Estadisticas

lunes, 15 de julio de 2024

Una novela contra la dictadura argentina. La obra más negra y comprometida de Carlos Salem

 


Aunque el curso pasado lo dedicamos enteramente a la novela negra argentina, eso no significa que la novela negra argentina se nos acabara el curso pasado. De hecho, este año leeremos tres obras de criminales gauchos, y el primero del que os vamos a hablar es de un viejo y querido conocido del Club: Carlos Salem. Tan viejo y tan querido que fue el que bautizó el club allá por octubre de 2010.

Y lo hacemos con una obra muy especial, su libro 50º . Y un número tan especial se merece una obra especial, por eso Salem nos ha regalado su novela más negra y comprometida.

Pero mejor no os digo más, que Rosa Peinado lo cuenta mucho mejor que yo y hasta con acento porteño.

 

TANGO DEL TORTURADOR ARREPENTIDO, de Carlos Salem.

Por Rosa Peinado.

 

Probablemente, si nacés en la Argentina bien mediado el pasado siglo y no anhelás de chico ser astronauta sino escritor, llevas de serie la necesidad de contar esta historia, y no hacerlo de cualquier manera, querrás prepararte para ello, durante 30 años, con un primer acercamiento teatral y 49 libros en la mochila. Y aún con tal entrenamiento, confiesa Salem que los capítulos finales están llenos de palabras empañadas.

Imposible leer esta novela sin tomar conciencia de las cicatrices en cuerpo y alma de los familiares y supervivientes del horror de la dictadura argentina, empatizar con ellos, despreciar a los ejecutores, facilitadores o mandos de cualquier rango que cometieron tales atrocidades.

 

… está oscuro, hace frío, no me puedo mover, estoy atado, tengo miedo y rezo porque no vuelvan a martirizarme, pienso en mi novia, una joven idealista, malos tiempos para pensar… he acabado en un calabozo, se oyen gritos y lamentos sin parar… Cuando temo el peor desenlace, salgo -me sacan- del encierro, pero ya no soy el mismo, o no solo. He sufrido una metamorfosis, ahora me habitan dos personas que se debaten entre sentimientos de culpa y necesidad de venganza.

 

Paradójicamente, hay un desfile de inocentes que carga con una culpa freudiana, autoimpuesta como dolor por haber hecho o dejado de hacer algo, por no haber sufrido o por haberse salvado; mientras, los criminales se intentan exculpar en manidos refugios como el cumplimiento de órdenes, el escalafón, o la salvación de alguna víctima; pero no se sostienen frente a los espejos, que les devuelven la imagen monstruosa de sus miserias. Aunque la coraza más repugnante sea la semántica, el lenguaje al servicio de la apología de la crueldad, “… el desaparecido en tanto esté como tal, es una incógnita, mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está… ni muerto ni vivo, está desaparecido”, Videla dixit.

La sed de venganza, presente en toda la historia como motivo de disputa entre las personalidades del protagonista, se alimenta de la casualidad cuando el azar lo sitúa frente a su verdugo veinte años después y a 10.000 kilómetros de distancia. En ese momento, como lectora me he encontrado bailando un tango a tres, entre medias de torturador y torturado, un tango que no es agradable de bailar y la salida, entre pivotes y enrosques, aboca a la dicotomía de elegir entre seguir adelante desprendiéndonos del pasado, dejando de una vez aquel calabozo que nunca se abandonó del todo, o ya conoces el proverbio, “antes de embarcarte en un viaje de venganza, cava dos tumbas”.


4 comentarios:

Piluca dijo...

Pedazo reseña, Rosa.

Anónimo dijo...

Gracias Piluca

Anónimo dijo...

Magnífica reseña. A leerlo, sin duda. TW

Anónimo dijo...

Ay Rosa, que esta reseña me suena que va a ser duro el libro, de verdad. De esas durezas que parten el alma por lo turbio y lo real.
Salem me suele partir en dos: las ganas de leerlo y disfrutarlo como las ganas de volver la cabeza para no seguir con tanta tortura.
En fin: a leerlo!!
Almudena;