Estadisticas

domingo, 11 de diciembre de 2011

El club de los martes ya no es lo que era (V):

Tras un largo parón motivado por la escasez de negritos literarios, volvemos a la carga gracias al ingenioso teclado de nuestro paisano juntaletras Mauricio Romero, que vive bajo el anodino pseudónimo de Antonio para evitar el acoso sexual de sus numerosas gruppies, y que, salvo imprevistos de última hora (¡corre, insensato!), será el nuevo fichaje estrella del club.
Y, como propuse hace mucho mucho tiempo, en un post muy muy lejano, de ahora en adelante cada entrega del microcrimen tendrá un título distinto para que, cuando finalmente concluya (y cruzo los dedos para que así sea) elijamos el que más nos guste.
Ni que decir tiene, que vuestras sugerencias serán más que bienvenidas.


La agente especial Asensio, detective de mesa camilla, sacó los pertrechos necesarios y se dispuso a liar un cigarrillo. Estiró el papel con delicadeza en su mano, colocó el tabaco sobre él y añadió el ingrediente secreto que le permitía soportar el mundo cada mañana: un poquito de orfidal. Intuía que iba a necesitar mucha paciencia y alguna química artificial para llevar este caso que tenía todos los ingredientes de una macabra chirigota a la española: ensañamiento, no había visto una cosa igual desde que Fidel Hernández matara a su mujer con una lezna de zapatero, sospechosos a porrillo, nada más y nada menos que un grupo de frikis de los crímenes para los cuales esto era la oportunidad de sus vidas de vivir en primera persona una novela, y para colmo un compañero ciego Llamado Max que se postulaba como estrella que indica el camino correcto por las oscuras vidas de la sospecha y el crimen. Solo le faltaba ya, tener un aborto del mismísimo Espíritu Santo.
Miró a Max, que desplegaba sus cuatro sentidos en la habitación como una mezcla de murciélago y perdiguero de Burgos, y se dispuso a hablar con él. Si iban a trabajar juntos, cosa que temía iba a tener que hacer sí o sí, era mejor dejar las cosas claras cuanto antes, aunque él fuese ciego y lo viese todo oscuro. Las cosas claras, y el chocolate, con churros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenido al club, solo nos faltaba un detective, el grupo de negritos es de lo mas variado.
Amparo

Anónimo dijo...

Simplemente genial ^^ a ver como continua esto
Raquel

cristina dijo...

De verdad que me gustaría escribir un capítulo pero estoy espesa, a ver si la historia avanza y se me ocurre algo.