en Barcelona en 1962, y es licenciada en Psicología clínica e Historia contemporánea. Desde hace años, compagina su labor como guionista y escritora con la docencia en un centro de secundaria.

Como guionista, ha escrito documentales históricos como “la ciutat foradada”, premio Serra y Moret 1998, y Desde que inició su andadura literaria en el año 2000, con Horacio en la memoria, premio Cáceres de novela, ha publicado una veintena de libros de ficción y no ficción.

Entre sus ensayos, destaca “Planeta ESO” (2003), una reflexión sobre el mundo de los institutos en clave de humor, escrita a cuatro manos con la también profesora Judith Pujadó, que resultó ganadora del premio Pere Quart de humor y sátira.

Y entre sus muchas novelas, no podemos dejar de mencionar “El loco de las muñecas”, finalista del premio Fernando Quiñones 2008, “La cicatriz”, premio Reja dorada de novela breve 2009, así como la trilogía de género negro protagonizada por el inspector Santiago Escalona escrita a cuatro manos con Pablo Bonell.

S.V. A raíz de la ausencia de finalistas con dos cromosomas equis entre los premios de la última Semana Negra, se levantó notable revuelo sobre si existía machismo y diferencias de género en el género escrito en España, ¿cambia en algo tu forma de matar cuando lo haces acompañada de un hombre?
E.F. Sinceramente, creo que no. La diferencia cuando trabajas a cuatro manos y dos mentes, es que todo cuanto piensas y escribes a de satisfacer a dos personas y eso supone una dificultad añadida, indiferentemente del sexo de los miembros del equipo.

 Con “Maldita verdad”, tu última novela, culminas la trilogía de la culpa, que se inició con La mujer que no bajó del avión y La última llamada, ¿por qué la culpa y por qué una trilogía que solo comparte las calles de Barcelona?
La culpa me interesa como tema. Creo que nuestra formación básicamente católica propicia que experimentemos culpabilidad a la menor ocasión, incluso cuando no somos responsables en absoluto de lo sucedido. Muchas de las grandes obras de la literatura abordan el tema de la culpa. Es un sentimiento que todo lo enturbia y enmaraña y que exige una expiación que no siempre es posible.

 Estas tres novelas son criminales, pero no negras al uso, qué significa gris asfalto y porqué esa etiqueta.
A menudo se ha comentado de las novelas de la trilogía que no respondían a los patrones del género negro, y es cierto, pero creo que nos conviene ampliar los límites para que el género no se asfixie y no se convierta en la repetición de una fórmula con más o menos fortuna. Como lectores y expertos insistían en que no podía referirme a novelas negras, acuñé mi propia etiqueta: gris asfalto. Novelas oscuras y muy urbanas, casi novelas de barrio.

 Maldita verdad arranca con que Olga Bernabé, una cuarentona divorciada y hastiada de su trabajo y de su vida, descubre que su hijo se ha suicidado, ¿Cómo se te ocurrió tratar un tema tan duro como ese siendo tú también madre, es que no tuviste suficiente con el de la desaparición de una hija en La última llamada, o es que eres una escritora masoquista?
Me gustan los temas intensos, también como lectora. No imagino nada mucho peor que la muerte voluntaria de un hijo y ligada a ella la necesidad de una explicación que los progenitores consigan entender. Como profesora he tenido algún alumno que ha protagonizado una tentativa de suicidio.

 En Planeta ESO, demostrabas conocer a la perfección el mundo de los adolescentes como el difunto Daniel Carreras, un chaval que apenas habla con su madre, que ni siquiera sabe que tenía novia y que fue víctima de acoso en las redes sociales, ¿tan diferentes pueden ser los adolescentes dentro y fuera de casa como para parecer extraterrestres?
Sí, lo son. La visión que unos padres tienen de su hijo no siempre coincide con la que tienen sus profesores. La adolescencia es la edad de los silencios, la de los secretos y la de los encontronazos con las figuras que representan la autoridad (padres, profesores…) Años difíciles para todos, en especial para el propio adolescente que está creando su propia identidad y que se siente desorientado y maltratado por la adversidad.

A mi juicio, “Maldita verdad” es ante todo una novela de personajes, que resultan muy humanos, especialmente Olga, su exmarido y el detective protagonista, ¿Qué crees que te ha ayudado más para dibujar tan bien su psicología, tu formación clínica o tus años de experiencia como domadora de hormonas?
Creo que los estudios de psicología ayudan a reconocer reacciones y conductas y la experiencia a saber reaccionar frente a ellas. Quizás para escribir una novela resulte más importante la formación psicológica.

Su carismático protagonista, Raúl Forcano, es un neurótico aspirante a detective tan logrado que me recuerda a mí mismo, que a sus treinta años todavía no ha terminado la carrera ni se ha emancipado, con el que compartiremos dudas y obsesiones ¿por qué elegiste un detective tan inexperto y normal, si hoy en día lo que se lleva son los sabuesos traumatizados de vuelta de todo?
Precisamente porque creo que proliferan los detectives de perfil violento que han sido abandonados por sus esposas y se han alcoholizado de pura amargura. Buscaba dibujar un detective low cost completamente normal en su conducta y algo maniático, y eso es lo que encarna el debutante Raúl Forcano.
 
Como el pobre Forcano no tiene donde caerse muerto, su familia le cede el piso de su difunta abuela. Mientras lo remodela, conoce a Alejandra, una preciosa argentina desesperada porque no tiene dinero para pagarse un alojamiento, con la que pronto compartirá casa pero no cama, ¿tan enamoradizos y pagafantas somos los neuróticos?
Sí, en especial los que no han tenido demasiado éxito en sus relaciones afectivas y siente la necesidad de establecer una relación duradera. Raúl se enamora de inmediato de una chica guapa que le presta atención.

También me ha llamado la atención que durante sus pesquisas, este aprendiz de detective menciona manuales de criminología y sus discrepancias con la realidad, ¿has consultado bibliografía o algún detective privado para documentarte sobre el noble arte de buscar cuernos humanos?
Sí, a menudo me asesora un detective privado también autor de novela negra, Vicente Corachán. Para asuntos relacionados con el procedimiento policial en ocasiones recurro a Rafa Melero. Tengo una amiga doctora que responde a mis preguntas y un pariente abogado que también se presta.

 Cuando Forcano descubra al fin la maldita verdad sobre el suicidio de Daniel Carreras, tendrá el dilema moral de revelársela o no a su clienta, porque puede destrozarla, ¿si tú fueras Olga, preferirías las mentiras piadosas o la maldita verdad?
Preferiría la mentira piadosa. Sin duda.

La trama es muy realista y verosímil, y los giros, que los hay y muy logrados, están más relacionados con la personalidad de los personajes que con sus actos, retratando a la gente normal como hacían las novelas de Simenon que tanto le gustan a Forcano, ¿es el creador de Maigret uno de tus referentes literarios?
Sí. Admiro su capacidad de observación de la condición humana. Era un creador incansable y el número de personajes que llegó a retratar magistralmente, infinito. Tiene algunas novelas olvidables, pero era un maestro en el retrato de tipologías humanas.
 
Al margen de la novela, este año has participado en dos antologías de género negro, una de relatos ambientados en Barcelona, algo lógico porque es donde sueles ambientar tus novelas, y otro de cuentos pornocriminales, ¿cómo fue la experiencia de escribir un relato pornoir, tú que, hasta donde sé, no sueles incluir sexo en tus libros?
Fue interesante, un reto. Acabé inclinándome por la vertiente criminal de la propuesta. Es un crimen perpetrado durante el rodaje de una película porno.

 Y hablando ya del futuro, ¿por dónde irán los tiros, veremos más a Forcano, y más sexo explícito? ¿Dejará de ser un pagafantas para ser un rompebragas?
Creo que habrá más Forcano, pero el calendario está por concretar. Seguirá siendo un pagafantas, pero le concederemos una alegría de vez en cuando.

Para terminar, como Forcano es un gran aficionado al género, en Maldita verdad se mencionan algunos libros como los de Philip Kerr, ¿qué novelas crees que nos recomendaría leer el aspirante a detective? ¿Y cuál, tirar a la basura?
La trilogía Berlin Noir de Philip Kerr, no las novelas posteriores, y la obra negra de Hening Mankell, sin dudarlo.

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