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sábado, 23 de agosto de 2025

 

La novela más adictiva del año


 Así es la última propuesta de este verano negro. Pura droga narrativa.  Una de esas lecturas ideales para la piscina. Y para la playa. Y para la montaña. Y para quedarse en casa. Y para animar a la lectura a los que no paran por casa.

Para todo eso y mucho más, no se me ocurre mejor novela que la última de Santiago Díaz, la última recomendación de una de las más veter-Anas y queridas del club.

 

Jotadé, de Santiago Díaz

Por Ana Martínez

 

Imagina una noche lorquiana de luna llena. Una gitana de tez de aceituna se acerca a ti y te clava sus ojos negros mientras murmura: “Chelestra, chelestra, malevo. Maldito aquel negrito que no lea este libro”. Correrías rápidamente a comprarlo y no dejarías sin leer ni una coma. Pues bien, olvídate de Lorca. Jotadé te miraría con guasa y te diría: “Negrito, si no lees este libro así te tragues un paraguas y se te abra en el culo, mierdaseca”. Seguramente, esto te inspiraría menos prisa en comprar este libro y leerlo, pero estarías cometiendo un gran error porque te pierdes un rato de los buenos.

Santiago recupera a Jotadé, que recordaréis del universo de Indira, pero no como un simple secundario. En este primer libro de la serie, nuestro amigo se convierte en un protagonista de diez, de los que te cae bien desde el primer momento porque es un tío guapo, gracioso, buena gente, además de gitano y policía. Juan de Dios Cortés no se avergüenza ni de ser una cosa ni la otra, aunque su vida sería más sencilla eliminando una de ellas de la ecuación. Con su sentido del humor nos lleva de la mano por el enfermizo universo del fentanilo, por las malas decisiones y las peores bandas. Con su irreverencia y su afán por saltarse las normas, se ve de lleno metido en la resolución de la muerte accidental de la hija del comisario, al caérsele en la luna del coche las tripas de dos tipos que amanecieron colgando de un puente de la M30. 

Aunque Jotadé basta y sobra para llenar el libro, uno de los grandes dones de Santiago es la creación de personajes. Sufriremos con sus compañeros Verónica Arganza y Lucas Melero, nos reiremos con el fuerte carácter de su ex Lola y nos enterneceremos con sus padres Paco y Flora y sus historias de mercadillo. También recordaremos con nostalgia a Indira a través de Alba, James, Iván y la abuela Carmen o nos mantendremos en vilo con la nueva vida de Lucía (aunque no es necesario haber leído la trilogía de Indira para seguir este libro, se agradecen los guiños a los que somos fieles). Y por no hablar de los malos, o no tan malos, porque nada es nunca lo que parece en las novelas de Santiago.

Pero, según mi opinión, aunque sin esos personajes nada sería lo mismo, lo que provoca el gran éxito de las novelas de Santiago Díaz (y he leído todas) es su habilidad para crear tramas trepidantes, inesperadas y sorprendentes. Jotadé es de esas historias que te atrapan y te dejan con dolor muscular un tiempo porque no puedes parar de leer hasta el final. Además, no es la típica novela que devoras y olvidas casi a la vez, deja poso y te hace pensar. Te replanteas los prejuicios que tenemos y la sociedad en la que vivimos. Y, encima, te hace reír pues sentido del humor es lo que no le falta a Jotadé, pese a todo, pese a todos.

Si no os he convencido con esta reseña, estad tranquilos, no os haré ninguna maldición. Solo os diré que vosotros os lo perdéis, porque este libro es de los que merece la pena y mucho. Palabra de negrita.

jueves, 14 de agosto de 2025

Una novela que nos devuelve el gozo de la lectura

 


Esa es la propuesta de esta semana, cortesía de una de las negritas más aplicadas e implicadas de la tribu. Un thriller gallego al que no podrás decir, puede que sí o puede que no.

 

Un fuego azul, de Pedro Feijoo

Por Rosa Peinado

“Aunque me rompas el cuerpo, no doblegarás mi alma” — Víctor Frankl

Hay vidas marcadas por el terror, el miedo y la falta de oportunidades. Encontramos adultos que se han quedado anclados en su niñez: una niñez brutal, llena de “fuegos azules”, que no han podido evolucionar como seres humanos y se han convertido en personajes heridos, quebrados y marcados por un ciclo vital sin salida.

Esta historia comienza con el hallazgo de unas víctimas: todas ancianas e indefensas. Las acompañamos en el periplo de un castigo cruel y nos metemos en la piel de su sufrimiento. Nos llena de rabia. Podría ser el vecino de enfrente o la ancianita que te encuentras al comprar el pan. Nunca sabemos si compartimos nuestro entorno con un ángel… o con un monstruo. Durante este recorrido hay momentos en los que resulta difícil continuar leyendo por la dureza de las situaciones, pero debemos seguir, como lo han hecho los verdugos.

A medida que avanzamos en la trama, vamos descubriendo un compendio del MAL, la depravación y las miserias humanas. Vemos como esas “manos cortadas”, en lugar de servir para acariciar, cuidar y ayudar, se han dedicado a golpear, humillar, explotar y abusar.

Como lectores, vamos por delante: disponemos de más información que los propios investigadores, gracias a los narradores que nos revelan pensamientos y hechos ocultos. Viajamos del pasado al presente, sumergidos en esta historia donde reina el miedo, donde conviven depredadores salvajes y seres indefensos.

Dentro de los numerosos giros de la novela, llega un momento en el que podemos incluso cambiar de bando y unirnos a los ejecutores. ¿Por qué no?, por una vez estar del lado de la “justicia divina”.

¿Lograrán nuestros personajes su objetivo después de consumar la venganza?... ¿O simplemente seguirán rotos, sin consuelo, mirando un punto fijo en la lejanía del mar?

Pedro Feijoo nos ofrece una lectura fluida, cargada de suspense, dura, con giros sorprendentes y un final coherente con esta terrible historia.

Este autor gallego se presenta en las redes sociales como “hombre lobo, corrupto, psicópata, kamikaze enamorado, corsario, ladrón, bastardo y maleante. De momento sólo en las novelas. De momento…”

Nuestro querido Domingo Villar dijo de la novela: “Con cada giro de la historia, Feijoo va apretando una soga que termina por dejarnos sin respiración, asomados al abismo.”

Y nuestro gran Manuel Rivas se refirió a “Un fuego azul” de esta manera: “Pedro Feijoo nos devuelve el gozo de la lectura, esa aventura irrepetible hacia lo desconocido.”


lunes, 4 de agosto de 2025

 


Vuelve el finalista del Tormo Negro

Vuelve Pere Cervantes, el autor que nos encandiló con El chico de las bobinas, que a punto estuvo de alzarse con nuestro premio. Y lo hace con una precuela espiritual de ésta que ningún amante de la literatura debería perderse. Y si no me creéis, mirad lo que dice nada más y nada menos que una de nuestras socias fundadoras y pilar básico del club, la gran  Ampaoirot.

 

 

Me olvidé del cielo, de Pere Cervantes

Por Amparo Prados

 Son los años 20 del siglo pasado en Barcelona. Allí regresa Basi Bosc, convertido ahora en policía, tras haber dejado atrás su barrio de infancia, el distrito V. Un barrio marginal donde la pobreza, la prostitución y las drogas conviven con la lucha por la supervivencia.

 Basi vuelve con la misión de encontrar a la hija de un importante industrial, secuestrada en un cine. Pero ese caso no solo lo lleva por los rincones más oscuros de la ciudad, sino también por los de su propia memoria.

El reencuentro con su pasado es inevitable. Vuelven a su vida los rostros, las voces y los silencios de quienes compartieron con él una infancia marcada por la precariedad y el abandono. A medida que avanza en la investigación, Basi no solo trata de resolver un crimen, sino también de reconstruir su identidad, enfrentándose a los traumas que lo empujaron a huir a Madrid años atrás.

Pere Cervantes nos sumerge con gran sensibilidad en un retrato vibrante de la Barcelona más sórdida, con una ambientación minuciosa que mezcla realidad y ficción de forma natural. Su pluma, ágil y evocadora, nos hace transitar por las calles del barrio chino, sentir el peso de la época y conocer de cerca a personajes que respiran verdad, complejidad y humanidad.

Una de las grandes virtudes de esta novela es cómo el autor logra que el lector se sienta parte del entorno, como si formara parte de esa pandilla del pasado de Basi, como si hubiera recorrido también esas calles estrechas y peligrosas.

Además, tanto la literatura como el cine tienen un papel importante en la historia. No son solo referencias culturales, sino elementos clave en la vida emocional de los personajes, que encuentran en ellos una forma de resistir, de soñar y de sobrevivir. Son, en cierto modo, su manera de no olvidarse del cielo.

Me olvidé del cielo no es solo una novela negra con tintes históricos. Es una historia sobre el regreso, la culpa, la redención y la posibilidad —o no— de cerrar heridas del pasado. En esta obra encontramos personajes que ya conocemos de su libro “El chico de las bobinas, ambientado años después. Estos libros tienen vínculos pero son independientes, sus obras anteriores tocan temas muy distintos.

Una obra madura, profunda y emocionante que confirma a Pere Cervantes como uno de los autores más sólidos y sensibles del panorama actual. Pere empezó compaginando su carrera literaria con su trabajo como policía de delitos informáticos, actualmente está dedicado a la escritura. Me encanta ver cómo ha crecido desde que lo conocí en sus inicios, como evoluciona y cambia de registros ganando con los años, a esperar la próxima.