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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Dos negritas, dos psicothrillers


La chica del tren, Paula Hawkings.
Por Leonilde Álvarez.

Paula Hawkins nació en Zimbabue, se mudó a Londres en 1989, donde trabajó como periodista. Este libro es reciente, de este mismo año y habla de la pérdida, de la mentira y de las cosas cotidianas que pueden llevar a un asesinato.

Es un thriller psicológico que se desarrolla en la periferia de Londres, con la ventanilla del tren de las 8.04 como punto de observación de su protagonista Rachel. Una treintañera, divorciada, con problemas por el alcohol, sin trabajo, que echa de menos la vida que tuvo y que perdió. Una mujer que imagina las vidas que ve desde el tren en los adosados que lo flanquean y que a través de la desaparición de una de las mujeres que observaba va a descubrir los engaños que rodean sus vidas, frustrada por su incapacidad de recordar lo que ocurrió la noche clave, mientras su vida es una sucesión de mentiras que no puede controlar.

Nos habla de la veracidad de nuestros recuerdos y de la vulnerabilidad que se siente cuando no puedes confiar en ellos o cuando no puedes recordarlos.

El libro tiene una narrativa clara, al principio un poco lenta, que se va acelerando hasta el final. Hay dos líneas de tiempo y varias narradoras. Los personajes que en su inicio parecen normales, por la presión psicológica resultan cada vez más repulsivos, pero a la vez más reales.

Es un libro que se lee fácil, que entretiene y si habéis tenido alguna vez lagunas mentales u olvidos os dará que pensar.



Ópera Magna, Vicente Marco.
Por Almudena Torrijos.

Esta novela, ganadora del XXIX Premio Jaén de Novela, está Calificada como  “thriller psicológico”. Sobrevuela el mundo de premios literarios (tan conocido por el autor) y el mundo íntimo y familiar de una pareja. La novela relata el encuentro de dos autores en el momento de recoger un premio. Mando Benavides, ganador del mismo y su mujer, Aina, son abordados por Diego Leonarte, finalista del galardón.

La incursión de Diego en la vida de Mando es la misma que la de una gota de agua en medio de una roca: firme, certera y lenta pero imparable.

Diego quiere ser amigo incondicional de la pareja, ¿qué hay de malo tener un amigo fiel y dispuesto a todo por ti?.

La novela está escrita en primera persona, lo que aumenta la tensión psicológica y el entramado inexplicable de sensaciones que el autor siente y que son incomprendidos a su alrededor. Esta forma narrativa nos acerca a la atmósfera asfixiante que vive el protagonista; a esto le ayudan los diálogos cortos y apropiados, las frases breves y certeras que no se pierden en descripciones banales ni pomposas construcciones gramaticales.

Entrar en la mente de Mando, vivir su angustia y sentir sus celos, puede llegar a hacernos entender las oscuras naturalezas que a veces rondan al ser humano.


La novela está bien desarrollada, construida con ritmo ágil y con un final digno del Premio Jaén de novela.

Si aun dudas si leerlo te contaré que el final es inesperado para los que no tienen una mente retorcida y capaz de vivir "vidas paralelas".

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