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domingo, 20 de noviembre de 2016

Gokumon to. La isla de las puertas del infierno, de Seishi Yokomizo.



Por Fermín Cañizares.

La isla de Gokumón, situada en el Mar interior japonés de Seto, fue bautizada con el nombre de Isla de las Puertas del Infierno  por la Historia turbulenta de sus moradores, a lo largo de muchos siglos de existencia.

Finales de la Segunda Guerra Mundial. Los soldados japoneses vuelven a los hogares que les vieron partir, salvo aquellos que se quedaron en el camino, en lo que fue  una de las experiencias más horribles de la Humanidad.

Entre estos soldados, se encuentra nuestro protagonista, el investigador Kindaichi Kosuke, aunque esta última faceta la desconocen los habitantes de la Isla, de lo que se valdrá para sus indagaciones.

La población de la isla de las puertas del infierno, cual conformación de la Tierra, se formará en diversas capas o estratos a lo largo del tiempo, con la llegada de distintas oleadas de personajes, todos ellos caracterizados por ser gente de mal vivir, desterrados de otros lugares de Japón: nobles caídos en desgracia, delincuentes, asesinos, convictos, piratas …. profesión, ésta última, que ejercieron durante siglos, y que hizo que aunque haya algunas islas muy cercanas, sus habitantes no se aventuraran a ir a Gokumon.

Kindaichi Kosuke, recibe el encargo de su difunto compañero de armas Kito Chimata de ir a su casa con una carta, cerrada, y con un mensaje incompleto, en el que teme por la vida de sus hermanas.

Una vez llega a la Isla, Kindaichi se encontrará una sociedad desconfiada y encerrada en sí misma, pues al no mezclarse con otras gentes, se ha ido formando una sociedad endogámica, impenetrable, con unos personajes y estatus muy marcados, sobresaliendo por su influencia, el Abad del templo Budista, máxima autoridad no solamente en lo Divino, sino también de facto en lo humano.

El autor Seishi Yokomizo nos ofrece una certera visión de Japón. Entre las cosas que podemos  destacar, está la grandísima relación de los Japoneses con la Naturaleza , reflejada en los nombres de las hermanas de Kito Chimata (Luna, Nieve y Flor); en Los Haiku, poemas en los que se  debe hacer mención a una estación del año; en la descripción de los árboles y flores que circundan el templo y los lugares más sobresalientes de la Isla; y en las referencias a flores en los diálogos.

También nos hace un semblante de sus creencias, pues además del Budismo, hacen prerrogativas a numerosos Dioses del Imaginario colectivo ancestral de la Cultura japonesa.

En este ambiente, profundizando en sus símbolos culturales, lleva Kindaichi a buen fin sus pesquisas.

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